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La terapia cognitivo-interpersonal de Alden se presenta como un tratamiento eficaz frente al trastorno evitativo de la personalidad, cuyo objetivo es el cambio de creencias y la exposición a situaciones interpersonales que dejen de alimentar la ansiedad.
El trastorno de la personalidad evitativo se encuentra en DSM-5 enmarcado dentro del Cluster B de los trastornos de la personalidad. Según sus criterios, el trastorno evitativo se caracteriza por un patrón dominante de inhibición social.
También es fácil identificar sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta, está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cuatro (o más) de los hechos siguientes:
Por lo tanto, una persona que padece trastorno evitativo de la personalidad percibe las relaciones sociales de cualquier tipo como una amenaza en la que puede ser criticado, rechazado o avergonzado. Todo esto sin pruebas que avalen sus creencias.
Con frecuencia, estos temores proceden de infancias en las que los progenitores no aprobaban o alababan a los hijos, sino más bien al contrario. La humillación, la mofa o la crítica que no va acompañada de mensajes constructivos expresados con afecto, pueden desembocar en este desorden de la personalidad.
La terapia cognitivo-interpersonal de Alden pretende estimular a los pacientes a que examinen de forma objetiva su conducta social, que identifiquen creencias inadecuadas o anticuadas sobre sí mismos y sobre las reacciones de los demás hacia ellos.
La forma en que nos relacionamos con las demás personas predice en gran medida cómo estos reaccionarán a nosotros. El hecho de que yo crea que me van a rechazar, puede convertirse finalmente en una profecía autocumplida. Esto ocurre porque cuando las creencias están muy arraigadas, como suele pasar en los trastornos de la personalidad, mis conductas irán en consonancia con ellas.
Por ejemplo: si pienso que los demás van a humillarme o a mofarse de mí, con mucha probabilidad generaré ansiedad; esta misma ansiedad me hará actuar de forma obtusa o incompetente. Finalmente, puede ocurrir que el resto de personas me mire, analice o se ría; en consecuencia, que yo termine confirmando mis creencias de inutilidad.
En última instancia, examinar las creencias inadecuadas sobre las relaciones sociales y los demás, así como los patrones conductuales ineficaces, puede ser útil para comenzar a revertir el trastorno evitativo de la personalidad.
La terapia cognitivo-interpersonal de Alden propone que el paciente experimente con nuevas estrategias conductuales en las interacciones sociales. El objetivo es que observe como cambios en su comportamiento tienen también diferentes consecuencias sociales.
Este proceso prototípico de la terapia cognitivo-interpersonal de Alden a menudo conduce a discusiones con respecto a creencias más profundas sobre sí mismos y sus patrones interpersonales, algo que resulta beneficioso identificar y discutir.
Desde la terapia cognitivo-interpersonal de Alden se utilizan diferentes estrategias para llegar a conseguir los objetivos marcados. Se trata de las siguientes:
Como puede deducirse, la terapia cognitivo-interpersonal de Alden hace gran hincapié en la parte más cognitiva. Así, aunque no descarta la exposición a situaciones riesgo y la activación del paciente en distintas actividades, considera que el cambio de creencias y esquemas subyacentes es la parte fundamental.
Esto se contrapone en cierta medida al tratamiento estándar de los pacientes con fobia social -que tienen muchas características en común con los evitativos-. En la fobia social, el elemento crucial del tratamiento recae en la exposición y no tanto en el cambio de cogniciones. Esta diferencia es interesante de cara a realizar un buen diagnóstico y, en base a ello, escoger las estrategias más eficaces y eficientes para el tipo de paciente que estemos tratando.