Cómo evaluar el TEA en adultos

¿Has pensado alguna vez que puedes tener TEA? ¿Lo sospechas de algún familiar o persona cercana? Los datos nos dicen que las personas con TEA de alto funcionamiento no son diagnosticadas. Si quieres saber cómo se evalúa en adultos, ¡sigue leyendo!
Cómo evaluar el TEA en adultos
José Padilla

Escrito y verificado por el psicólogo José Padilla.

Última actualización: 21 junio, 2023

El trastorno del espectro autista (TEA) es un problema del neurodesarrollo cuyas dificultades se reflejan en la interacción social, la comunicación, la presencia de comportamientos estereotipados (rígidos y repetitivos), la resistencia al cambio y los intereses restringidos. La forma en que se expresa varía de una persona a otra y de la etapa en la que se encuentra.

La mayoría de las personas con TEA son diagnosticadas en la niñez. Sin embargo, también pueden ser diagnosticadas en la adultez, aunque sea más difícil de identificar. El TEA es cada vez más frecuente, se estima que su prevalencia es de 1 en 68. Este aumento de casos puede ser atribuida a una mayor conciencia, un sobrediagnóstico o a criterios de diagnóstico demasiado inclusivos.

Mujer autista tapándose los oídos

Síntomas del trastorno del espectro autista

Las personas con TEA tienen dificultad para comunicarse e interactuar socialmente; además, por norma, tienen intereses limitados y comportamientos repetitivos. También, tienen dificultades con la flexibilidad cognitiva y conductual, sensibilidad sensorial alterada, dificultades de procesamiento sensorial y dificultades de regulación emocional.

A continuación, revisaremos los criterios que la APA ha establecido para diagnosticarlo.

A. Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos, manifestado por lo siguiente, actualmente o por los antecedentes (los ejemplos son ilustrativos, pero no exhaustivos):

  1. Las deficiencias en la reciprocidad socioemocional, varían, por ejemplo, desde un acercamiento social anormal y fracaso de la conversación normal en ambos sentidos, pasando por la disminución en intereses, emociones o afectos compartidos hasta el fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.
  2. Las deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social, varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal y no verbal poco integrada, pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal o deficiencias de la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de expresión facial y de comunicación no verbal.
  3. Los problemas en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones varían. Manifiestan desde dificultades para ajustar el comportamiento en diversos contextos sociales, pasando por dificultades para compartir juegos imaginativos o para hacer amigos, hasta la ausencia de interés por otras personas.

B. Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, que se manifiestan en dos o más de los siguientes puntos:

  1. Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos (p. ej., estereotipias motoras simples, alineación de los juguetes o cambio de lugar de los objetos, ecolalia, frases idiosincrásicas).
  2. Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento verbal o no verbal (por ejemplo, gran angustia frente a cambios pequeños, dificultades con las transiciones, patrones de pensamiento rígidos, rituales de saludo, necesidad de tomar el mismo camino o de comer los mismos alimentos cada día).
  3. Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o foco de interés (por ejemplo, fuerte apego o preocupación por objetos inusuales, intereses excesivamente circunscritos o perseverantes).
  4.  Hiper o hiporeactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno (por ejemplo, indiferencia aparente al dolor/temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o palpación excesiva de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento).

C. Los síntomas han de estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo (pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las capacidades limitadas, o pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en fases posteriores de la vida).

D. Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento habitual.

E. Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual) o por el retraso global del desarrollo. La discapacidad intelectual y el trastorno del espectro del autismo con frecuencia coinciden; para hacer diagnósticos de comorbilidades de un trastorno del espectro del autismo y discapacidad intelectual, la comunicación social ha de estar por debajo de lo previsto para el nivel general de desarrollo.

Evaluación del TEA en adultos

Existen cuestionarios que las personas pueden aplicarse para decidir si deben ver a un profesional que haga una evaluación. Cuidado porque estas herramientas de autoevaluación no son aptas para generar un diagnóstico; no se debe confiar ellas para confirmar este trastorno.

Entre las herramientas de autoevaluación más comunes para el TEA se encuentran las siguientes:

  • Autism Spectrum Quotient (AQ-10): esta es una herramienta de evaluación de 10 preguntas adaptada de un cuestionario mucho más largo llamado Cociente del espectro autista (AQ).
  • Adult Repetitive Behaviors Questionnaire-2 (RBQ-2A): este cuestionario de 20 ítems se enfoca en “comportamientos restringidos y repetitivos”.
  • Adult Social Behavior Questionnaire (ASBQ): las 44 preguntas de esta herramienta se centran en una amplia gama de aspectos del autismo en adultos. Se puede utilizar para evaluar a otra persona, así como una autoevaluación.

Evaluaciones Profesionales

Consultar a un profesional de la salud es el único medio para recibir un diagnóstico de TEA. Él se encargará de observar el comportamiento del paciente, incluida la forma en que habla e interactúa. También le pedirá que complete una o más evaluaciones que son más detalladas que las anteriores. Entre las pruebas que puede usar son las siguientes:

  • Autism Diagnostic Observation Schedule, Second Edition (ADOS-2) Module 4: se considera el estándar de oro para diagnosticar el autismo en personas de todas las edades. El módulo 4 se usa específicamente para adultos y no es un cuestionario. En cambio, el profesional que administra la prueba observará cómo responde a ciertas indicaciones. Evalúan tanto lo que la persona dice como su comportamiento.
  • Developmental, Dimensional, and Diagnostic Interview-Adult Version (3Di-Adult): se enfoca en cómo se comunica e interactúa el paciente en situaciones sociales. Asimismo, busca intereses restringidos, como la obsesión por un objeto en particular y ciertos comportamientos.
  • Social Responsiveness Scale (SRS): esta prueba no se emplea para diagnosticar el autismo, sino para medir qué tan deterioradas están las habilidades sociales.
  • Autism Diagnostic Interview-Revised (ADI-R): esta prueba se enfoca en las tres áreas principales afectadas por el autismo: lenguaje y comunicación, interacción social y comportamientos o intereses repetitivos.
Hombre haciendo terapia

El National Institute for Health and Care Excellence (2021) recomienda realizar la evaluación de posible autismo cuando una persona tiene una o más de los siguientes problemas:

  • Dificultades persistentes en la interacción social.
  • Dificultades persistentes en la comunicación social.
  • Conductas estereotipadas (rígidas y repetitivas), resistencia al cambio o intereses restringidos.
  • Problemas para obtener o mantener un empleo o la educación.
  • Dificultades para iniciar o mantener relaciones sociales.
  • Contacto anterior o actual con servicios de salud mental o discapacidad de aprendizaje
  • Antecedentes de una afección del neurodesarrollo (incluidas las discapacidades del aprendizaje y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad) o un trastorno mental.

La evaluación del TEA en adultos debe realizarse siempre bajo la dirección de un profesional, ya que el cuadro puede tener semejanzas con otros trastornos que pueden confundir a la persona no experta.

Estos trastornos son descartados a través del diagnóstico diferencial. El autismo se puede confundir más fácilmente con el trastorno de comunicación social. Las personas con este problema tienen dificultades para usar las palabras y el lenguaje de manera adecuada.

Tratamiento del TEA en adultos

Algunas intervenciones que se pueden usar para tratar el TEA en adultos son las siguientes:

  • La terapia cognitiva conductual: durante las sesiones las personas aprenden sobre las conexiones entre sentimientos, pensamientos y comportamientos. Esto puede ayudarla a identificar los pensamientos y sentimientos que desencadenan comportamientos negativos.
  • Entrenamiento en habilidades sociales: a través de estas habilidades, el adulto con autismo puede aprender a interactuar con los demás. La persona podrá aprender a mantener una conversación, comprender el humor y leer señales emocionales.
  • Terapia del lenguaje: le enseña al adulto habilidades verbales que pueden ayudarlo a comunicarse mejor.
  • Terapia ocupacional: se enfoca en enseñarle a la persona las habilidades fundamentales que necesita para desenvolverse en su vida cotidiana.

Para terminar, el TEA en adultos es un trastorno que también afecta al entorno familiar. Por ende, es pertinente que la evaluación de este espectro incluya un diálogo con los familiares o seres queridos del paciente: padre, madre, pareja, hijos, amigos… Evaluar a su núcleo de apoyo es una excelente forma de comprender mejor cómo se relaciona con los demás y cómo es su vida en sociedad.

 


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