Anorexia nerviosa: síntomas, causas y tratamiento
La anorexia nerviosa es uno de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) más habituales. Su presencia está documentada en la literatura médica desde la Edad Media, pero el término no fue acuñado hasta finales del siglo XIX.
Cuando más se ha manifestado en la sociedad occidental ha sido en las últimas tres décadas. Un hecho que es debido, en parte, a factores socioculturales como la apología de la delgadez por parte de los medios de comunicación.
No obstante, su desarrollo depende además de otras muchas circunstancias personales. Veamos con más detalle en qué consiste este trastorno y quién parece tener más posibilidades de padecerlo.
Síntomas de la anorexia nerviosa
La anorexia nerviosa se caracteriza por una restricción de la ingesta alimentaria y un miedo patológico a engordar que se manifiesta junto a otras alteraciones. Algunas de ellas son, por ejemplo, cambios en el estado de ánimo, una baja autoestima o frecuentes conflictos psicosociales.
Como consecuencia de ingerir tan pocos alimentos, las personas con anorexia sufren una reducción de peso corporal muy significativa. Esta pérdida de peso no es atribuible a otros trastornos físicos o enfermedades.
Otro síntoma habitual de la anorexia nerviosa es que la percepción de uno mismo está alterada. De este modo, es fácil que una persona con anorexia se vea a sí misma con sobrepeso, aunque su peso esté muy por debajo de la normalidad.
Este síntoma se acompaña además de falta de conciencia de enfermedad, lo que convierte a la anorexia nerviosa en un trastorno potencialmente muy peligroso. Así, en la mayoría de ocasiones la persona pone en riesgo su salud física, y en algunos casos, hasta su vida. De hecho, la anorexia nerviosa es la patología psiquiátrica con más mortalidad.
Es un trastorno que suele aparecer en la adolescencia o en la edad adulta temprana y que sufren mayoritariamente las mujeres. Se estima que por cada hombre que padece anorexia nerviosa, hay diez mujeres que la sufren.
Otras características del trastorno
Además de los síntomas comentados en el apartado anterior, la anorexia se asocia con otras manifestaciones que nos pueden ayudar al diagnóstico diferencial. Así, las personas que la padecen manifiestan frecuentemente:
- Evitación de la ingesta de alimentos: se saltan comidas, esconden o tiran alimentos.
- Vómitos.
- Atracones.
- Uso de diuréticos, laxantes y enemas.
- Inestabilidad emocional.
- Conductas obsesivas y necesidad de control del entorno.
- Incremento del interés por la actividad física.
- Conversaciones frecuentes sobre comida: calorías, macronutrientes, peso, etc.
- Consulta obsesiva de páginas web sobre dietas y pérdida de peso.
- Aislamiento social.
- Disminución del rendimiento académico.
- Detención del crecimiento en la adolescencia.
- Amenorrea en el caso de las chicas.
- Crecimiento anormal del vello corporal.
- Quejas somáticas inespecíficas.
Además, es importante diferenciar los dos principales subtipos de anorexia. El tipo restrictivo reduce su peso gracias al exceso de ejercicio y una dieta muy restringida. En cambio el tipo con atracones y purgas lo hace mediante el vómito autoprovocado y el uso de laxantes, enemas y diuréticos.
Causas de la anorexia nerviosa
El inicio de la anorexia suele asociarse a un acontecimiento vital estresante. Un ejemplo habitual en el inicio de la vida adulta es dejar el hogar para ir a la universidad, pero existen muchos más.
Un factor estresante prolongado en el tiempo hará que personas con otros factores de vulnerabilidad terminen padeciendo el trastorno. Existen, además, otros factores de riesgo:
- Temperamentales: las personas que muestran rasgos obsesivos en la infancia o desarrollan trastornos de ansiedad en la edad adulta tienen más riesgo de padecer anorexia nerviosa.
- Laborales: los trabajadores pertenecientes a profesiones que alientan la delgadez, tales como ser modelo, bailarín o algunos deportes de élite, tienen más riesgo de sufrir anorexia.
- Socioculturales: la anorexia nerviosa es más prevalente en países industrializados de rentas altas, especialmente en los que estar a dieta tiene una connotación positiva.
- Genéticos: las personas con un familiar de primer grado con anorexia nerviosa tienen más riesgo de padecer el trastorno.
Tratamiento de la anorexia nerviosa
El tratamiento de este trastorno es multidisciplinar, dado que afecta a diferentes áreas de la persona. Además, en función de la gravedad, puede tratarse de forma ambulatoria, en un hospital de día o mediante ingreso hospitalario.
Tipo de intervención
Cuando el cuadro es incipiente y no presenta gravedad, lo más habitual es que el tratamiento sea ambulatorio. En este:
- Se solicita a los pacientes que registren su ingesta diaria, el exceso de actividad y el uso de laxantes y diuréticos.
- Se instaura además un tratamiento farmacológico.
- Los pacientes reciben tratamiento psicológico de apoyo.
En casos intermedios se opta por el ingreso de día. Sin embargo, cuando el tratamiento no da los resultados obtenidos o de entrada se acusa una gravedad mayor, los pacientes son ingresados en el hospital. Los criterios habituales para un ingreso hospitalario son los siguientes:
- Poca o nula efectividad del tratamiento ambulatorio.
- Cronicidad.
- Pérdida de peso severa o complicaciones orgánicas significativas.
- Necesidad de separar al paciente de su entorno familiar, cuando éste perjudica su sintomatología.
- Requerimiento de medios asistenciales para cumplir los objetivos terapéuticos.
Tratamiento farmacológico
Los psicofármacos que se administran están orientados a regular la conducta de los pacientes cuando no pueden hacerlo por ellos mismos. Los más administrados son los siguientes:
- Antidepresivos ISRS como la fluoxetina, la paroxetina, la sertralina, la fluvoxamina o el citalopram.
- Antidepresivos tricíclicos como la clomipramina, la amitriptilina o la imipramina.
- Benzodiazepinas como el diazepam, el alprazolam o el clorazepato.
- Neurolépticos como la periciazina, la pimozida, la clotiapina, la propericiazina y la clorpromazina.
Su prescripción dependerá principalmente de la sintomatología del paciente y también de la comorbilidad psiquiátrica. Esto es debido a que en muchas ocasiones la anorexia nerviosa se manifiesta junto a otros trastornos psiquiátricos que también necesitan tratamiento farmacológico.
Tratamiento psicológico
La intervención psicológica es imprescindible en este tipo de trastorno. Debe administrarse tanto cuando el paciente presenta sintomatología anoréxica como para prevenir posibles recaídas. A continuación detallamos las terapias más eficaces.
- El tratamiento de exposición con prevención de respuesta. Esta terapia expone a los pacientes a los estímulos que desencadenan el vómito o el atracón y enseña a evitar la conducta disfuncional de manera eficiente.
- La terapia cognitivo-conductual. Este tratamiento ayuda a modificar el sistema distorsionado de creencias del paciente, su percepción corporal, su autoestima y su gestión de las emociones de una forma más adecuada.
Conclusiones finales sobre la anorexia
La anorexia nerviosa es un trastorno potencialmente grave que afecta a un gran número de adolescentes hoy en día. Dado que una de sus características principales es la baja conciencia del trastorno, es difícil que las personas que la sufren pidan ayuda.
Por esa razón, si detectamos que alguien de nuestra familia o nuestro entorno más inmediato padece algunos de los síntomas descritos en este artículo, sería aconsejable contactar con un especialista sanitario. Un psicólogo, un médico o un enfermero podrá facilitarnos las directrices a seguir ante tal situación.
La anorexia nerviosa es un trastorno que puede superarse. No obstante, si esta no es tratada a tiempo, puede cronificarse y sus síntomas llegar a ser muy graves. Por ello, ante la sospecha de síntomas, una intervención temprana será nuestro mejor aliado.
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