Cadenas de rituales de interacción y la generación de energía emocional

Cadenas de rituales de interacción y la generación de energía emocional
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 27 agosto, 2018

¿Por qué hacer algo? ¿Por qué llevamos a cabo unas acciones y no otras? Estas cuestiones de difícil solución encuentran una respuesta en la energía emocional. Al menos, cuando se trata de interacciones sociales. Esto es, una de las razones por las que nos relacionamos con los demás es para obtener energía emocional. Cuanta más, mejor.

Esta propuesta, realizada por el sociólogo Randall Collins, establece que toda relación entre personas es un ritual de interacción. Estos rituales van a generar energía emocional, sobre todo cuando se dan determinadas condiciones. A su vez, la energía emocional va a llevarnos a buscar la repetición del ritual a fin de conseguir más energía.

Rituales de interacción

Según Collins, los rituales son mecanismos que enfocan la atención en una emoción, de manera que se crea una realidad compartida. Esta nueva realidad sería temporal, pero serviría para generar significados y símbolos.

Por ejemplo, lejos de rituales más sofisticados, saludar a alguien por la calle, “hola, ¿qué tal?”, va a ser un ritual. Este ritual hace que se cree entre las dos personas una realidad nueva. Aunque solo dure unos segundos, va a ser suficiente para generar símbolos y, en última instancia, energía emocional.

La energía emocional que se desprende de ese ritual llevará a que sigamos saludando a esa persona cada vez que la veamos. Sin embargo, si no se produjera la energía emocional, esa conducta dejaría de producirse. Por tanto, estos rituales de interacción están encadenados. La realización de un ritual va a llevar a que se repita siempre que genere los resultados esperados.

Chico y chica chocando sus manos mientras hacen deporte

Ingredientes del ritual

Los rituales de interacción tienen cuatro ingredientes o condiciones iniciales principales:

  • Dos o más personas se encuentran físicamente en un mismo lugar. De este modo, su presencia corporal les afecta recíprocamente. Esto también implica que los rituales de interacción no pueden darse en el mundo virtual.
  • Hay barreras excluyentes que transmiten a los participantes la distinción entre quienes toman parte y quienes no. En otras palabras, están claramente diferenciados quienes participan en el ritual y quienes no.
  • Los partícipes enfocan su atención sobre un mismo objeto y al comunicárselo entre sí adquieren una conciencia conjunta de su foco común. El objeto sobre el que centran la atención puede ser una acción o un evento.
  • Comparten un mismo estado anímico o viven la misma experiencia emocional. Las emociones y sentimientos son grupales, todos experimentan lo mismo.

Los dos últimos ingredientes son los más importantes. Ambos se refuerzan mutuamente. Los participantes en un servicio religioso asumen una actitud más respetuosa y solemne y los asistentes a un funeral pueden sentir que su pena se agranda.

A menor escala, por ejemplo, en una conversación, a medida que la interacción se vuelve más y más fascinante, el ritmo y el tono emocional del diálogo atrapan a los interlocutores. Este estado de atención y emoción compartidas fue denominada por Durkheim como conciencia colectiva.

Efectos del ritual

En la medida en que los ingredientes se combinen con acierto y logren acumular elevados niveles de coincidencia en el foco de atención y la emoción compartidos, los participantes experimentarán:

  • Solidaridad grupal y sentimiento de pertenencia.
  • Energía emocional individual. Esta es una sensación de confianza, alegría, fuerza, entusiasmo e iniciativa para la acción.
  • Símbolos que representan al grupo: emblemas u otras representaciones (iconos, palabras, gestos) que los miembros sienten asociados a sí mismos como colectividad. Las personas imbuidas de sentimientos de solidaridad grupal se muestran reverentes con esos símbolos y los defienden de las faltas de respeto y más todavía de los renegados.
  • Sentimientos de moralidad: la sensación de que sumarse al grupo, respetar sus símbolos y defenderlos a ambos de los transgresores es hacer lo correcto. A esto se une una percepción de la impropiedad y la vileza moral inherente a vulnerar la solidaridad grupal o a ultrajar sus representaciones simbólicas.
Grupo de personas uniendo sus manos

Por tanto, estos rituales de interacción con otras personas van a motivar muchas de nuestras acciones. Desde esta perspectiva, relacionarse con otras personas es beneficioso, sobre todo cuando se dan las condiciones mencionadas. Ello explica por qué somos seres sociales así como que las redes sociales, a pesar de ponernos en contacto, es difícil que nos lleguen a llenar. En este sentido, el cara a cara no puede ser superado por ningún otro tipo de interacción.


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