Cómo explicar las emociones a los niños
Una de las principales tareas de padres y maestros es educar a los niños en el conocimiento y manejo de las emociones. Para ayudarnos, contamos con estrategias muy concretas. ¿Las quieres conocer?

La educación emocional es una de las tareas más importantes que padres y educadores deben llevar a cabo con los más pequeños, y es que saber lidiar adecuadamente con los estados de ánimo propios y ajenos resulta fundamental para alcanzar el bienestar y el éxito. No obstante, explicar las emociones a los niños puede ser complicado, ya que se trata de experiencias subjetivas y personales.
A muchos adultos aún nos incomoda tratar con estados emocionales negativos. Cuando un niño expresa rabia, ira, tristeza o frustración, nuestra reacción automática es tratar de silenciarlo o hacerle cambiar a un estado de ánimo más positivo. Sin embargo, esto no siempre es lo más adecuado; de hecho, lo que hacemos es perder oportunidades valiosas para hablar con el pequeño de lo que está ocurriendo en su interior. ¿Cómo proceder entonces?
Cómo explicar las emociones a los niños
Ponerles nombre
A la hora de explicar las emociones a los niños lo más recomendable es hacerlo de un modo práctico e integrado en la vida cotidiana. En primer lugar, porque ellos aún no poseen el desarrollo cognitivo necesario para comprender en profundidad explicaciones teóricas -en el mundo abstracto o con ejemplos en diferido no se manejan muy bien-; pero, además, porque las emociones tienen una parte subjetiva asociada a cada momento y sus circunstancias particulares.
No obstante, en diferido sí podemos trabajar para ampliar su vocabulario emocional. Esto es, darles a conocer el extenso abanico de estados emocionales que existen y ayudarles a ponerles nombre. Por su corta edad muchas veces nos limitamos a utilizar palabras tan genéricas como “bien” y “mal” para hablar de cómo nos sentimos. Sin embargo, no olvidemos que el lenguaje es la base de los pensamiento; por ende, si no cuentan con palabras suficientes para designar los distintos estados internos, les será más difícil comprenderlos y gestionarlos.
Así, para llevar a cabo esta tarea podemos valernos de herramientas como el emocionario, donde se describen de manera específica numerosas emociones. También es importante que nosotros como adultos comencemos a emplear distintas palabras para referirnos a nuestros sentimientos y a los de los niños. Sentirse “mal” puede abarcar tristeza, decepción, frustración, miedo… comencemos a emplear las palabras adecuadas.
Diversión y naturalidad
Para explicar las emociones a los niños no es necesario sentarlos en un pupitre y ponerlos a rellenar fichas. El juego y la diversión siempre son las mejores herramientas para transmitirles ideas, valores y conocimientos. Así, en este caso podemos emplear sus cuentos y películas favoritas para identificar las emociones de sus personajes y comprender de dónde surgen. Mientras leemos o miramos la televisión con ellos podemos comentar lo que va sucediendo, hacerles preguntas y realizar observaciones respecto a lo que cada personaje va sintiendo y por qué.
También el juego resulta una actividad excelente para ir introduciendo estos conceptos. Durante el juego los niños despliegan su propio mundo interior y juegan a experimentar diversas realidades a través de las historias y “vivencias” de sus juguetes. Así, si jugamos con ellos podremos hablarles sobre las emociones que se derivan de distintas situaciones. Por ejemplo: “la muñeca está entusiasmada porque va a ir a la playa” o “está decepcionada porque su amiga no le ha invitado a la fiesta”.
Dar ejemplo, la mejor manera de explicar las emociones a los niños
Por último, no olvidemos que los niños aprenden principalmente por imitación y que sus principales referentes son los padres. Por ende, para un niño, la mejor forma de aprender a regular sus emociones procede del modo en que sus progenitores las expresan y manejan. Con frecuencia, tendemos a ocultar nuestros estados emocionales a los más pequeños, con la intención de evitarles preocupaciones. Sin embargo, es positivo que nos vean sentir y gestionar el sentimiento, ya que es algo completamente humano y natural.
Por ello, si eres padre o madre, trabaja primero en tu inteligencia emocional de modo que puedas ser el mejor modelo posible para tus hijos. Exprésate de forma asertiva, aprende a manejar tus propios estados emocionales y sé empático con los sentimientos de los demás, especialmente con los de tus niños.
Sin duda, este será el modo más efectivo y humano para que aprendan a relacionarse con lo que sienten ellos y quienes les rodean. Una habilidad que les abrirá muchas puertas en el futuro y, sobre todo, les ayudará a ser más felices.
Graduada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid en el año 2015, con itinerario en psicología clínica. Máster en Psicología Clínica y de la Salud y Máster en Psicoterapia Cognitivo-Conductual por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP). Ha realizado formación complementaria en Terapia Familiar y en Abordaje de las Adicciones en la mujer (Fundación Instituto Spiral – Madrid). Con gran vocación y pasión por su profesión, trabaja como psicóloga autónoma desde el año 2018 en Valladolid y continúa formándose para poder acercar a las personas los conocimientos y recursos que la psicología proporciona para lograr una mayor calidad de vida. Número de colegiada: P-02328.