¿Conoces la relación entre impulsividad e inteligencia emocional?

La impulsividad nos daña a nivel personal y deteriora nuestras relaciones sociales. ¿Cómo puede la inteligencia emocional ayudarnos al respecto?
¿Conoces la relación entre impulsividad e inteligencia emocional?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 06 abril, 2022

La impulsividad es una característica muy presente durante la infancia y la adolescencia. Su presencia está relacionada con la incompleta maduración de ciertas estructuras cerebrales y va disminuyendo a medida que la persona crece. Quienes, ya de adultos, poseen este rasgo, pueden experimentar dificultades a nivel personal, laboral y social. Por ello, conocer la relación entre impulsividad e inteligencia emocional puede ser útil para trabajar en este aspecto.

Solemos asociar la impulsividad con la conducta, ya que las personas impulsivas tienden a reaccionar de manera poco ajustada. También relacionamos este concepto con la cognición, ya que la impulsividad implica una falta de reflexión y planificación. Sin embargo, con frecuencia olvidamos el papel que juegan las emociones en el comportamiento impulsivo; y, por ende, cómo la inteligencia emocional puede convertirse en una gran aliada.

Hombre impulsivo gritando

¿Qué es la impulsividad?

Antes de abordar la relación entre impulsividad e inteligencia emocional es necesario tener claro el concepto. La impulsividad es la tendencia a actuar sin reflexionar, moviéndose por la gratificación inmediata y sin tomar en consideración las posibles consecuencias a largo plazo.

Las personas impulsivas actúan antes de pensar, pudiendo reaccionar de forma desmedida y arrepintiéndose después de su conducta. Esto puede aplicarse a actos como las compras compulsivas o la ingesta excesiva de comida, pero sobre todo suele asociarse al modo en que el individuo se relaciona con los demás.

La impulsividad se manifiesta como una dificultad para controlar las reacciones y comportamientos, por lo que estás personas pueden llegar a destruir en segundos lo que han tardado largo tiempo en construir. Un puesto de trabajo, una relación de pareja o una amistad de años pueden ponerse en riesgo por un acto impulsivo, y es que estas personas encuentran dificultades en muchas tareas y habilidades que resultan esenciales para la vida cotidiana. Por ejemplo:

  • Escuchar y comprender a la otra persona antes de responder
  • Ser paciente y aplazar la gratificación inmediata de los deseos
  • Reflexionar y sopesar alternativas antes de actuar de una determinada manera
  • Tolerar la frustración.
  • Perseverar para alcanzar una meta

El factor emocional de la impulsividad

La realidad es que detrás de esa impulsividad subyace una incapacidad para tolerar estados emocionales desagradables. Es la necesidad de salir de esa emoción negativa lo que desencadena el acto impulsivo.

Por ejemplo, la persona que se da atracones de comida lo hace para eliminar la tristeza, el vacío o la ansiedad. En poco tiempo ese alivio temporal se habrá desvanecido, ocupando su lugar la culpa y el remordimiento. Sin embargo, en el momento, las emociones resultan tan desagradables que es imposible detener el impulso de eliminarlas.

De la misma forma, cuando actuamos de manera impulsiva en nuestras relaciones interpersonales, buscamos librarnos de un malestar. Por ejemplo, cuando el jefe de una persona remarca algún fallo en su trabajo y esta reacciona sintiéndose desproporcionadamente ofendida y abandonando su empleo. O cuando, tras una discusión de pareja, ejercemos presión sobre el otro para hablar y solucionar el problema de inmediato, aún sabiendo que no es el mejor momento.

En ambos casos, estamos actuando movidos por una emoción que nos resulta intolerable. El enfado, la incertidumbre, la ansiedad o la frustración nos invaden de tal manera que toman el control de nosotros. De este modo, somos incapaces de calcular las posibles consecuencias o calmarnos antes de tomar acción.

Psicóloga cansada

¿Cómo puede ayudarnos comprender la relación entre impulsividad e inteligencia emocional?

La relación entre impulsividad e inteligencia emocional está muy asociada a una idea: es la dificultad para gestionar las emociones la que nos lleva a actuar. Si logramos relacionarnos con la ira, la vergüenza o el miedo de una forma más sana, aumentaremos el control sobre nuestras decisiones. Si aprendemos a tolerar esa incomodidad emocional, podremos decidir deliberadamente cómo comportarnos y dejaremos de ser movidos por la necesidad de evitar las emociones.

A este respecto, la inteligencia emocional puede convertirse en una gran aliada. Podemos definir este concepto como la capacidad de identificar lo que sentimos en cada momento y regular esas emociones. Por tanto, se trabaja tanto el autoconocimiento como el autocontrol, herramientas fundamentales tanto a nivel personal como social.

Así, si sientes que con frecuencia eres presa de tus estados emocionales, si tu impulsividad genera problemas interpersonales, trabajar tu inteligencia emocional puede resultarte sumamente útil.


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