Te quiero porque, siendo libre, te elijo a ti

¿Te quieres? ¿Y quieres a tu pareja? ¿O realmente decides quedarte ahí por costumbre y miedo a lo que pudiera venir? Te hago un adelanto: Lo que puede llegar, seguramente sea más saludable que mantener una relación por dependencia.
Te quiero porque, siendo libre, te elijo a ti
María Vélez

Escrito y verificado por la psicóloga María Vélez.

Última actualización: 30 abril, 2020

¿Elijo la pareja por lo que es o por depender de ella? El amor es complejo, y lo es por varias razones. Cuando uno entra en sus dominios lo hace con unas expectativas, normalmente positivas, pero que no siempre acaban por cumplirse.

Aunque lo idea es desear estar con otra persona por cómo es, por qué nos aporta y por cómo somos cuando estamos con ella, hay veces que la realidad muestra otra cara de la moneda. De hecho, es algo muy común.  Nos referimos a las relaciones basadas en la dependencia emocional o en la mentira, donde la propia capacidad de elegir parece haberse evaporado. Ya no es un “te elijo a ti”, es un “dependo de ti”.

Igualmente, las parejas dependientes emocionalmente también son aquellas que se mantienen por tozudez y obstinación, por la rutina del día a día. Por la dependencia creada por estar siempre ahí y el miedo a una vida por su cuenta. Les ata la idea irracional de no poder encontrar a alguien con quien formar una relación distinta a la que en estos momentos mantienen. En definitiva, dependen de una relación tóxica que ha borrado la identidad de uno de los amantes, o de ambos.

La alegría de enamorarse de nuevo

PAreja abrazándose

Romper una relación es algo desagradable, por más que pueda beneficiarnos a largo plazo. Pero sin duda, uno de los aspectos positivos es que ambos ex miembros tendrán la oportunidad de enamorarse de nuevo. De encontrar a una persona especial a la que querer, y le quiera, bien.

No pasa nada si alguien te falla en el amor. Si eso ha ocurrido, es porque no tenía razón de ser, porque no era la persona adecuada para ese momento. Las relaciones que solo se nutren de dependencia, de daños y reproches merecen quedarse atrás. Permanecer en ellas, lejos de curar heridas solo harán que la infección avanzara.

No pasa nada por que te desenamores o decidas terminar. De hecho, con el tiempo darás gracias por la llegada del punto final porque fue el principio de otra historia, o quizás tu propia historia. Seguramente tendrás la alegría de enamorarte otra vez.

 “Coincidir con una persona, mental y emocionalmente, es una suerte, una sintonía asombrosa y casi siempre inexplicable”

-Walter Riso-

Siendo libre, te elijo cada día

Pareja besándose

¿Merece la pena conformarse y continuar con algo que no te hace infeliz por miedo a lo desconocido, o miedo al cambio? Lo que de verdad merece la pena es aprender a querernos a nosotros mismos antes que a nadie más.

Una vez que contamos con este amor propio, será más fácil que en nuestras relaciones busquemos querer y no necesitar, compartir y no secuestrar.

Cambiar relaciones de dependencia por relaciones de respeto, de admiración, ilusión y verdadera compenetración es el súmmum del amor. La posesión y dependencia no hacen más que dañar a uno y a otro, anulando su persona y, en cierta manera, desaprovechando la vida. Una vez nos valoramos a nosotros mismos, empezamos a ser libres. Y es, sólo entonces, cuando seremos capaces de elegir con total voluntad estar con la otra persona.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.