¿Cómo encontrar el propósito de la vida? Consejos prácticos
Cuando la supervivencia de una persona está garantizada, aparece en ella una necesidad íntima y trascendente: encontrar el propósito de la vida. Una razón de ser, de habitar el mundo y de darle sentido a lo que se hace cada día. Es decir, una meta final, el último peldaño a subir antes de dejar este mundo. Ahora bien, ¿cómo encontrarlo?
Algunas personas parecen tener claro a qué quieren dedicarse prácticamente desde que tienen uso de razón. En cambio, otras habitan un incómodo limbo donde nada parece merecer la dedicación de una vida entera.
Si estás en este último grupo, no temas: la inspiración nunca llega sin un poco de ayuda. Puedes lograr que esa sensación desaparezca a través de la experimentación, la reflexión o algunas técnicas específicas. Vamos con algunos consejos para ello.
¿Por qué es importante encontrar el propósito de la vida?
Si bien la rutina es un filón de seguridad y estabilidad que todo el mundo necesita, cuando se adueña del día a día, sin dejar espacio a lo demás, llega a ser asfixiante. Aunque a nadie le gusta tener horarios cambiantes en el trabajo ni vivir pensando cuándo tendrá que cambiar de vivienda, tampoco se trata de hacer todo igual hasta el día en que se muera.
La clave, como todo, está en el equilibrio: tener una vida hasta cierto punto ordenada y predecible que permita salir de lo cotidiano y estimularse. Esta estimulación —el propósito de la vida para algunos— sería lo que mantendría la idea de que el período vital responde a un objetivo relevante.
Además, tener un propósito de vida está relacionado con una mejor salud física y mental, mayor resiliencia ante el estrés y, según lo detalla un estudio de la revista Psychological Science, una longevidad más prolongada. Por tanto, este sentido profundo de dirección y significado es un factor de bienestar para nuestra mente y nuestro cuerpo.
Por eso, si tienes la sensación de que tu vida está vacía y de que lo que haces no tiene ninguna trascendencia para aquello (o aquellos) que te importa, quizá necesites un objetivo principal, un propósito. Vamos con algunos consejos para encontrarlo.
Descubre: Propósito de vida a través del activismo
¿Cómo encontrar el propósito de la vida?
Ten en cuenta esta idea: no vas a encontrar un propósito que te haga sentir plenitud vital de manera inmediata. Sin embargo, el camino hasta ello también puede ser estimulante. Avanzar con una actitud positiva mientras exploras las posibilidades también puede ser beneficioso para tu bienestar general, como lo señala un estudio publicado en la revista Emotion.
A continuación te ofreceremos recomendaciones prácticas que te ayudarán a definir un curso de acción para hallar tu propósito de vida.
1. Identifica tus valores y pasiones
Pregúntate qué es lo que llena tu vida de alegría y significado, qué te motiva a levantarte cada día. Y, por supuesto, no olvides aquello que, para ti, es la justicia universal, pues muchas personas viven para ejercer esos valores en la sociedad.
Por ejemplo, algunos consideran que el racismo ya ha vivido suficientes años en nuestra sociedad y dedican su vida a erradicarlo de una vez por todas. De esa manera, la alegría de cambiar el pensamiento humano, a través del activismo, hace del antirracismo un propósito vital para esas personas.
2. Prueba la técnica del ikigai
El concepto japonés de ikigai se usa para referirse a aquellas cosas que hacen que la vida valga la pena. Se basa en la intersección de cuatro elementos: lo que te gusta hacer, aquello en lo que eres hábil, lo que crees que necesita tu entorno (o el mundo) y lo que puede dotarte de riquezas.
Según este principio, debería haber una actividad en tu vida que reúna estos cuatro elementos y es tu tarea encontrarla. A nivel psicológico, una revisión publicada por Concurrent Disorders Society Press indica que esta técnica está relacionada con un buen desarrollo del autoconocimiento, capacidad de resolución de problemas y adquisición de metas. Para aplicarla, sigue estos pasos:
- Dibuja cuatro círculos, creando intersecciones entre ellos. En uno de ellos, escribe lo que más te gusta hacer. En el siguiente, aquello que se te da bien. En el tercero, escribe aquellas habilidades y conocimientos por los que podrían pagarte. Por último, escribe en el círculo restante qué acciones y actividades realizarías para mejorar el mundo, siempre por voluntad propia y sin necesidad de remuneración o reconocimiento.
- En las intersecciones de los círculos hallarás respuestas parciales de aquello que amas y se te da bien. De este modo, tu misión será aquello que amas junto a lo que crees que el mundo necesita. Por otro lado, tu vocación será la intersección entre lo que quieres aportar al mundo y lo que se te da bien. Finalmente, tienes la profesión: aquello que se te da bien y por lo que podrías recibir dinero.
- El siguiente paso es aplicar esta abstracción a tu vida real, por medio de preguntas como ¿qué estás haciendo para mejorar el mundo? ¿Te hace feliz tu profesión?
- Una vez hayas descifrado las incógnitas, podrás empezar a equilibrar estos cuatro aspectos. Lograrlo será alcanzar tu ikigai.
3. Experimenta y sal de tu zona de confort
Si no encuentras nada en tu vida que la dote de un propósito, quizá es porque ese algo está fuera de ella (todavía). Por eso, es importante que salgas de tu zona de confort. Se trata de hacer todas esas actividades que aún no has probado o de poner a prueba esas habilidades que aún no has desarrollado. Salir y explorar siempre es un buen punto de partida.
En ocasiones, también se trata de ejecutar un ejercicio que consiste en mirar hacia uno mismo. Tal vez atreverte a hacer eso que siempre te ha llamado la atención, pero que crees que no es para ti. Anímate, no podrás averiguarlo si no lo intentas.
4. Establece metas a largo plazo
Vivir el día a día está bien, pues ayuda a focalizarse en el presente, pero es importante también caminar hacia el futuro que deseas. Por ende, reflexiona acerca de qué querrías hacer dentro de un período largo de tiempo —¿dónde me veo dentro de 20 años?— y establece metas significativas.
Esa sensación de que estás trabajando por un propósito ulterior dotará de sentido a tus acciones y decisiones. Sin embargo, no basta con establecer dicho objetivo, sino que se requieren pasos concretos para mantener la motivación y lograrlo:
- Visualiza el logro o la situación futura que quieres alcanzar.
- Haz una lista con todos los pasos que necesitas dar para cumplir tu objetivo.
- Organízalos de acuerdo a la prioridad que quieras darles.
- Haz un plan de acción para cumplirlos (establecer fechas límite, por ejemplo).
- Recuerda recompensarte por cada logro, pues así mantienes la motivación y generas sensación de evolución.
- Sé flexible: por el camino aparecerán contratiempos y es posible que necesites cambiar el plan.
5. Haz activismo o actos de servicio
Brindar apoyo a los demás o luchar por una causa dota de un profundo significado a nuestros actos, pensamientos y decisiones.
Si bien la idea no es que este se convierta en tu único propósito, te aportará bienestar por medio del sentido de pertenencia, desarrollo de la empatía y motivación a contribuir a la justicia social, tal como indica un artículo de Journal of Personality and Social Psychology que analiza las respuestas afectivas que activa la compasión.
Todos tenemos un propósito
Encontrar el propósito de la vida es un proceso único para cada individuo. En ocasiones, requiere de reflexión profunda y también de enfrentarse a momentos desagradables o partes de uno mismo que no gustan.
Además, recuerda que los propósitos vitales pueden cambiar, al igual que cambia la vida misma. No te cierres a lo que te depara el futuro, pues el objetivo de esto no es trascender, sino alcanzar paz interior para vivir tu vida de una manera más significativa. Y tú, ¿has encontrado ya tu propósito?
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