Sin carbón no hay Reyes Magos.
La mayoría de nosotros, lloramos desde niños si nos regalan carbón o nos sugieren que puede ser el único regalo garantizado que tengamos la noche de Reyes. No aceptamos el sufrimiento, intentamos escapar de él como si de un monstruo se tratase.
La psicología distingue entre sufrimiento imaginario y sufrimiento real. El imaginario no se basa en la realidad, es un sufrimiento que nuestra imaginación inventa, crea o bien interpreta de forma negativa y dramática un hecho real exento de significado. La mayoría de los problemas diarios, suelen ser simples contratiempos que nuestra mente transforma en grandes sufrimientos. Muchas veces de forma automática, ante situaciones adversas reales, sufrimos como respuesta, unas adversidades imaginarias que sólo existen en nuestra cabeza. Casi podría asegurarse que la mayoría de nuestro sufrimiento es exclusivamente mental.
La deformación de la realidad es importantísima para entender el sufrimiento, pues una persona con esquemas mentales negativos, sufriría gratuitamente y en mayor grado que una mente con creencias positivas.
Los sufrimientos reales, se basan en su mayoría en conductas erróneas. Cuando cometemos errores, o tomamos decisiones equivocadas, o practicamos hábitos desaconsejables que interfieren en nuestra manera de pensar y vivir, nos resulta mas fácil encontrar un sentido o explicación para nuestras desgracias. El saber un por qué, hace que nuestros sufrimientos más soportables. Nadie castiga nuestra conducta por errónea que sea, simplemente sucede que toda causa tiene su efecto, o que sembramos lo que cosechamos, por ello somos responsables de nuestro sufrimiento, aunque resulte más sencillo quejarnos del destino o de un Dios que impone justicia.
Si comprobamos que muchas acciones provocan dolor y pena, y nos planteamos evitarlas, empezaremos a comprender el principio fundamental de nuestra evolución. Pero el deseo de huir de las penalidades es un arma poderosa para evitar la repetición de conductas que llevan al sufrimiento.
Ningún ser humano puede ver la realidad tal y como es, sino que lo que vemos de ella es justo lo que proyectamos.