¿Cómo ayudar a una persona con hipocondría?

¿Qué es la hipocondría? ¿Cuál es su origen? ¿Qué podemos hacer para ayudar a las personas que la sufren? En este artículo vamos a tratar de responder a estas preguntas.
¿Cómo ayudar a una persona con hipocondría?
Leticia Aguilar Iborra

Escrito y verificado por la psicóloga Leticia Aguilar Iborra.

Última actualización: 11 septiembre, 2020

Ayudar a una persona con hipocondría no suele ser tarea fácil. Exponerse a los síntomas preocupantes de estas personas puede generar una sensación de frustración y desgaste en la familia, cuando los recursos disponibles para poder ser agentes de ayuda son limitados. A su vez, es frecuente que estas personas puedan sentirse invalidadas emocionalmente por su entorno con respecto a sus quejas, favoreciendo la sensación de soledad y aislamiento.

Con independencia que la enfermedad sea potencialmente real o percibida, los síntomas físicos que ocasionan la queja son realmente experimentados (no se trata de una simulación). Aunque los exámenes médicos descarten la presencia de una enfermedad de origen físico, las preocupaciones de la persona con hipocondría suelen motivarla a pedir más exámenes y pruebas que confirmen sus sospechas o apoyen su certeza frente a los demás.

La hipocondría: componentes emocionales y conductuales

La hipocondría se caracteriza por la preocupación excesiva en torno a la salud del individuo y sus posibles causas. El componente emocional clave en la hipocondría es el miedo. Un temor que está orientado de manera específica a la salud. Así, el individuo atribuye la mayoría de señales que obtiene del cuerpo a una enfermedad potencialmente grave por la que peligra su bienestar e incluso su vida.

En muchas ocasiones, el miedo está vinculado con la ansiedad, siendo la parte visible de los trastornos ansiosos; concretamente, del trastorno de ansiedad generalizada.

Otro de los componentes claves en la hipocondría suelen ser las autoexploraciones repetitivas entorno a los síntomas físicos y los cambios que pueden producirse en el organismo (lunares, pesos, heridas, tipos de dolor…), tratando de extraer de esa observación el demostrar que esa enfermedad es real.

Persona tomándose el pulso

La hipocondría en la red: coleccionando enfermedades

¿Qué aparece en los buscadores cuando escribimos “dolor de cabeza”? El hecho de leer determinados síntomas que caracterizan algún tipo de enfermedad grave da a la persona claves, o lo que ella piensa que son claves, para el autodiagnóstico. A partir de ese momento, la secuencia habitual es que la persona busque todavía más información, prestando atención a la que cuadra con ese diagnóstico de partida y descartando el resto -sesgo de confirmación-.

De esta forma, las herramientas de búsqueda en la red se convierten en un arma de doble filo a la hora de generar y alimentar miedos asociados a la salud. Una información al alcance de todos que, mal interpretada y gestionada, puede alumbrar y alimentar miedos que ocasionen mucha ansiedad en la persona, dificultando en muchos casos la intervención: la persona está convencida de que tiene un problema real y no de que lo que siente es producto de su angustia.

¿Cómo ayudar a una persona con hipocondría?

Todos en algún momento y circunstancia nos hemos mostrado un tanto hipocondríacos. No obstante este tipo de preocupaciones en las personas con hipocondría suelen perdurar en el tiempo, siendo poco o nada sensibles a la opinión del especialista. La persona está tan convencida de que padecer una enfermedad grave que no encuentra alivio en los resultados de las pruebas y la interpretación que hace su médico.

Dicho esto, queremos adelantar algunas claves para ayudar a una persona con hipocondría:

Valida su experiencia

Es uno de los puntos más importantes. En determinadas ocasiones, la persona con hipocondría se encuentra con una barrera que le impide expresar sus síntomas y sus miedos.

Por ello, la validación de la experiencia significa “poder correr con los zapatos de esa persona” entendiendo que puede sentirse así en sus circunstancias, en su manera de ver y entender el mundo en ese momento. No es un objetivo fácil; de hecho, solemos renunciar a alcanzarlo cuando utilizamos fórmulas más sencillas y peligrosas que se explicitan al utilizar frases como las siguientes:

  • “Eso no es nada”.
  • “Ya verás que te dice el médico que no es para tanto”.
  • “Mi padre realmente sufrió esa enfermedad y si la tuvieras no estarías así”.
  • “Pero si ya te ha dicho el médico que no, ¿por qué quieres ir otra vez?

Toma distancia del bucle del malestar

Es decir, no participar en las quejas motivo del individuo. Con frecuencia, la necesidad de reaseguración del paciente deriva en consultas a conocidos; de alguna manera, la persona hipocondriaca necesita que otros le digan que lo que tiene “no es nada” e incluso que su enfermedad imaginaria va a tener un buen pronóstico.

Esta calma que obtiene de los demás no suele durar demasiado tiempo, por lo que la persona no suele tardar en volver a reclamar esas palabras de alivio, entrando en un círculo muy peligroso.

Desarrollar actividades alternativas a las conductas de reaseguración

Actividades que sean del agrado del individuo y que sean incompatibles con las autoexploraciones realizadas en búsqueda de la confirmación de la enfermedad.

Hacer ejercicio físico como forma de distracción puede funcionar como un estresor en los primeros momentos, pues la actividad puede generar en el individuo señales que pueda sumar a todo el material recopilado para apoyar sus sospechas, su miedo o su autodiagnóstico.

Sin embargo, una vez hecho el ejercicio adecuado a su condición física en ese momento, lo que suele predominar en el cuerpo es una sensación de bienestar que difícilmente va a encajar con sus temores.

Amigos corriendo

Anímale a solicitar ayuda

Es posible que la situación llegue a superar nuestros propios recursos. Que agote nuestra paciencia y nuestras energías. Llegar a este punto nunca es recomendable; es mejor pedir ayuda mucho antes. No obstante, si no lo hemos hecho todavía, ya no lo podemos dilatar más en el tiempo. Se trata de ayudar o animar a la persona a que busque ayuda psicológica.

La persona con hipocondría puede mostrarse reticente a dar este paso: puede pensar que, al hacerlo, está invirtiendo recursos en un lugar que no es el origen de su problema. En estos casos, para hacer que acuda a consulta podemos apoyarnos en que necesita a alguien que le ayude a calmar la ansiedad en vez de hablar de hipocondría, por mucho que sospechemos que esta es en realidad el origen de lo que le sucede.


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