Algo va mal en la relación: ¿hablar es siempre la mejor solución?

La comunicación es muy necesaria en cualquier relación interpersonal. Sin embargo, no siempre es la mejor solución a un conflicto. Mira por qué.
Algo va mal en la relación: ¿hablar es siempre la mejor solución?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 06 enero, 2021

La comunicación es fundamental para el buen funcionamiento de una relación. Es la que nos permite compartir nuestros puntos de vista, hacer peticiones y llegar alcanzar acuerdos con el otro. Pero, por diversos motivos, no siempre sabemos comunicarnos de manera adecuada o dichos intercambios no nos llevan a buen puerto. Entonces, cuando algo va mal en la relación, ¿hablar de los problemas es siempre la solución?

Si hubiera que dar una respuesta unívoca, esta sería: sí. Una comunicación fluida y asertiva es imprescindible a la hora de resolver conflictos y dificultades en nuestras relaciones interpersonales. No obstante, en ocasiones, es conveniente tener en cuenta ciertos aspectos que hacen que esta no sea la alternativa más apropiada.

Cómo saber si hablar es la mejor solución cuando algo va mal en la relación

Mujer triste con desconfianza hacia su pareja

¿Cuál es tu estado de ánimo?

Cuando entramos en conflictos o discusiones con personas allegadas, bien sea nuestra pareja, un amigo o un familiar es preferible recapacitar antes de decir algo de lo que podamos arrepentirnos. Si te encuentras en un estado emocional muy intenso o alterado, puede que ese momento no sea el más adecuado para hablar. Y lo mismo ocurre si es el otro quien se encuentra desbordado emocionalmente.

Tratar de dialogar o abordar el asunto en ese estado puede resultar contraproducente. Por ello es preferible esperar un tiempo prudencial para calmarse, disminuir la activación y organizar las ideas a solas y por separado.

¿Ha funcionado la comunicación anteriormente?

Adoptar la asertividad como costumbre, cuando por norma no está en nuestra comunicación, requiere trabajo. En este sentido, recordemos que cualquier diálogo alrededor de un conflicto que quiera llegar a buen puerto necesita la implicación de las dos partes. Así, por mucho esfuerzo que pongamos en explicar nuestro punto de vista, escuchar el del otro y tratar de llegar a un acuerdo, si la otra persona no comparte nuestro propósito, será muy complicado.

Si ya has tratado un mismo problema con esa persona varias veces sin llegar a un acuerdo, si siempre que intentas dialogar el otro se cierra o promete modificar su conducta y no lo hace, recapacita. ¿Realmente sería útil intentar volver a establecer un diálogo sobre el mismo punto? ¿Por qué sería esta vez distinta a las anteriores?

¿Cuál es el objetivo de la conversación?

Cuando algo va mal en la relación muchas veces sentimos la necesidad imperiosa de hablarlo con el otro, pero por los motivos equivocados. Cuando estés molesto o disgustado con otra persona, antes de hacérselo saber, piensa: ¿qué esperas conseguir?

¿Deseas hablarlo porque, realmente, consideras que es la mejor alternativa? ¿Estás dispuesto a escuchar, reconocer tu parte de responsabilidad y tomar decisiones en función de cómo se desarrolle la conversación o únicamente deseas descargar tu frustración en el otro verbalmente, realizar reproches y pedirle que cambie?

Es importante recordar que no tenemos derecho a cambiar a los demás ni a exigirles que actúen de un modo determinado. Nuestra libertad consiste en valorar lo que el otro nos ofrece y decidir cuándo permanecer en la relación o cuando terminarla. Sin embargo, no podemos forzar a nadie a amoldarse a nuestros deseos y expectativas.

Pareja enfadada

Si algo va mal en la relación, toma decisiones

Ninguna relación interpersonal va a responder a nuestro ideal; siempre existen discrepancias, desacuerdos y discusiones. Esto no implica que el vínculo sea perjudicial o que haya que ponerle fin. Las crisis son también una oportunidad para aprender y fortalecer la unión, siempre que el interés por este resultado sea compartido.

Sin embargo, cuando las discusiones con una persona sobre un tema se repitan de forma frecuente, cuando ya lo hayáis conversado varias veces y todo siga igual, habrá llegado el momento en el que hablar ya no sea la mejor solución. Llegados a este punto, solo quedará decidir si aceptar la relación en los términos actuales o cambiar tu posición respecto a ella. En el último caso, siempre es mejor comunicarlo.

Son muchas las relaciones que se terminan rompiendo por expectativas demasiado rígidas y elevadas respecto al otro. La flexibilidad, conjugada con unas líneas rojas o límites claros, nos da una gran ventaja en este sentido. Así, siempre podremos tomarlos de referencia, utilizarlo para no sentirnos perdidos y, si llega el caso, tomar en base a ellos la decisión de continuar por nuestro lado.


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  • Hurtarte, C. A., & Díaz-Loving, R. (2008). Comunicación y satisfacción: analizando la interacción de pareja. Psicología Iberoamericana16(1), 23-27.
  • Turrent, M., & Díaz, T. (2015). ¿ Me quedo o me voy?: Reflexiones para decidir continuar o terminar una relación de pareja. Grijalbo.

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