La teoría de la expectativa-valor de Atkinson: ¿en qué consiste?
El ser humano se mueve por impulsos, motivaciones y necesidades -podríamos considerar que todos son vectores de fuerza que encaminan, y en muchos casos determinan, nuestras conductas-.
Desde la investigación científica, se han perfilado varias perspectivas de estudio que tratan de precisar su influencia. Una de ellas es la que estudia los motivos secundarios: aquellos que no están fundamentados por una base biológica, sino que son aprendidos. Al igual que los motivos primarios, los secundarios activan y dirigen la conducta hacia una meta. Siguiendo esta línea, hoy nos acercaremos a la teoría de la expectativa-valor de Atkinson.
La función de estos motivos secundarios no tiene que ver tanto con la supervivencia como los primarios, sino más bien con el desarrollo emocional. Sin embargo, algunos autores consideran que los motivos secundarios se encuentran por encima de los primarios, llegando incluso a condicionarlos.
Una perspectiva clásica es la que considera que los motivos secundarios funcionan como consecuencia de un impulso que genera una necesidad, una necesidad que surge del propio sujeto. Dentro de esta perspectiva, junto con otros autores, se encuentra la teoría de la expectativa-valor de Atkinson.
La perspectiva cognitiva de la teoría de Atkinson
John William Atkinson (1923-2003) fue un psicólogo estadounidense, pionero en el estudio científico de la motivación, el rendimiento y la conducta en el ser humano. Concretamente, estudió la motivación de logro e introduce elementos cognitivos al analizar la conducta centrada en las metas.
La teoría expectativa-valor de Atkinson se basa en elementos cognitivos y es, por tanto, una teoría de corriente cognitivista.
El cognitivismo es una corriente de la psicología que estudia todos los procesos y los elementos que influyen en nuestro conocimiento, y por tanto, de forma indirecta, en la conducta. Estos elementos cognitivos son las expectativas sobre la consecución de una meta y el valor que le damos por alcanzarla.
La teoría de la expectativa-valor
La teoría de la expectativa-valor (1957,1964) propone que la consecución de una meta es el resultado de la multiplicación entre tres componentes: el motivo (o necesidad de logro), la probabilidad de éxito (expectativas) y el valor de incentivo de la tarea.
Así, esta teoría estudia tres constructos: expectativas, valor y motivos. Veamos en qué consisten.
- Motivos: son disposiciones o rasgos del sujeto relativamente estables que impulsan a esforzarse por resolver con éxito una tarea y sentirse orgulloso por ello, o por evitar el fracaso. Con respecto al origen de los motivos, Atkinson se muestra totalmente de acuerdo con McCelland (1954) al reconocer que aunque estos pueden ser latentes, todos son aprendidos. Así, la tendencia de las personas hacia uno u otro motivo determinará cómo esta se implica en tareas de logro.
- Expectativas: son la percepción de probabilidad que tiene una persona sobre la consecución de una meta. Esta variable es definida por Atkinson como ‘un conocimiento anticipado de las consecuencias que pueden derivarse de una actividad dada’.
- Valor del incentivo: es el valor que otorgamos a la consecución de una meta, y puede ser positivo o negativo. Influye en el valor del incentivo, la complejidad de la tarea; de forma que, cuanto más compleja sea una tarea o alcanzar una meta, menos valor de incentivo tendrá para la persona.
El valor de incentivo, al igual que las expectativas, variará en función de las personas. Por esto, son elementos cognitivos que marcan las diferencias individuales.
De forma general, si el resultado de una actividad es fuente de satisfacción, el valor de incentivo es positivo. De lo contrario, si el resultado es un castigo o simplemente tiene efectos negativos, su valor será negativo.
El modelo de la expectativa-valor en el rendimiento académico
Para ilustrar mejor el fenómeno de la expectativa-valor, veamos el siguiente caso. Imaginemos que queremos aprobar una asignatura. El valor que le damos al hecho de aprobarla es positivo, y además es alto. Por otra parte, las expectativas que tenemos de superarla son altas, ya que hemos estado preparándola con éxito mediante exámenes anteriores. En este caso, la motivación de logro es alta.
Sin embargo, observemos un caso diferente. El valor de incentivo que le damos a aprobar la asignatura sigue siendo positivo, pero el nivel de las expectativas que tenemos acerca de aprobarla es bajo. Además consideramos que la tarea es compleja, con un nivel de dificultad muy alto. En este caso, la motivación será menor, ya que las expectativas que tenemos presentan un nivel bajo o nulo.
Por último, si el valor que le damos a aprobar esa asignatura es nulo o negativo -ya que no consideramos positivo aprobar esa asignatura- la motivación será baja, aunque tengamos altas expectativas de aprobarla.
La tendencia al logro y la tendencia al fracaso
Atkinson reformula la teoría en 1966 y plantea que el ser humano muestra una tendencia a evitar el fracaso y establece dos conclusiones respecto a este:
- La tendencia a evitar el fracaso es mayor siempre que el nivel de dificultad de la tarea sea de nivel intermedio.
- Cuando la dificultad de una tarea se mantiene constante en una persona, la tendencia a evitar el fracaso es mayor, siempre que el motivo de evitación del fracaso sea fuerte y no débil.
Atkinson contempla este temor al fracaso como un motivo negativo y la tendencia al logro como un motivo positivo relacionado con la esperanza de éxito de la consecución de una meta. Además, incluye en esta reformulación, dos estados afectivos como la satisfacción o el orgullo de consecución de una meta o la vergüenza de no alcanzarla.
Nuevos modelos
Se han elaborado otros modelos de la expectativa-valor por otros autores incluyendo nuevas variables conceptuales. El modelo de la expectativa-valor de Eccles y Wigfield (2002) expone que la relación de la expectativa y el valor que le damos a la consecución de una meta es positiva, mientras que para Atkinson esta relación era negativa.
En definitiva, la teoría de la expectativa-valor ha marcado un hito en el campo de la motivación y la psicología de las diferencias individuales y ha permitido estudiar las variables que influyen en la consecución de unas metas. Por esto, es aplicable en diferentes ámbitos que se pretenden alcanzar metas u objetivos, como el académico u organizacional.
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- Arnau Gras (s.f.) El estudio de la motivación humana. Departamento de Psicología. Universidad de Barcelona.
- Miñano Pérez, Pablo & Castejón Costa Juan Luis & Cantero Vicente Mª Pilar (2008) Predicción del rendimiento académico de las variables cognitivo-motivacionales de un modelo expectativa-valor. INFAD. Revista de Psicología, 1(4), 483-492.