El antiespecismo, una propuesta para la reflexión y un reto para el futuro

El antiespecismo, una propuesta para la reflexión y un reto para el futuro
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 07 octubre, 2022

Siempre consideré que la mejor mentalidad para vivir era una máxima que yo no había inventado pero tampoco nadie me había dictado: “vive de tal manera que evites haces sufrir a los demás innecesariamente”. Enunciarlo parece fácil pero en cuanto te descuidas, al pensar en esta reflexión aparecen muchas anotaciones en los márgenes y asteriscos aclaratorios a pie de página.

Con el tiempo aprendí que la mejor forma de no hacer daño a los demás es no hacérselo a una misma y que los demás no son todos los que a priori pensaba. Formo parte de una especie, pero no la única que forma parte de este planeta. Nadie tampoco me hizo apreciar eso, pero siempre tuve una tendencia en ver lo primitivo en el consumo abusivo de carne, lo despreciable en el maltrato animal y lo totalmente incívico en no cuidar el medio en el que vives.

Por tanto decir que el antiespecismo o el veganismo está de moda es una falacia, pues hasta los que no lo practicamos, pero lo entendemos, sabemos que ha existido siempre. Quizás sin esa repercusión a nivel mediático, pero sí con impacto en muchas comunidades. El antiespecismo tiene retos y fortalezas, pero sobre todo incita a una reflexión que impusará nuestro desarrollo personal.

Antiespecismo: unión de necesidad medioambiental, ética humana y toma de conciencia social

Hasta hace muy poco veíamos un filete en la mesa y no apreciábamos nada más. Para muchos sigue estando ahí, pero parece haber perdido inocuidad a la vista. Personalmente, no logré terminar el documental Earthlings, quizás porque no me atrevía a asumir que después de conocer la brutalidad de algunas prácticas, siguiera siendo parte invisible pero cómplice de ellas.

El antiespecismo no es una actitud impositiva, moral y delirante. El antiespecismo es el reto de nuestra época que apela a nuestra conciencia medioambiental y nos recuerda que en nuestras manos está provocar el menor daño posible a otros seres vivos.

Sin embargo, el antiespecismo se enfrenta con desafíos evidentes: delimitar los límites que pueden llevar a oscurantismos, la aceptación y compresión de múltiples excepciones; que es el la mayor virtud del sentido común del ser humano. Una forma de entender esto es el dilema de Heinz, muy estudiado en psicología.

Por ejemplo, si la experimentación animal arrojara una cura para la enfermedad de un ser querido….¿estarías de acuerdo con ella? En mi caso y en el de muchos otros la respuesta es clara, lo que no minimiza el deseo porque esa experimentación siga un protocolo ético.

El juicio social: arma de doble filo

Existe una realidad clara para los que practican o desean practicar el veganismo: aunque adopten esa ética, la difundan y no la impongan, se enfrentan a continuos juicios sociales. Por otro lado, muchas personas que lo practican abusan de un tono moralizante y extremista que recuerda a otros movimientos sectarios. Quizás sea necesario para provocar un cambio, o quizás no…

Nadie puede cambiar de actitud y mucho menos de comportamiento si se siente agredida o enjuiciada de forma que le hagan sentir mala persona. Es mucho mejor la educación, la evidencia de manera que los demás se sientan involucrados en un proceso que han elegido, que pueden defender con razones y que no sienten como impuesto.

Manos sobre un campo con flores

Hay prácticas tan arraigadas en una cultura que no dejan ver las verdadera ética de cada uno. El antiespecismo tiene como fortaleza mostrar otras vías sanadoras de vivir en nuestro medio, de evitar el cambio climático, de apostar por la sostenibilidad, el contacto con otros seres vivos y el respeto por su paso por la tierra.

“¿Cómo puedes comerte algo con ojos?”

-Will Kellogg-

El antiespecismo no nos debe hacer sentir culpables, sino impulsarnos a dejar de ser cómplices. Debe provocar un sentimiento de compasión hacia los animales que se puede extender hacia nuestra propia especie.

El antiespecismo no es una nueva moda

Si muchas personas están concienciadas por el abuso animal y no adoptan una forma de vida vegetariana o vegana es precisamente porque no es un movimiento que promueva una “moda fácil”. Son formas de comportamiento que demandan un compromiso diario, hábitos que desafían todo un entramado social que adopta como normales prácticas abusivas con los animales, incluso en festejos públicos.

“Alimentarse de carne es un vestigio del primitivismo más grande. El paso al vegetarianismo es la primera consecuencia natural de la ilustración”

-León Tostói-

Vaca bebiendo leche de un biberón

El veganismo no es una moda que expanda sus plumas para deslumbrar en un momento y luego poder volverlas a esconder el resto del día. Desde que se levanta hasta que va a dormir, una persona vegana vive comprometida. Actúa por sí misma. Conciencia con su propia acción.

El antiespecismo no es que esté de moda, sino que diversos movimientos locales y conciencias individuales se están uniendo a través de herramientas con las que antes no contaban. En varios de los escritos de León Tolstói, pasando por diferentes reflexiones que podemos situar ya en la filosofía griega, todos estos debates ya estaban presentes.

Por tanto, ridiculizar el movimiento vegano es ridiculizar una forma de vivir que muchas personas han elegido desde la reflexión e inspirados en una premisa: de acabar con cualquier tipo de sufrimiento inútil es una de las formas más elevadas de conseguir que nuestro paso por este mundo sea mejor.

En este sentido, siempre sabremos que lo que causa dolor es a veces inevitable, pero lo que causa un sufrimiento largo e innecesario es inaceptable. El paso de una conciencia a la acción también es el paso civilizado hacia algo mejor por parte de toda una sociedad.


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