Adolescentes sin amigos: ¿por qué y cómo ayudarles?
Los adolescentes sin amigos son una población de riesgo para determinados trastornos mentales, ya que el hecho de sentirse solo puede ser la raíz de muchos problemas y reacciones poco o nada adaptativas.
Es muy duro para una madre o un padre escuchar que su hijo no tiene amigos. Observar cómo por las tardes tiene pocas oportunidades para disfrutar acompañado. Verle en la soledad social en su cumpleaños o en las celebraciones del colegio o el instituto.
¿Por qué hay adolescentes sin amigos? ¿Qué puede suceder para que en esta etapa tan crítica no encuentren compañía de sus iguales?
El valor de la amistad en la adolescencia
Las amistades se consideran necesidades del desarrollo. En la adolescencia, los amigos brindan compañía y un contexto crítico para el aprendizaje de habilidades sociales, como la cooperación y la resolución de conflictos. También determinan la identidad social de una persona en gran medida.
Además, se supone que los amigos cercanos satisfacen necesidades sociales adicionales, como la validación, el apoyo y la intimidad en la adolescencia temprana. Lo que deriva en una sensación de seguridad y tranquilidad, sirviendo en muchos casos de referencia.
Ahora bien, no todos los jóvenes son capaces de crear vínculos de amistad. Por ello, a veces sienten que “están solos”, una sensación bastante común en la adolescencia, pero que en estos casos se intensifica aún más. Y que tiene como resultado el aislamiento social, problemas para confiar o dificultades para intimar.
¿Cuál es la causa?
Con frecuencia, esta situación es el resultado de una cadena de aspectos que a veces comienza en la niñez. Entre ellos destacan la baja autoestima, los sentimientos de inseguridad, la vivencia de alguna situación traumática que tenga que ver con otras personas, como una situación de acoso o bullying, o la falta de habilidades sociales entre otras.
A esto, hay que añadir que se encuentran en una fase de cambios físicos, cognitivos, fisiológicos y de desarrollo propios de la adolescencia y las posibles situaciones nuevas y retos a los que tenga que enfrentarse.
Además, con independencia de los factores que entren en juego en cada caso, existen patrones similares que se pueden observar en muchos adolescentes sin amigos:
- Los problemas suelen aparecer en la escuela secundaria, incluso después de navegar con éxito en las amistades en la escuela primaria.
- El desmoronamiento tiende a comenzar con un conflicto de amistad. A veces es una situación de celos. En otras, existe presión o miedo de los compañeros. A veces, se aprecia una carrera por la popularidad en la que el adolescente pierde naturalidad y apoyos.
- Muchos adolescentes se sienten rechazados por antiguos amigos y parece que no pueden volver a encarrilar la relación.
- Los adolescentes tienen dificultades para hacer nuevos amigos porque no están seguros de quién es digno de confianza tras una traición.
- Sienten que las redes sociales son una bendición y una maldición al mismo tiempo para relacionarse.
- Se sienten aislados, vulnerables, no comprendidos y solos en esta etapa en la que todo cambia.
Como adultos, a menudo les decimos rápidamente: “ve a hacer un amigo”. Sin embargo, cualquier desafío percibido puede hacer que un adolescente sea más propenso a no comunicarse. Por ejemplo, es una percepción común entre los adolescentes verse a sí mismos como desagradables.
Cómo ayudarles
Es una buena señal que un adolescente comparta con sus padres la tristeza que puede generarle sentir que no tiene amigos. Si hay comunicación, podemos conocer de primera mano cómo se siente y es más fácil que le podamos ayudar. Ahora, para eso tiene que haber una buena comunicación. Un historial en el que hayamos respondido con honestidad a su confianza.
En el caso de que el adolescente no haya comentado nada, lo primero es tratar de establecer una conversación con él. Este paso puede ser un reto, especialmente si reclaman privacidad o no sabemos cómo reaccionara. Por ello, el acercamiento debe ser desde la flexibilidad y la comprensión, es decir, con apertura a lo que puedan contar.
Por otro lado, si muestra interés por ampliar su círculo de amistades, es una buena noticia; ya que es muy probable que pueda encontrar su lugar. De hecho, muchas de estas dificultades suelen deberse a una diferencia de madurez con su grupo normativo.
En este sentido, mientras ese momento llega, como padres o tutores quizás tengamos que hacer un esfuerzo extra para proteger su autoestima. Que sienta que los demás no quieren establecer una relación de amistad con él no significa que no tenga cualidades.
Así, algunas de las formas con las que podemos ayudar a los adolescentes a buscar amistades son las siguientes:
- Ayudarle a identificar cuáles son los rasgos y características que valora en los amigos.
- Hablar con él sobre los distintos niveles en los que se conjuga la amistad. Por ejemplo, explicarle que puede tener un amigo o grupo de amigos en clase, otro en la zona en la que vive, otro relacionado con alguna actividad o afición.
- Invitarle a ser receptivo a la hora de conocer a otras personas. Al fin y al cabo, un amigo puede hacerlo en clase, a través de un conocido, un familiar o en alguna actividad que practique.
- Enseñarle y aconsejarle sobre las habilidades sociales. Cómo puede iniciar una conversación, hacer preguntas, escuchar o ser agradable.
- Hablar sobre la confianza y como esta funciona con reciprocidad. Para que alguien confíe en nosotros, o continúe haciéndolo, a menudo es necesario que nosotros también lo hagamos.
- Reforzar su autoestima. En este caso, puede ser de gran ayuda ayudarle a identificar cuáles son sus fortalezas, para ello puede indagar en sí mismo y tratar de probar cosas nuevas.
Los años de la adolescencia ya son lo suficientemente difíciles en compañía, como para afrontarlos sin amigos. Comprender el impacto de las redes sociales, la falta de conexiones cómplices y la ausencia de espacios de seguridad con iguales puede ayudarnos a guiar a los adolescentes.
No obstante, si esta situación se complica, siempre es recomendable pedir ayuda a un profesional que pueda atender y planificar una intervención personalizada.
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- Krauskopof, D. (1999). El desarrollo psicológico en la adolescencia: las transformaciones en una época de cambios. Adolescencia y salud, 1(2), 23-31.
- Roca, E. (2014). Cómo mejorar tus habilidades sociales. Valencia: Acde.