Adélaïde Labille-Guiard, arte en la corte francesa
Adélaïde Labille-Guiard des Vertus fue una talentosa miniaturista y pintora francesa. A pesar de las dificultades de la época, Labille-Guiard consiguió el suficiente reconocimiento por su arte, algo muy inusual en una mujer.
En el siglo XVIII, el número de mujeres admitidas en la prestigiosa Academia Francesa de Pintura y Escultura era limitado. Las pocas candidatas aceptadas se veían excluidas de las clases de dibujo, algo que se considera fundamental para la educación de sus compañeros varones.
A pesar de las significativas limitaciones, Adélaïde Labille-Guiard logró trazar y decidir su propio camino. Durante su vida, se convirtió no solo en una exitosa artista de retratos, sino también en mentora para otras mujeres artistas.
De la vida privada al oficio de pintora: Labille-Guiard
Adelaide Labille-Guiard nació en París, Francia, en 1749 y fue la menor de ocho hijos. Su padre era Claude Edme Labille y su madre, Marie Anne Labille.
En 1769, cuando contaba sólo 20 años, contrajo matrimonio con Louis Nicolas Guiard, un empleado de finanzas; sin embargo, la pareja se divorció en 1779 y sin descendencia.
Es el acta de matrimonio lo que da bastante luz sobre la vida de la pintora. El contrato de matrimonio, firmado el 25 de agosto de 1769, reconoce que Labille-Guiard era una pintora profesional en la Academia Saint-Luc.
En la época que le tocó vivir a Adelaide, las mujeres pintoras profesionales provenían de familias de artistas o artesanos. Sin embargo, Labille-Guiard era la hija de un comerciante.
La tienda de moda de su padre, sin duda, reforzó su interés por las telas y las texturas. A pesar de ello, esta tienda no le proporcionó ningún acercamiento a las instituciones artísticas.
Con el fin de entrenar y desarrollar una carrera artística, tuvo que fomentar su propio círculo de influencia. Por esta razón, se inició aprendiendo a pintar en el medio tradicionalmente femenino de miniaturas y pasteles.
Con el tiempo, cambió su trabajo y pasó de los pasteles al óleo; de las miniaturas a la pintura a gran escala. Este cambio fue el resultado de su formación en diferentes estudios de artistas.
Académie de Saint-Luc, sus primeros estudios formales
Tras muchos años de investigación, se ha descubierto que Adelaide fue admitida en la Académie de Saint-Luc en 1769. Además, según registros de la misma Academia, se sabe que presentó algunas de sus obras en pasteles para la admisión. La referida pieza de admisión, una miniatura, ha desaparecido y no existe ninguna descripción o rastro de su existencia en la actualidad.
Aunque Labille-Guiard se convirtió en una consumada pintora de miniaturas, pasteles y óleos, muy poco se conoce sobre su educación artística. Después de casarse con Louis-Nicolas Guiard en 1769, se convirtió en aprendiz con el maestro del pastel Quentin de la Tour.
La Academia de Saint-Luc se distinguió por la cantidad de mujeres que aceptó: había 130 mujeres en 1777. Gracias a esta oportunidad, Labille-Guiard logró practicar el arte profesionalmente.
Labille-Guiard estudio pintura de miniaturas con el maestro François-Elie Vincent, un amigo de la familia. Esta oportunidad se le ofreció gracias a que sus trabajos fueran exhibidos en la Academia Saint-Luc. Durante este aprendizaje, ella conocería a quien sería su segundo esposo, el hijo de Vincent, François-André Vincent.
A diferencia de otros artistas masculinos del momento, Labille-Guiard no se limitó a pintar. La artista también fue una experimentada profesora de aspirantes a jóvenes artistas.
Fue una profesora devota, se desempeñó como referente para sus alumnos, pero también como una defensora de sus estudiantes. La más famosa de sus pupilas fue Gabrielle Capet, una de las pintoras en miniatura más eminentes de su época.
Labille-Guiard: superando obstáculos
En 1783, Adelaide fue admitida en la Real Academia de Pintura y Escultura. Elizabeth Vigée Le Brun, otra mujer artista, fue admitida ese mismo año.
Labille-Guiard recibió el apoyo de algunos miembros de la Familia Real y nobles del régimen anterior. En 1787, fue nombrada pintora oficial de las tías de Rey Luis XVI, Adelaide y Victoire.
El Salón de la Academia de Saint-Luc llegó a ser tan exitoso que la Real Academia se ofendió y decidió tomar cartas en el asunto. La Real Academia, con el apoyo de la monarquía, emitió un decreto en marzo de 1776 que abolía los “gremios, hermandades y comunidades artesanales”. Por este motivo, la Academia de Saint-Luc cerró sus puertas en 1777. Labille-Guiard continuaría mostrando sus trabajos en la Academia hasta su cierre. Después de eso, exhibiría sus trabajos en el Salón de la Correspondencia.
El talento de la pintora se hizo notorio rápidamente. Pronto, su maestro, François-André Vincent, la ayudó a conocer pintores en la Real Academia. Entre estos artistas se encontraban Joseph-Marie Vien, Bachelier, Amie Suvée y Voiriot. Con su ayuda, obtuvo reconocimiento nacional y fue aceptada como miembro de la Royal Academy.
Aceptación en la Real Academia de Pintura y Escultura
El 31 de mayo de 1783, Labille-Guiard fue aceptada como miembro de la Real Academia de Pintura y Escultura de Francia. Otras tres mujeres, incluida Élisabeth-Louise Vigée-Lebrun, fueron admitidas como miembros el mismo día.
Las pinturas de Labille-Guiard y Vigée-Le Brun, a menudo, han sido comparadas por los críticos. Generalmente, Vigée-Le Brun recibe críticas más favorables.
La primera obra maestra de Labille-Guiard, El autorretrato con dos estudiantes, se vio influida por el estilo de Vigée-Le Brun. Sin embargo, en la actualidad, el trabajo de Adelaide Labille-Guiard se considera de igual o mayor valor.
El patrocinio de la tía del Rey de Francia, la princesa Marie Adélaïde, le otorgó a Labille-Guiard una pensión del gobierno de 1.000 libras. Además, logró un contrato para retratar a la princesa Adelaide, a su hermana Victoire-Louise y a Elizabeth, la hermana del rey.
El retrato de Adelaide, exhibido en 1787, fue la obra más grande y ambiciosa de Labille-Guiard en esa fecha. En 1788, le fue encargado por el hermano del rey, el Conde de Provenza (luego Luis XVIII de Francia), que se le pintara un retrato. Esta obra terminó siendo Recepción de un Caballero de San Lázaro por Monsieur, Gran Maestre de la Orden.
Debacle política francesa
Las relaciones con la realeza convirtieron a Labille-Guiard en políticamente sospechosa después de la Revolución Francesa de 1789. En 1793 y 1794, muchos de los nobles que la apoyaron fueron condenados a la guillotina.
El 11 de agosto de 1793, una orden del Directorio del Departamento de París obligó a Labille-Guiard a entregar retratos de la nobleza para quemarlos en una hoguera pública, incluida la comisión inacabada del Conde de Provenza.
Labille-Guiard se ocultó del reinado del terror en un refugio rural compartido con Vincent y Marie Gabrielle Capet, entre otros. Regresó a un París radicalmente alterado en 1795.
En 1795, obtuvo el nombramiento de artista en el Louvre y una nueva pensión de 2.000 libras. Fue la primera mujer artista en crear un taller para ella y sus estudiantes en el Louvre. Continuó exhibiendo retratos en el Salón hasta el 1800.
El 8 de junio de 1799, se casó con su maestro, François-André Vincent, a partir de este momento, firmó algunas de sus pinturas como Madame Vincent. Los retratos en colores pastel de Marie Adélaïde, Victoire-Louise y Élisabeth permanecieron en posesión de Labille-Guiard hasta su muerte. Ella murió el 24 de abril de 1803, luego de una larga enfermedad.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Muñoz López, P. (2012). Visibilización de la identidad en las producciones de mujeres artistas en la historia del arte y en el arte contemporáneo. In Más igualdad, redes para la igualdad: Congreso Internacional de la Asociación Universitaria de Estudios de las Mujeres (AUDEM)(2012), p 429-437. Arcibel.
- Peruga, M. B. (2007). Mujeres e Ilustración: una perspectiva europea. Cuadernos de historia moderna, 181-201.
- Vicente de Foronda, P. (2018). La invisibilidad de las mujeres en el arte. Una herstory es posible.