Adderall: el medicamento para el TDAH

En el tratamiento farmacológico del TDAH destaca Adderall, un medicamento estimulante de gran eficacia. Descubre en la siguiente lectura sus beneficios y contraindicaciones.
Adderall: el medicamento para el TDAH
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 30 mayo, 2023

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) dificulta al paciente organizarse y controlar sus impulsos; también le lleva a experimentar un alto nivel de inquietud. A fin de reducir estos síntomas y mejorar el funcionamiento cotidiano, es posible pautar diferentes fármacos; uno de los más conocidos y extendidos es el Adderall.

Bajo este nombre comercial encontramos un medicamento que combina anfetaminas y dextroanfetaminas, dos estimulantes que probaron ser eficaces en el tratamiento del TDAH en niños y adultos. Ahora bien, conviene recordar que su uso está sujeto a prescripción y supervisión médica; de lo contrario, implica importantes riesgos.

Adderall: ¿qué es este medicamento para el TDAH?

Una de las explicaciones más extendidas y aceptadas respecto a la neurobiología del TDAH es la conocida como hipótesis catecolaminérgica (Clark et al., 1987). Esta postula que los pacientes con el trastorno presentan una alteración en el funcionamiento de ciertos neurotransmisores en el cerebro (principalmente dopamina y norepinefrina).

En concreto, parece haber un déficit en ciertas áreas cerebrales cuya hipoactivación se relaciona con los síntomas propios del TDAH. Así, los medicamentos estimulantes, como el Adderall, activan este sistema catecolaminérgico, logrando una mejoría en cerca del 80 % de los casos (Aboitiz et al., 2012).

En particular, el Adderall es una anfetamina que estimula el sistema nervioso central. Esto lo hace al bloquear la recaptación de dopamina, norepinefrina y serotonina y aumentando su disponibilidad en el espacio sináptico. De este modo, logra reducir los síntomas de inatención, impulsividad e hiperactividad.



Usos y efectividad

El Adderall lo introdujo por primera vez en 1996 Richwood Pharmaceuticals, ofreciéndose como una cápsula de liberación rápida para el tratamiento del TDAH en niños en edad escolar.

Desde entonces, su uso se extendió y la investigación avala su eficacia al mejorar los síntomas del trastorno, señala un artículo de Journal of Attention Disorders. No obstante, también se emplea en el tratamiento de condiciones como la narcolepsia, ya que ayuda a mejorar la vigilia.

La versión original tiene un proceso de liberación inmediata; por lo mismo, sus efectos duran unas 4 a 6 horas y debe tomarse varias veces al día. No obstante, existe otro formato denominado Adderall XR, el cual, pese a contener los mismos componentes, es una cápsula de liberación prolongada. Los efectos de este último son más lentos, pero duran hasta 12 horas y solo se toma una dosis diaria.

Optar por uno u otro depende del caso. Y es que, por ejemplo, algunas personas pueden olvidar tomar su segunda pastilla de Adderall a lo largo del día o experimentar una reacción más adversa. Adderall XR, en cambio, es más cómodo de administrar y preferible, por ejemplo, para personas con hipertensión, reseña un ensayo clínico en The Journal of Clinical Psychiatry.

¿Cómo tomar Adderall para el tratamiento del TDAH?

Conviene saber que la dosificación de este medicamento es muy individualizada, necesita ajustarse según cada persona y a lo largo del tiempo. Sin embargo, tal y como recoge un artículo publicado en JCCC Honors Journal, existen algunas consideraciones.

El Adderall se administra de forma oral y es absorbido a través del tracto gastrointestinal. En el caso del formato de liberación inmediata, este se toma en 2 o 3 dosis al día, separadas unas 4-6 horas entre sí. Puede ingerirse con o sin comida. No se recomienda que la dosis diaria máxima supere los 40 mg, pero al inicio es posible requerir hasta 60 mg.

Por su lado, la formulación de liberación prolongada se toma únicamente una vez al día, por las mañanas, con o sin comida. Con este, la dosis diaria máxima recomendada no debe superar los 30 mg.

En cualquier caso, Adderall siempre se toma bajo receta médica y suele comenzarse con dosis bajas que incrementan a medida que la persona lo tolera. La duración del tratamiento depende del paciente y la disminución del uso siempre debe guiarla y supervisarla un profesional, además de ser progresiva y paulatina.

Advertencias y contraindicaciones

Es necesario saber que, pese a su efectividad, Adderall es un fármaco con ciertos riesgos. Por ello, te compartimos algunas consideraciones reseñadas por Drugenquirer.

  • Tiene efectos secundarios como alteraciones en el sueño y el apetito, dolores de cabeza, depresión e, incluso, ideación suicida. Si no se utiliza de modo adecuado, también pueden darse desórdenes de ansiedad, psicosis y disfunción sexual. Asimismo, genera o empeora taquicardia e hipertensión.
  • Uno de los principales riesgos asociados al Adderall es su potencial adictivo. La persona puede desarrollar dependencia y tolerancia, necesitando cada vez más dosis del fármaco para funcionar con normalidad. Los síntomas de abstinencia incluirían fatiga, ataques de pánico, depresión y pesadillas.
  • Usar Adderall con fines no médicos se lleva a cabo en diferentes ámbitos, por ejemplo, entre estudiantes universitarios o deportistas. Y es que el fármaco provoca una estimulación de la atención, la concentración y el rendimiento físico. No obstante, tomarlo sin prescripción y sin tener TDAH es de alto riesgo, por los efectos adversos que quizás genere.
  • En cuanto a contraindicaciones, el Adderall no debe ser utilizado por personas con alta presión sanguínea, problemas del corazón, insomnio o nerviosismo. Está contraindicado en pacientes con síndrome de Tourette o en aquellos que toman inhibidores de la monoaminooxidasa.


Un medicamento a tomar con precaución

En definitiva, la eficacia del Adderall en el tratamiento del TDAH es incuestionable y es por ello que se utiliza como fármaco de primera línea. Sin embargo, no pueden pasarse por alto los riesgos y efectos secundarios. Es fundamental que un profesional de la salud supervise su uso en todo momento.

Recuerda también que existen otras alternativas como los medicamentos no estimulantes o la psicoterapia, ambas grandiosas ayudas en la mejoría de los síntomas.


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