Últimamente solo quiero dormir: posibles causas y qué hacer

A veces, tenemos épocas en las que solo sentimos ganas de dormir a todas horas. La cama o el sofá son nuestros mejores refugios. Si estás pasando por un momento así, descubre a qué puede deberse.
Últimamente solo quiero dormir: posibles causas y qué hacer
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 01 febrero, 2022

“Solo quiero dormir. Desde hace un tiempo solo me apetece cerrar los ojos y dejarme abrazar por el descanso, sin necesidad de pensar en nada, de hacer nada…”. Muchos se pueden sentir identificados con este pensamiento. Señalaba Sherlock Holmes, el célebre personaje de Arthur Conan Doyle, que dormir es es casi siempre la solución a todos los males y preocupaciones. Ahora bien, en ocasiones, más que una solución puede ser una vía de escape.

Dejarnos llevar por ese estado de inconsciencia en el que cuerpo y mente se mantienen inactivos y en reposo puede ser saludable. Sin embargo, el buen descanso es aquel que respeta los ritmos circadianos, aquel que no sobrepasa las 8 o 9 horas diarias. Porque más allá de lo que podamos pensar, si dormir poco es peligroso para la salud, hacerlo en exceso también puede pasarnos factura.

La vida es equilibrio, adecuarse a una serie de biorritmos y tomar conciencia de las necesidades del cuerpo. Percibir de pronto que necesitamos más horas de sueño que las habituales no es un estado normal y, por tanto, debemos conocer las causas subyacentes.

Chico pensando que solo quiero dormir

Solo quiero dormir: ¿a qué se debe?

Dormir en exceso no es algo precisamente recomendable ni saludable. De hecho, la mayoría hemos experimentado alguna vez esa sensación, la de levantarnos después de un descanso de 10 u 11 horas y sentirnos más amodorrados de lo normal. Es más, estudios como los realizados en la Universidad de Medicina de Stanford señalan algo indicativo sobre este tema.

Dormir más de 9 horas afecta a la calidad de vida y puede ser un problema para el desempeño laboral, académico e incluso social. Sabemos que ese sueño excesivo y mantenido en el tiempo conforma un estilo de vida sedentario que eleva el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cerebrales. No estamos ante un hecho que debamos dejar pasar.

La sensación de que en las últimas semanas solo quiero dormir es un indicador de un problema subyacente que debemos conocer y manejar. Profundizamos en ello.

Estrés y cansancio acumulado

A veces, pasamos épocas con una alta presión en el trabajo, con mayores demandas familiares o con un exceso de preocupaciones. Si esta situación se mantiene más allá de una semana, cuerpo y mente quedan atrapados en un estado de hiperactividad y desgaste.

Al final, llegará un instante en el que el cerebro solo nos demandará una cosa: descanso. Se trata de esos momentos en los que solo cabe una opción: darle al organismo lo que necesita.

Enfermedades subyacentes

Desde la Sociedad Española del Sueño se considera también que la necesidad de dormir de manera constante es indicador de alguna enfermedad subyacente. En gran parte de los casos, los trastornos del sueño tienen un vínculo con los trastornos físicos y esto es algo que debemos tener presente. Por ello, es conveniente hablar con el médico.

Las enfermedades o problemas más comunes asociados a la necesidad de dormir suelen ser las siguientes:

  • Alteraciones hormonales. El hipotiroidismo suele asociarse tanto al cansancio extremo como al sueño excesivo. Estos indicadores son alertas rojas que debemos tener presentes.
  • Sueño nocturno insuficiente. Muchas personas duermen mal por la noche. Esto provoca que por la mañana, además de cansancio, solo deseen poder conciliar un descanso reparador.
  • Narcolepsia. Dentro los trastornos del sueño, tenemos esas categorías definidas por la hipersomnia, es decir, por el sueño excesivo. Uno de los desencadenantes puede ser la narcolepsia, una enfermedad neurológica capaz de provocar que la persona caiga dormida en momentos diurnos sin que tenga control sobre ello.
  • Síndrome de Kleine-Levin. Este trastorno es poco habitual y aparece sobre todo en adolescentes masculinos. Cursa con hiperfagia, agresividad e hipersexualidad
  • Síndrome de apnea obstructiva del sueño. Se trata de una enfermedad en la que se experimentan pequeñas obstrucciones en la respiración a lo largo de la noche. Así, además de los ronquidos, es muy común sentir una intensa hipersomnia diurna.

Dormir como forma de evasión y no por necesidad

Una cosa es la hipersomnia y otra el deseo voluntario de dormir como mecanismo para evadirse. La primera define una necesidad fisiológica motivada por una alteración fisiológica o metabólica (como por ejemplo, el hipotiroidismo). La segunda, en cambio, conforma algo muy común cuando la persona se siente saturada mentalmente.

Es también un modo de escabullirse de las responsabilidades. Es decir, aquello de “tengo que hacer muchas cosas, todo se me acumula y no sé por donde empezar, pero ahora mismo solo quiero dormir”. Tras esta conducta está la procrastinación y, a menudo, hasta la ansiedad que no manejamos de manera acertada.

Desde hace un tiempo solo quiero dormir (la depresión encubierta)

En un estudio de la Universidad de Bristol (Reino Unido) nos hablan de la evidente relación entre los trastornos del sueño y la depresión. Así, una manifestación muy recurrente entre quienes padecen este trastorno del ánimo es o bien el insomnio o por el contrario la hipersomnia.

Un hecho común es buscar el descanso y el recogimiento de la cama o el sofá como ese recurso desde el que evadirse. Dejar de ser quien somos y sumirnos en el sueño es una forma de escapar, de aliviar el sufrimiento… Todo refleja en muchos casos el relieve de una depresión.

Chica pensando que solo quiero dormir

¿Qué debería hacer si últimamente solo deseo dormir?

Lo más adecuado en todos los casos es consultarlo con el médico para comprender el origen de esa necesidad. En ocasiones, es el cuerpo quien demanda dicho descanso. Otras, es la mente la que anhela el recogimiento de la almohada para evadir preocupaciones o problemas emocionales.

Si consideramos que en las últimas semanas no dejamos de pensar eso de “solo quiero dormir”, nos pueden venir bien las siguientes reflexiones.

  • Ten en cuenta que dormir más de 9 horas de cada día afectará a tu salud y te sentirás más cansado.
  • Lo mejor es disponer de una rutina y unos horarios fijos. Acostarnos y levantarnos a la misma hora es algo esencial.
  • Evita el sedentarismo: incluye en tus jornadas actividades que te sean motivadoras. Hacer ejercicio o realizar algún tipo de manualidad que ayude a focalizar la atención es siempre de gran ayuda.
  • Intenta tomar el sol siempre que te sea posible (y con adecuada protección). La terapia lumínica nos permite ajustar los ritmos circadianos para mejorar la higiene del sueño.

Para concluir, tengamos presente que la buena calidad de nuestro descanso media siempre en la calidad de vida. Nuestra salud física y mental dependen de ello.


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