Tramadol: el opioide más consumido
El tramadol es un analgésico de acción central. Pertenece a la familia de los fármacos opioides y actúa sobre el sistema nervioso central. Sin embargo, su comportamiento es atípico respecto a otros opioides. También está comercializado como Adolonta, Gelotradol, Dolpar o Zytram, entre otras marcas. El principio activo recibe el nombre de clorhidrato de tramadol y es un análogo de la codeína.
A menudo, se utiliza en combinación con paracetamol para el tratamiento del dolor crónico. Se utilizan en combinación porque han demostrado ser más efectivos juntos que por separado. Esto también es debido a que se reduce la dosis de ambos y, con ello, el riesgo de efectos secundarios.
¿Para qué se utiliza?
El tramadol está indicado para el tratamiento del dolor moderado a intenso en adultos y adolescentes a partir de 12 años. Se considera que la potencia del tramadol es de un décimo a un sexto la de la morfina.
Según la organización mundial de la salud -OMS-, el tramadol está en el peldaño II de la escalera del dolor. Es decir, en el escalón del dolor moderado. En él se sitúan como analgésicos los opioides débiles.
La ausencia de efectos gastrointestinales y cardiovasculares importantes es un dato a resaltar. Por esto, el tramadol es una alternativa para los pacientes que no toleran los analgésicos antinflamatorios no esteroideos -AINES-.
El tramadol también se utiliza en combinación con paracetamol para el tratamiento del dolor crónico. Es una opción terapéutica que mejora la comodidad y la adherencia del paciente.
Datos de consumo de opioides
La agencia española del medicamento -AEMPS- ha publicado el informe del consumo de opioides en el periodo 2010-2017. Estas estadísticas demuestran que el consumo de opioides casi se ha duplicado en los últimos años. La dosis diaria definida ha pasado de 9,9 a 17,7.
El grupo de opioides que más se consume es el de los opioides combinados con otros analgésicos. El principio activo más consumido es la combinación de tramadol y paracetamol (34,89%). Y el segundo, el tramadol en solitario (22,53%).
Estos datos son, sin duda, una señal de alarma. El consumo de opioides no debe ser la primera línea de tratamiento analgésico. Están indicados solo en dolores de moderados a severos que no han respondido a otros tratamientos.
El uso de tramadol en dolor crónico no oncológico en dosis muy altas y durante mucho tiempo es un tema cuestionado. No hay que olvidar que se trata de un opiáceo que tiene un potencial adictivo.
Mecanismo de acción del tramadol
El tramadol está compuesto de dos enantiómeros. Cada uno de ellos actúa por un mecanismo de acción diferente. Y esto es lo que hace que sea un opioide atípico:
- El isómero (+) presenta actividad preferente por el receptor opioide μ.
- El isómero (-) actúa inhibiendo la recaptación de noradrenalina y serotonina. Así, potencia el efecto analgésico opioide del isómero (+).
El tramadol es un agonista puro de los receptores opioides. No es selectivo, pero tiene mayor afinidad por los receptores opioides de tipo μ. La inhibición de la recaptación neuronal de noradrenalina y serotonina también contribuye, por otro lado, a su efecto analgésico.
El tramadol tiene un metabolito activo: el O-desmetiltramadol. Diversos estudios demuestran que la potencia de este metabolito es varias veces mayor al tramadol de origen. Su actividad analgésica es, por tanto, crítica para la analgesia del tramadol.
El tramadol tiene también un efecto antitusígeno, al igual que la codeína.
Efectos secundarios
Las reacciones adversas más frecuentes en el tratamiento con tramadol son náuseas y mareos. Otros efectos secundarios que también pueden producirse son:
- Cefalea.
- Somnolencia.
- Fatiga.
- Hiperhidrosis -aumento del sudor-.
Por su efecto serotoninérgico, es importante no combinarlo con otros fármacos que actúan también sobre la serotonina. Por ejemplo, algunos antidepresivos como los ISRS o drogas del tipo de las anfetaminas.
También hay que tener en cuenta que el tramadol disminuye el umbral de las convulsiones. Generalmente, no suele estar recomendado en pacientes epilépticos. Tampoco en combinación con otros medicamentos que reduzcan de igual manera este umbral.
El tramadol tiene un potencial mucho menor que otros opiáceos para inducir depresión respiratoria. Sin embargo, es un efecto adverso que puede darse. De hecho, es un punto importante a considerar cuando se utiliza el tramadol como anestésico.
Especialmente en el tratamiento a largo plazo, puede desarrollarse tolerancia y dependencia psíquica y física. Conviene tenerlo en cuenta y no utilizarlo sin control. En el caso de la suspensión del tratamiento, conviene hacerlo gradualmente. Por último, es importante tener en cuenta que la dosis debe ajustarse a la intensidad del dolor y a la sensibilidad individual de cada paciente. Siempre se debe utilizar la dosis efectiva más baja.
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