Ando tan textual que podría comerte a versos

Ando tan textual que podría comerte a versos
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Raquel Aldana

Última actualización: 31 mayo, 2018

Podría comerte a versos, tomar tu cuerpo abrazando las tapas de tu piel, beber a sorbo tus puntos y comas, saborear tus palabras, disfrutar de la humedad de tus suspiros, serenar tu discurso, volverte loco con el derroche de mis letras…

De hecho puedo sentirte intenso en cada tilde, recorrer tus curvas, sosegarte con comas, acentuar cada poro de tu piel, acariciar tu esencia, fantasear con los caminos de tu historia, manejar tus capítulos, pasar tus hojas, cerrar la encuadernación de tu cintura.

Y es que ando tan textual que podría comerte a versos, devorarte en prosa, cocinarte en rimas y decorarte con los garabatos de mi mente. Entonces, y solo entonces, así te haría mío mientras que yo sería tuya durante los instantes que durara nuestra lectura.

“Te daría un café con Borges y un cigarro de Cortázar. Te daría a Lorca en jarrón de rosas. Una almohada de Sabines y cobijas de Benedetti. Una ventana de García Márquez y la luna de Neruda.

Te daría la lluvia de Becquer y el viento de Darío. Te daría la pasión de Frida, caricias de Mistral y suspiros de Storni. También te daría una papel de Llosa y luz de Fuentes. Te daría una pluma con tu propia tinta y besos de mi propia boca.

Te daría risa al compás de nuestra música y nuestro amor. Te daría nuestro amor envuelto en el tiempo. Sacaría la arena del reloj y la contaría grano a grano. Haría de nuestro idilio algo eterno. Y todo, todo esto lo haría por ti”.

Amar los libros en pareja

Siempre nos tendremos aunque no nos poseamos

Que venga lo que tenga que venir, quiero comerte a versos aunque la incertidumbre nos pille con los dedos entrelazados, describiendo la textura de nuestro amor, disfrutando del cantar de las hojas de otoño y sintiendo el hambre de las mariposas de nuestro estómago.

“Que seamos fugaces, que nos desnudemos de prejuicios, que desabotonemos nuestros miedos, que nos veamos los recuerdos, que nos hablemos en palabras, en puntos y comas, en silencios incómodos”.

Ojalá que nuestro romance fulmine miradas y que, aunque con el tiempo se acabe, yo pueda recomendarte. Ojalá sigas rozando muchas pieles y a todas ellas les hagas sentir que eres el mejor libro y la mejor historia que caerá en sus manos.

Te deseo repleto de éxitos. Te deseo con miradas conjugadas en pasado, en presente y en futuro. Deseo que tus verbos arranquen mi ropa, eroticen mis pensamientos y sumerjan mis debilidades, mis miedos y mis pudores.

“-¿Entonces qué haremos?

-El amor.

-¿Seguro?

-Sí.

-Excelente, me voy desnudando.

-¿Y para qué te estás quitando la ropa?

-Pues para hacerlo.

-¿Quién te dijo que tienes que hacer eso para hacer el amor?

-Pues que yo sepa, así se hace.

-No, eso no es amor. Eso es posesión.

-No entiendo, ¿y cómo se hace?

-Solo déjate puesta la ropa y hablemos hasta cansarnos, hasta intentar descifrarnos, hasta saber todas tus memorias, hasta saber nuestros hondos secretos, hasta deleiterme con verte, hasta que estos ojos se cansen y me obliguen a dormir.

-¿Y vas a forzarlos a estar abiertos?

-Sí, solo para verte a ti”.

-Autor desconocido-

Corazón libro

Hazlo como sea, pero que haz que conozca el amor

Haz que conozca el amor, que me encienda con tu recuerdo, que me suban los colores, que se me sonrojen las mejillas. Haz que te sonría en la oscuridad y en soledad. Que te recuerde con ternura, que te desee entre mis brazos, en mis noches de desvelo, a un lado de mi mesilla de noche.

Haz que el mundo se entusiasme, haz que contigo conozcan el verdadero éxtasis. Enséñales las sensaciones que eres capaz de recrear con el simple tacto de tus hojas y de tu vello en la piel, con tus frases en la boca, con tus historias en la mente.

Haz que conozca el amor, que solo quiera leerte, que confíe en lo imposible, que me deslice por las lianas de la selva de tus historias. Haz que te admire, porque no conozco mejor pasión que la de comprenderme entre tus líneas y entregarme a tus mensajes.

“Te leo todas las noches y me sumerjo en tus letras. Devoro tus comas y me sosiego en tus puntos aparte; me quedo quieta en tus puntos suspensivos y me ahogo en tus exclamaciones.

Afanada recorro tus páginas hasta llegar al punto seguido. Me deslizo lentamente por tus sintagmas. Y bebo sorbo a sorbo tus vocales. Ahora me quiero en tu suspenso y arremeto sin pudor hasta el esperado punto final”.

-Autor desconocido-

Lectura sueños

Ven a dormir conmigo, no haremos el amor, él nos hará…

Y ahí me rindió Cortázar, me sumergió y me fraguó en la profundidad del calor de sus letras. Me abrazó para la eternidad y me apasionó con sus palabras. Ahí le rindió homenaje a nuestro amor de noche, a nuestra lectura de ensueño, a nuestro recreo vital. Ahí fue cuando deseé comerte a versos.

“Que nos conozcamos y desconozcamos al mismo tiempo, que vivamos nerviosos la incertidumbre de no saber cómo tratarnos, que nos apresuremos a acariciarnos como los amantes tempranos en su desvelo”.

Que la torpeza nos guíe cada noche, que pasemos página, que no queramos llegar al final, que ansiemos terminar y gozar, que podamos sonreír, que nos tengamos que separar, que nos apene el punto y final.

Que nos disfrutemos, porque no hay nada más bello que lo que tú me aportas, porque quiero que mi biblioteca se llene de libros como tú y que, al mismo tiempo, seas único y el único. Y así poder experimentarte una y otra vez como en nuestra primera ocasión, libro de mi vida. Quiero comerte a versos…


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