¿Qué es el trastorno de comunicación social?

La pragmática es la que nos permite adecuar lo que decimos al entorno y al contexto. Cuando esta falla, aparece el trastorno de comunicación social. ¿Qué más sabemos sobre él?
¿Qué es el trastorno de comunicación social?
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 05 abril, 2021

Cuando nos comunicamos, en general, intentamos adecuar lo que decimos al contexto (y también cómo lo decimos). No le hablamos igual a nuestro profesor que a nuestra pareja, por ejemplo. Cuando aparecen dificultades en la gestión de estas situaciones, hablamos de un posible trastorno de comunicación social (TCS).

Pero, ¿qué es exactamente este trastorno y cuál es su sintomatología? ¿Es un trastorno propio de la infancia? ¿Qué implica y qué no implica? ¡Te lo contamos todo!

¿Qué es la pragmática y qué implica?

Antes de conocer qué es el trastorno de comunicación social, resulta importante hablar de la pragmática, el área del lenguaje afectada. Las personas que no tienen este trastorno, en mayor o menor medida, hacen un uso pragmático del lenguaje. ¿Qué significa esto? Que son capaces de:

  • Usar el lenguaje de forma correcta, para que este sea útil o efectivo en lo que quieren conseguir.
  • Adaptarse a la personalidad del interlocutor (por ejemplo, no hablan igual a su mejor amigo que a su jefe).
  • Tomar en cuenta las normas sociales (por ejemplo: respetan al otro mientras está hablando y no le interrumpen).

Ahora imagínate que todo esto no sabes hacerlo o que tienes muchas dificultades para hacerlo. Esto es lo que les ocurre a las personas con un trastorno de comunicación social (un trastorno que se diagnostica sobre todo en niños, porque aparece en edades tempranas). ¡Te contamos más sobre él!

Niño con trastorno de la comunicación social intentando hablar con su madre

¿Qué es el trastorno de comunicación social?

El trastorno de comunicación social (TCS) se incluye, como categoría nueva, en la última edición del DSM (eso es, el DSM-5; Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales).  Concretamente, se incluye dentro de los trastornos de la comunicación. Pero, ¿en qué consiste este trastorno? ¿Cuáles son sus características principales?

El DSM-5 estipula 4 criterios para poder diagnosticar un trastorno de comunicación social, siendo estos los siguientes:

  • Dificultades en el uso de la comunicación verbal y no verbal.
  • Dificultades que causan limitaciones funcionales en la comunicación.
  • Los síntomas se manifiesten en edades tempranas.
  • No es atribuible a un déficit sensorial, motor o neurológico.

¿Cómo evaluar el TCS?

Así, en el TCS, el área del lenguaje alterada es la pragmática; por lo tanto, es un área imprescindible de valorar. Una de las pruebas más comunes para valorar la pragmática en los escolares (adaptada y validada al idioma español) es la Children’s Communication Checklist (CCC) de Bishop.

Más allá de ello, también resultará imprescindible realizar una evaluación extensiva de todas las áreas del lenguaje del niño. Por otro lado, se deberá realizar una entrevista con el niño y la familia (que incluya la anamnesis), una evaluación de la inteligencia, pruebas neurológicas para descartar déficits sensoriales u orgánicos, etc.

¿Qué implica el TCS?

Como vemos, la principal área afectada del lenguaje del trastorno de comunicación social es la pragmática. La pragmática es un componente del lenguaje, que tiene que ver con el hecho de adaptarnos a cada situación que vivimos para lograr que nos comprendan cuando nos comunicamos. Básicamente tiene que ver con la capacidad de adaptar nuestro lenguaje al ambiente. Así, en el TCS existen dificultades a la hora de usar el lenguaje de una manera adecuada o apropiada al contexto.

No aparecen problemas en la comprensión ni en la emisión del lenguaje, pero sí a la hora de utilizarlo correctamente según el momento y el contexto.

Por otro lado, aparece una gran dificultad para entender el significado metafórico o implícito de las cosas que se dicen. También existen dificultades a la hora cambiar la forma de explicar algo, para regular una conversación o interacción, para respetar los turnos de palabra o para gesticular. Es decir, el TCS afecta tanto a la comunicación verbal como a la no verbal, como veremos en el siguiente punto.

Dificultades en la comunicación

Los niños con un trastorno de comunicación social manifiestan dificultades a la hora de usar la comunicación (tanto la verbal como la no verbal). Estas limitaciones, como veíamos en los criterios diagnósticos del DSM-5, les causan interferencia en su día a día, y pueden cursar también con malestar.

Pensemos que la comunicación es importante siempre, pero que lo es especialmente en edades tempranas, cuando se establecen los primeros vínculos y cuando los niños (y sobre todo los adolescentes) le dan una gran relevancia a las relaciones sociales.

Si la comunicación se ve comprometida por el TCS, esto puede generar sufrimiento en los niños porque se pueden sentir aislados o excluidos, no comprendidos, diferentes al resto, etc. Pensemos que su principal vía de comunicación (el lenguaje) está alterada, por lo que las consecuencias serán evidentes a nivel social y personal.

Niña hablando con su madre con dificultad

¿Qué no implica el trastorno de comunicación social?

En el trastorno de comunicación social, como hemos visto, no existen dificultades para comprender el lenguaje ni para expresarlo (ni para articular ni para hablar “bien”).

En algunas ocasiones puede parecer que el niño no entiende lo que le dicen, porque dice cosas que no tienen nada que ver con lo que se está hablando, por ejemplo, pero lo cierto es que lo entiende todo. Lo que le cuesta al niño es adecuar lo que dice al contexto.

Diagnóstico diferencial: ¿qué no es?

El trastorno de comunicación social no es lo mismo que el autismo o que otros trastornos típicos de la infancia. Así, conviene diferenciar el trastorno de la comunicación social de otros trastornos que también tienen compromiso pragmático, como:

  • Trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH): el déficit pragmático es común en ambos grupos, pero en el TCS es más grave y la coherencia y la comprensión están más afectadas.
  • Trastorno del espectro autista (TEA): la diferencia es que los niños autistas manifiestan intereses restringidos y conductas motoras estereotipadas, y en el TCS estos no aparecen.

El trastorno de comunicación social no debe confundirse con otros trastornos del lenguaje o con ciertos trastornos del neurodesarrollo (como el autismo o el síndrome de asperger). Como hemos visto, es un trastorno que afecta exclusivamente a la pragmática, aunque la verdad es que esto tiene muchas repercusiones en la comunicación y las relaciones sociales.

¿Por qué? Porque un mal uso de la pragmática dificulta un uso adecuado del lenguaje verbal pero también del no verbal (gestos, distancia con el interlocutor, tono de voz, respeto del turno de palabra, etc.). Diagnosticarlo de forma precoz e iniciar un proceso psicoterapéutico lo antes posible pueden resultar acciones beneficiosas para mejorar los síntomas de este trastorno.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
  • Bertuccelli, M. (1993). Qué es la pragmática. Barcelona: Paidós.
  • Reyes, G. (1990) La pragmática lingüística. Barcelona: Montesinos.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.