Depresión por consumo de drogas o medicamentos

No todo el mundo sabe que existen determinados fármacos que pueden causar depresión como efecto secundario. Asimismo, el consumo y abuso de determinadas drogas o psicofármacos se asocia al desarrollo de diversos trastornos del estado del ánimo.
Depresión por consumo de drogas o medicamentos
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 01 agosto, 2022

La depresión por consumo de drogas o medicamentos es algo que se ve con frecuencia. La adicción que provocan determinadas sustancias suele correlacionar con efectos claramente depresores que alteran aún más la dimensión social, laboral, familiar y de salud de la persona adicta. Son situaciones con un gran impacto dentro del campo de la salud mental.

Por otro lado, cuando se habla de este tema es fácil visualizar al instante drogas como la heroína, la cocaína o las metaanfetaminas. Sin embargo, pasamos por alto un aspecto de gran relevancia como es la farmacodependencia. Si bien es cierto que buena parte de los fármacos están regulados y requieren de una prescripción médica, existe en nuestra sociedad una adicción silenciosa de la que no se habla demasiado.

Sabemos que en los últimos años (e incluso meses) ha aumentado de manera notable el consumo de Trankimazin, el Orfidal o el Noctamid. El consumo de los psicofármacos e hipnóticos se ve como algo normal a diferencia de otras sustancias, como puede ser el alcohol o el cannabis. Sin embargo, son sustancias igual de adictivas y con efectos secundarios peligrosos.

Lo analizamos.

fármacos que causan depresión por consumo de drogas o medicamentos

Depresión por consumo de drogas o medicamentos: tipos, síntomas y tratamiento

La depresión y las conductas adictivas aparecen juntas en múltiples casos. Tanto es así que, a menudo, cuesta saber qué ha aparecido antes. Puede suceder, por ejemplo, que una persona con un trastorno depresivo o ansioso recurra al consumo de sustancias como el alcohol como medio paliativo y de escape. También es habitual que los adictos a sustancias padezcan depresión como enfermedad asociada.

Son muchos los trabajos que evidencian la importante relación existente entre el uso y el abuso de drogas y determinados fármacos con la presencia de problemas de salud mental. A pesar de ello, algo en lo que inciden los expertos es en realizar un adecuado diagnóstico. Muchas veces los síntomas depresivos se vinculan sobre todo al síndrome de abstinencia o al propio efecto depresor de esa sustancia sobre el sistema nervioso central.

Conozcamos más datos.

Alcohol y depresión

La investigación relativa a la depresión por consumo de drogas y medicamentos nos señala algo interesante. Según un trabajo de la Universidad de Rochester en Nueva York, la prevalencia de la depresión mayor es más común entre las personas dependientes del alcohol. Este tipo de adicción merma de manera absoluta la vida de la persona, afectando al ámbito familiar, laboral y personal.

De ese modo, y para paliar el propio efecto negativo de cada fracaso, pérdida y desconexión del entorno social, se recurre aún más al alcohol como mecanismo de escape y alivio. Todo ello conforma un peligroso círculo vicioso que puede tener finales realmente dramáticos.

Los efectos nocivos del uso de marihuana para la salud mental

Son muchas las personas que consumen marihuana por sus propiedades terapéuticas. Tanto es así que es muy común usarla como recurso para aliviar la ansiedad e incluso los síntomas depresivos. Sin embargo, es importante tener en cuenta los siguientes detalles:

  • En una investigación realizada por la Universidad Estatal de Washington nos señalan que efectivamente en un primer momento fumar marihuana reduce los niveles de depresión, pero lo hace a corto plazo. El consumo frecuente provoca que a largo plazo esos síntomas deriven en un cuadro clínico grave (depresión mayor, brotes psicóticos…)
  • Por otro lado, sabemos también que el consumo de marihuana antes de los 18 años eleva de manera notable el riesgo de depresión, comportamientos psicóticos e ideación e intentos suicidas entre los 18 y 32 años.

Cocaína, LSD, metanfetaminas…

En el estudio publicado en The American Journal of Drug and Alcohol Abuse se advertía de la necesidad de dejar de diferenciar las drogas entre duras y blandas. Existe una idea equivocada de que la depresión por consumo de drogas y medicamentos aparece sobre todo en esas sustancias que etiquetamos como duras. Son estas también las que -en apariencia- tienen un mayor riesgo y un mayor impacto.

Sin embargo, a día de hoy el alcohol es la droga número uno, la que está socialmente más aceptada y la que más problemas acarrea. Las metaanfetaminas o la cocaína tienen una tasa de consumo menor, pero son un riesgo elevado de salud pública. Ambas se relacionan con episodios de depresión mayor, episodios psicóticos e incluso esquizofrenia.

Medicamentos con efectos depresivos

Lo señalábamos al inicio, existen diversos medicamentos que pueden tener efectos depresores en caso de que se consuman de manera frecuente y (lo más importante) sin supervisión médica. Entre ellos estarían los siguientes:

  • Los betabloqueantes, recetados para el tratamiento de la presión arterial alta.
  • Corticoesteroides: se usan para tratar afecciones inflamatorias, como lupus, artritis reumatoide, gota…
  • Benzodiacepinas, usadas para el tratamiento de la ansiedad.
  • Medicamentos para el párkinson como la levodopa.
  • Estimulantes para tratar la somnolencia diurna.

¿Cómo se trata la depresión por consumo de drogas o medicamentos?

La depresión por consumo de drogas o medicamentos requiere un abordaje multifactorial. No podemos tratar una sola dimensión, es necesario trabajar tanto la propia conducta adictiva como la propia depresión. A pesar de que ambas estén estrechamente relacionadas y a menudo no sepamos con exactitud qué ha sido primero, nos será de utilidad basarnos en las siguientes terapias:

  • Terapia cognitivo-conductual: destinada a facilitar un desarrollo de estrategias orientadas a elevar el autocontrol. Para ello, se trabajan las ideas, actitudes, creencias, pensamientos, emociones…
  • Entrenamiento en habilidades de afrontamiento.
  • Herramientas para prevenir recaídas.
  • Terapia de grupo.
  • Terapia familiar.

Para concluir, estas son siempre realidades de elevada complejidad que deben atenderse de manera individual siendo sensibles a la realidad de cada paciente. No podemos pasar por alto que todo tipo de adicción (y no solo la relativa al abuso de sustancias) deriva en problemas de salud mental.


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