¿Cuáles son tus escenas temidas?

Conocer y afrontar tus escenas temidas te coloca en una posición de poder frente a ellas ¿Te atreves a mirar al miedo?
¿Cuáles son tus escenas temidas?
Angela C. Tobias

Escrito y verificado por la psicóloga Angela C. Tobias.

Última actualización: 01 febrero, 2022

Las escenas temidas son aquellos acontecimientos en los que subyace el miedo. Pueden ser escenas que ya ocurrieron y tememos que se repitan o aquellas que de pesadilla imaginamos que se tornan en realidad. En este sentido, aunque el instinto inicial quizás sea huir de ellas y dejar de pensarlas, precisamente afrontarlas con herramientas, como la siguiente, es lo que otorga poder sobre ellas.

El conocimiento nos hace poderosos. Es decir, conocer esta escenas, dilucidar los miedos que todos compartimos y visualizar los pasos que separan estas escenas temidas de la situación actual aumenta nuestro control. ¡Miremos al miedo de frente!

Hombre frente a una ola de mar

Tipos de escenas: la actual, la temida y la deseada

En psicoterapia humanista, como el psicodrama o la psicología de la Gestalt, se trabaja con las escenas temidas, deseadas y actuales. Se representan de forma realista, incluso con objetos intermediarios o coterapeutas, para que nuestro cerebro sienta que está sucediendo en realidad.

La escena temida es aquella que nos provoca miedo al pensar que ocurra en un futuro más o menos lejano. Las escenas deseadas son aquellas que entran en contraposición con las escenas temidas y proyectan esperanza. Por último, la escena actual define el estado o situación en el aquí y el ahora.

Estas escenas pueden hacer referencia a múltiples contextos y etapas vitales. Por ejemplo, una escena temida de pareja en la que exista miedo a una ruptura y la soledad. Su escena deseada podría ser que la relación prospere o afrontar sin miedo la soledad. Por último, se dramatiza la situación personal y de pareja actual.

Una vez aclaradas estas escenas, hablamos de los espacios interescena; es decir, de qué separa nuestro momento actual de lo que tememos o deseamos. Responder a las preguntas: ¿qué tendría que ocurrir ahora para acabar en la escena temida o deseada? ¿Qué puedes hacer a favor o en contra de ellas?

Las escenas temidas que todos compartimos

Aunque las escenas temidas pueden diferir entre las personas, existen ciertos componentes que subyacen a todos los miedos. Generalmente, se trata de un miedo, real o imaginario a sufrir un daño y suelen estar relacionado con los siguientes aspectos:

  • Miedo a la muerte. Un miedo universal del que nace el instinto básico de supervivencia. Las escenas temidas pueden relacionarse con el miedo a sufrir enfermedades, fobias a determinados objetos, etc.
  • La soledad. El miedo a no ser aceptado y valorado como un miembro más del grupo. Se relacionan con escenas temidas que conllevan abandono, celos, entre otras.
  • Perder la autonomía. Experimentar miedo al pensar en que, de alguna forma, perdamos el control del propio cuerpo y estar a merced de lo externo. Estas escenas temidas tienen que ver con acabar encerrados físicamente, como en la claustrofobia, o emocionalmente, por ejemplo en un compromiso de pareja.
  • Daño al ego. El miedo a perder nuestra integridad personal. Escenas de humillación, vergüenza o desaprobación por parte de los otros son algunos ejemplos de las posibles escenas temidas.
Mujer preocupada

¿Por qué es necesario conocer nuestras escenas temidas

Las escenas temidas son aquellas situaciones que nos provocan miedo, en contraposición con nuestras escenas deseadas. Una herramienta utilizada en psicoterapia es dramatizar estas escenas, así como los espacios interescena. Es decir, aquellos sucesos que tendrían que ocurrir para que la situación actual se transformase en la temida o deseada.

Las escenas temidas pueden suponer una situación de bloqueo a nivel emocional y conllevar ciertas patologías. Así, la persona evitará pensar y conocer esta escena temida por todos los medios, a la vez que intentará que no se reproduzca. Sin embargo, la falta de conocimiento puede hacer que estas formas de afrontamiento no solo no solucionen el problema, sino que acaben desencadenando eso que tememos.

Por ejemplo, alguien cuya escena temida se relaciona con el abandono, puede realizar acciones de protección para evitar ese miedo, como intentar alejar emocionalmente a personas cercanas. Sin embargo, este alejamiento, precisamente, puede desencadenar la ruptura del vínculo con esas personas y traer consigo la escena temida.

No comprender las escenas temidas propias limita y hace mantenerse en una zona cómoda donde se cree que no se puede ser perjudicado. Sin embargo, nos hace perder oportunidades y dejar fluir la espontaneidad. Por tanto, mirar hacia nuestro interior y conocer el miedo nos coloca en una posición de poder. Entrar en nuestras escenas temidas y diseccionarlas profundamente, nos da fuerza. El autoconocimiento es poder.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.