A veces, preocuparse por las pequeñas cosas es importante
Hay quien dice que el diablo se esconde en los detalles y que por eso preocuparse por las pequeñas cosas es importante. Es un modo de tener en cuenta que a veces lo anecdótico puede ser más trascendente de lo que pensamos. También que los eventos más aislados y singulares, esconden tras de sí realidades lo bastante serias como para tenerlas en cuenta.
Ahora bien, hay un hecho también indiscutible. Cuando el ser humano se preocupa en exceso por esos aspectos diminutos de su cotidianidad, no dudamos en decir que eso le llevará a estados mentales de gran agotamiento. Poner la mirada en matices que, en apariencia son menores e insignificantes, puede acarrear que tarde o temprano aparezcan el estrés y la ansiedad.
Entonces, ¿en qué nos quedamos? ¿Es o no es bueno preocuparnos de las pequeñas cosas? La ciencia tiene una respuesta: todo depende de nuestra personalidad. Lo analizamos.
“Los detalles hacen la perfección y la perfección no es un detalle”.
-Leonardo da Vinci-
Preocuparse por las pequeñas cosas es importante para la personalidad escrupulosa
La Universidad de Beijing (China) publicó hace muy poco un estudio en relación este tema. Porque lo cierto es que llevamos varias décadas advirtiendo de que esa necesidad por poner el foco de atención en los aspectos más nimios de nuestra realidad, puede intensificar el ciclo de la preocupación. Por ello, los autores de este trabajo intentaron demostrar si esta premisa es cierta o no.
En primer lugar, algo que demostraron es que preocuparse por las pequeñas cosas es importante para la personalidad escrupulosa. Es, al fin y al cabo, el modo en que este perfil procesa lo que les envuelve. La escrupulosidad es un rasgo psicológico que parte de la meticulosidad y la disciplina: todo detalle importa y es trascendente. Ahora bien, en estos casos, no se evidencia ni un elevado estrés que bloquee el rendimiento ni el bienestar.
Por otro lado, las personalidades más ansiosas o neuróticas presentan un enfoque mental más patológico y menos productivo. Si ponen la atención en las pequeñas cosas es por temor a que esos detalles traigan fatalidades.
La personalidad escrupulosa ve en los pequeños detalles oportunidades o aspectos que pueden y deben mejorarse. La mente ansiosa solo ve peligros.
Tu personalidad es la que determina que algo sea estresante o ventajoso
Pongámonos en una situación hipotética. Te queda un día para presentar un trabajo muy importante. De pronto, se te informa de que en ese proyecto debe aparecer un pequeño detalle que no tenías previsto. Si tienes una personalidad ansiosa, lo más probable es que esa noticia eleve tu estrés y tu frustración. Justo cuando ya lo tenías todo terminado, llega un cambio de última hora.
Ahora bien, la persona escrupulosa ve esos matices inesperados como aspectos que deben tomarse muy en serio. Lejos de perder el ánimo, se activan aún más para sacarle partido y ser meticulosos.
Preocuparse por las pequeñas cosas es importante… en algunos casos
Las pequeñas cosas tienen muchas formas y llegan de muchas maneras. Puede ser un imprevisto. Puede ser una palabra fuera de lugar de una persona que quieres. Las cosas insignificantes tienen la forma de un mensaje en el móvil, el retraso de un metro, una falta de ortografía en el texto que vas a entregar o una tormenta que arruina esa cita que tenías prevista…
Que estas cosas sean estresantes, molestas o preocupantes parte siempre del filtro con el que las mires. Para muchos serán inocuas, para otros serán preocupantes y para algunos serán aspectos que deben tenerse en cuenta para entender un poco más la propia vida. Cada uno de nosotros elegimos dónde poner la atención y la manera de reaccionar ante las cosas.
Eventos grandes o pequeños, todo debería atraer nuestra atención al menos unos segundos para valorar si esos aspectos deben tenerse en cuenta. Mirar la vida desde el filtro de la calma y la curiosidad, nos permitiría sin duda procesar y reaccionar mucho mejor ante lo que nos rodea.
¿Qué pasa si soy de los que me preocupo en exceso (y de forma negativa) por todo?
Preocuparse por las pequeñas cosas es importante siempre y cuando lo hagas de manera saludable. Es decir, sabemos que las personas escrupulosas están atentas a los detalles más nimios porque son perfeccionistas, porque a veces de lo más insignificante puede sacarse ventaja. Ahora bien, ¿y si estoy en el extremo opuesto? ¿Y si pongo la atención en las cosas más insignificante porque todo me preocupa?
Claves para dejar de ver las pequeñas cosas como amenazas
Lo cierto es que ser una fábrica de preocupación andante merma el malestar y puede tener detrás un trastorno de ansiedad. Es importante atender la manera en que pensamos y cómo reaccionamos ante las cosas. Por ello, vale la pena tener en cuenta algunos aspectos.
- Hay un primer aspecto que debemos considerar. A muchos, nos han educado bajo la idea de que las personas responsables se preocupan por todo. Y cuanto más lo hagan, más valen. Debemos tener cuidado con esta idea porque es peligrosa, al final cargamos sobre nuestras espaldas un exceso de pesos inútiles, porque vivir preocupado no es vivir, es malvivir.
- En segundo lugar, es necesario desactivar esa tendencia a anticipar siempre lo peor. Los imprevistos, las pequeñas cosas que surgen a veces sin que las esperemos, pueden traer grandes oportunidades. Desactivemos el filtro del miedo para activar la curiosidad, la apertura a lo nuevo y diferente.
- Las preocupaciones, mejor de una en una. Todos podemos preocuparnos por determinadas cosas, pero mejor que sean de una en una y no todas a la vez. Solo así las desgranaremos mejor para buscar adecuadas estrategias.
Para concluir, mantener un enfoque mental saludable, productivo y capaz de reducir el estrés para ver ventajas donde otros solo aprecian problemas, puede ser complicado en ocasiones. No obstante, todos podemos realizar ese cambio. Hacerlo, revertirá en nuestro bienestar.
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