Condenas erróneas: una realidad silenciada

Condenas erróneas: una realidad silenciada
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 01 septiembre, 2023

Las condenas erróneas suelen ser consideradas un mito. Realmente, si nos ponemos a pensar sobre este asunto, genera miedo. ¿Cómo podemos entrar en la cárcel sin haber cometido un delito, siendo inocentes? Es un hecho que en pleno siglo XXI cuesta imaginar, puesto que con todos los avances parece improbable que se cometan fallos de tal magnitud. Sin embargo, suceden; y mucho más a menudo de lo que imaginamos.

En EE.UU esta es una realidad que se ha empezado a visibilizar con la creación de “Proyecto Inocencia”. Este programa ofrece asistencia a todas aquellas personas que aseguran estar cumpliendo una condena injustamente, por un delito que no han cometido.

Desde hace 25 años, trabajan para demostrar la inocencia de sus clientes. Hasta el momento, llevan cosechados 353 éxitos. 353 personas inocentes condenadas de manera firme; 20 de las cuales estaban condenadas a muerte. El número no deja de sorprender. Sin embargo, sorprende todavía más si nos enteramos de que al menos un 1% de la población reclusa estadounidense se estima que es inocente. Casi 20.000 casos de posibles condenas erróneas.

Algunas causas de las condenas erróneas

La condena es el producto final de una serie de procedimientos previos de investigación. Para determinar que una persona es o no responsable de la comisión de un delito primero se la tiene que relacionar con su autoría. ¿Cuáles son estas causas que favorecen la condena de inocentes?

Falsas identificaciones de los testigos

Esta es la razón que engloba al 71% de los casos que ha recibido una condena errónea. Un porcentaje lo suficientemente importante para que nos paremos a pensar en qué condiciones se produce la identificación de testigos.

Pensemos que muchos de los testigos que pasan por una rueda de reconocimiento se han visto directamente implicados en un hecho traumático e impactante. Tampoco es raro que determinadas características del sospechoso se hayan publicado en la prensa y que el testigo las conozca. De manera, que de forma no consciente, lo más probable es que tienda a buscarlas en las personas que la policía les presenta como posibles sospechosos. También tenemos que tener en cuenta los estereotipos o elementos externos, como la manera de vestir.

Es cierto que en los últimos años, gracias a que hay estudios que han identificado la influencia de estos factores, las ruedas de reconocimiento se suelen cuidar mucho más que antes. Sin embargo, es muy difícil eliminar este tipo de circunstancias como fuentes de falsos reconocimientos, e indirectamente de condenas.

Uso incorrecto de las ciencias forenses

Se considera como la segunda causa de condenas erróneas, con un 46% de casos. Se ha demostrado que algunos métodos de identificación no son los suficientemente válidos como para obtener resultados precisos. Algún ejemplo podría ser la huella del calzado: únicamente sirve para comparar una huella dubitada (existen dudas sobre su autenticidad) de una indubitada (no existen dudas sobre su autenticidad)*.

La primera es la que se quiere comparar (encontrada en la escena del crimen, por ejemplo); la segunda es con la que se realiza la comparación. Este método no es válido para asegurar la relación de una persona como presunto autor de un hecho delictivo. Sin embargo, en ocasiones se sigue usando. Igualmente se pueden dar errores humanos -mezclando muestras, perdiéndolas, etc.- que pueden suponer la diferencia entre un veredicto de culpabilidad o inocencia.

Confesiones falsas

En un 28% de los casos, la persona ha terminado por confesar el delito aun sin haberlo cometido. La presión policial a la que se somete a los sospechosos durante los interrogatorios incentiva un gran número de confesiones. Relatos a los que el testigo, como consecuencia del grado de estrés al que está sometido, termina confiriéndoles realidad, solo para escapar de la situación (o por otros intereses, como proteger a alguien o conseguir notoriedad).

Algunas de las formas de interrogatorio creadas por expertos se han demostrado como altamente coercitivas. La forma de proceder daña psicológicamente a la persona: enseñar pruebas falsas, avasallar al interrogado, darle falsas esperanzas, minimizar del daño cometido, etc. Todas ellas son propuestas por Reid en su técnica de interrogatorio en nueve pasos.

Tras algunos estudios llevados a cabo, se decidió que no era un método fiable de interrogar debido al número de confesiones falsas que generaba. En España no se permite el uso de estas técnicas, apelando a otras mucho más respetuosas para interrogar a los sospechosos.

Interrogatorio

¿Qué variables pueden influir en las condenas erróneas?

En ocasiones parece, o eso es lo que queremos creer, que los actores que operan en el ámbito de justicia son poco menos que infalibles en su proceder. Evidentemente, no es así: al igual que el resto de personas están sujetos a diversos procesos y variables que van a influir (y contaminar) en sus decisiones. Respecto a la falsa identificación de testigos, como ya hemos apuntado, estos factores van a ser especialmente significativos.

Hay dos tipos de variables:

Variables a estimar

Este tipo de variables son aquellas que no se pueden cambiar ni modificar. Pertenecen a las circunstancias propias del delito, de las personas que se han visto involucradas, etc. Sin embargo, sí que se puede analizar la influencia que tienen, con el objetivo de determinar en qué grado actúan y tenerlas en cuenta. Algunas de las más importantes de esta clasificación son:

  • La raza del testigo y del culpable: la interacción de ambas produce el denominado efecto cruzado de las razas. Se distinguen mejor los rasgos de las personas que pertenecen a nuestra propia raza que a los que pertenecen a otra distinta. Estamos mucho más familiarizados con rostros similares a los de nuestra raza que a los de otra distinta a la nuestra.
  • Disfraces, como gafas, gorros, etc. y cambios naturales (barba, arrugas, cambio en el pelo, etc.)
  • La iluminación es un factor muy importante. Será más fácil distinguir a alguien con luz que a oscuras. Sin embargo, debemos tener en cuenta la adaptación de los ojos a la luz. Hay un periodo en el que el ojo se acostumbra al cambiar bruscamente de luminosidad en el que no se va a distinguir nada.
  • La distancia: a mayor distancia, se distinguirá peor.
  • Presencia de arma: efecto de focalización en el arma. Tenderemos más a fijarnos en el arma y no en la persona que nos está apuntando con ella. Ello dificultará la posterior identificación.

Variables del sistema

Este tipo de variables son aquellas sobre las cuales nosotros podemos intervenir para modificarlas y adaptarlas a lo que necesitamos. Algunas de estas son:

  • Demora: cuanto más tiempo pase entre el suceso y el momento de la identificación, menor será la precisión a la hora de identificar.
  • Información post-evento: información que se incorpora posteriormente, pudiendo alterar el recuerdo previo.
  • Rueda de reconocimiento: las ruedas mal estructuradas han sido uno de los factores que más han influido a la hora de identificar a un sospechoso, siendo el medio a través del cual se han producido numerosos fallos de identificación.

Hay muchos más factores que influyen en las identificaciones que desembocan en condenas erróneas. Los aquí expuestos son los más importantes y los que tienen una incidencia mayor y frecuente. Es evidente que las personas erramos, no porque queramos generar un daño, sino porque no somos perfectas. 

Rejas de una prisión

Estamos sometidos a creencias personales, sesgos, errores cognitivos, etc. que pueden influir de manera negativa en algunas de las decisiones que tomamos. El problema se recrudece cuando esto afecta a otras personas. Así, el hecho de que alguien inocente termine en la cárcel no es un fenómeno tan extraño como muchos piensan o nos gustaría. Ser conscientes de ello es el primer paso para mejorar el procedimiento que hace que una persona termine en prisión.

*La huella indubitada es la que se tiene sobre alguien y se conoce su procedencia. La huella dubitada es la que se ha encontrado, por ejemplo, en la escena del crimen y no se sabe a quién pertenece, por lo que se compara con la indubitada (de la que se sabe a quién pertenece) para comparar si corresponde o no.


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