5 creencias erróneas sobre la educación de los hijos

5 creencias erróneas sobre la educación de los hijos
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 07 noviembre, 2022

Cuando tenemos un hijo, no solo él es una especie de libro en blanco sobre el que se irán escribiendo vivencias, experiencias y educación. Como padres, estamos en la misma situación en muchos aspectos, pues cada niño es un mundo.

Así, aunque tengamos ideas preconcebidas sobre cómo ser buenos padres, muchas veces tendremos que ir rectificándolas. A medida que aprendemos más sobre los niños, y conozcamos mejor al nuestro, las creencias sobre cómo educarlo irán cambiando. Por ello, nunca nos debemos cansar de aprender de nuestros errores.

A continuación explicamos algunas creencias erróneas sobre la educación de los hijos que, según los psicólogos, no siempre llevamos bien a la práctica.

Un padre nunca se equivoca

Esta primera idea sobre la educación de los hijos es más bien un clásico de la vieja escuela educacional. Según esta visión, los padres son el ejemplo total para sus niños. Por eso, en ocasiones pueden parecer seres perfectos que nunca se equivocan. Pero, ¿somos conscientes de la presión que eso crea en los pequeños?

Padre culpando a su hijo

Si un niño se fija en todo cuanto hacen sus padres, y estos son perfectos, ¿qué nivel de exigencia les estamos poniendo? La presión y el estrés que eso conlleva para nuestros pequeños puede ser excesiva.

Por el contrario, los expertos no solo saben que los padres se equivocan. Además, los errores son una oportunidad perfecta para aprender de ellos y extraer valiosas lecciones. De hecho, permitirán que las reacciones futuras ante situaciones similares sean más meditadas y funcionales.

“La mayor parte de la gente confunde la educación con instrucción”.

-Severo Catalina-

No se dice NO al niño, pues se puede frustrar

Algunos padres creen que negar a su hijo lo que pide es mala idea. Sin embargo, ¿no es la frustración parte de la vida? Ahora bien, ¿significa esto que debemos frustrar al niño a propósito para que aprenda? Lo cierto es que no tenemos que llegar a ninguno de los extremos. No podemos ni decirle que sí a todo, ni negar los deseos del niño sistemáticamente.

Si el pequeño tiene una pataleta, ceder y darle la razón para que deje de protestar no es la solución. Por el contrario, una respuesta firme y una invitación al niño para que piense, recapacite y estudie su actitud suele ofrecer mejores resultados.

Es cierto que no siempre es fácil hacer esto, y que en el ardor de una situación límite, es difícil actuar así. Sin embargo, con el tiempo, los resultados son positivos. Esta manera de actuar m ejora el comportamiento y la actitud de los pequeños. Los padres, por otra parte, aprenden a mantenerse firmes en sus convicciones.

Yo sé lo que necesita mi hijo

Esta es otra de las creencias erróneas sobre la educación de los hijos más comunes. ¿Podemos saber exactamente lo que quieren nuestros hijos? ¿Somos tan empáticos y los conocemos tanto que nos podemos introducir en su mente y distinguir con total acierto lo que necesita y desea?

Las personas que piensan así suelen  caer en actitudes algo autoritarias. De esta manera, se acaba ninguneando lo que piensa el niño, terminando por no escuchar sus ideas y verdaderas necesidades. Pero, ¿verdad que a ti te gusta que te escuchen, te acepten, te valoren y te comprendan? ¿Por qué tu hijo iba a ser diferente?

No debemos caer en la trampa de pensar que sabemos mejor que nuestros hijos lo que necesitan. Una de nuestras funciones como padres es escuchar sus necesidades y tratar de cumplirlas de la manera más efectiva posible, no de la que creamos nosotros que es la correcta.

Esta actividad le va a encantar a mi hijo

A veces, volcamos nuestros deseos en ellos. Por ejemplo, si nos gusta el fútbol, nos empeñamos en que ellos lo practiquen. Deseamos que sean pintores, escritores, actores, deportistas, músicos… Pero, ¿no sería mejor preguntarles primero?

Quizás nuestro hijo no tiene los mismos deseos que nosotros. Tal vez sea positivo que pruebe, que experimente por su cuenta para ver lo que realmente le atrae. Así, podrá elegir aquellas actividades que realmente le vayan a hacer feliz.

Niño con estrés triste

Somos los padres y tenemos el poder

Esta es otras de las creencias erróneas sobre la educación de los hijos que más padres comparten. Muchas discusiones con ellos acaban con frases como ‘Se hace así porque yo lo digo’ o ‘Haces esto porque para eso vives en mi casa’. ¿Imaginas la impotencia y la frustración que eso genera en los niños? ¿Has intentado ponerte en su lugar alguna vez?

Imagina la frustración que sentirías si tu jefe actuara de esta manera. En el caso de tus hijos, la sensación es parecida. Recuerda que solo eres su padre o madre, no su dueño: aunque puedas tener más experiencia, las opiniones de los niños también deben ser tenidas en cuenta.

Lo cierto es que, por más que cueste, hay que tratar de discutir con ellos de forma calmada. Por lo general, alcanzar consensos con nuestros hijos siempre será más positivo que simplemente dar un puñetazo sobre la mesa.

“Reprender al que yerra no basta si no se le enseña el camino recto”.

-Columela-

Por supuesto, no tienes por qué creer al pie de la letra todo lo que acabas de leer. Si no estás convencido sobre estas creencias erróneas sobre educación de los hijos, experimenta con ellas. Al final, lo más importante es que consigas resultados positivos en tu relación con los pequeños de la casa.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.