Desarrolla tu agilidad emocional para vivir mejor

¿Te cuesta manejar la ira o la frustración? Ser más ágil emocionalmente te permitirá navegar mucho mejor por todos esos estados más complicados, para que emerja siempre tu mejor versión. La más hábil, serena e inteligente.
Desarrolla tu agilidad emocional para vivir mejor
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 05 agosto, 2022

¿Qué sueles hacer con tus decepciones, frustraciones, enfados 0 tristezas? Si eres de los que embotella y guarda bajo llave estas dimensiones, cuidado. Tarde o temprano pueden estallar del peor modo posible. Un modo de evitar estos infortunios psicológicos es desarrollando tu agilidad emocional. Esta dimensión se alza como un ejercicio que todos deberíamos usar con mayor frecuencia.

Fue la psicóloga y conferenciante Susan David quien popularizó este término en el 2015 a través de sus charlas TED. Este concepto se hizo viral rápidamente, de manera que los libros al respecto no tardaron tampoco en aparecer. Ahí tenemos trabajos tan interesantes como Agilidad emocional: Rompe tus bloqueos, abraza el cambio y triunfa en el trabajo y en la vida.

Buena parte de nosotros batallamos a diario con esos estados mentales complicados que no sabemos cómo manejar. Sin embargo, si pudiéramos aplicar un enfoque mental más ágil y flexible, conectaríamos con los pensamientos y las emociones de un modo más compasivo.

En un mundo ya excesivamente complejo, es recomendable alzarnos como nuestros aliados para transitar un poco mejor por las dificultades cotidianas. Profundicemos un poco más.

Mujer tocando una mariposa representando la agilidad emocional

¿Qué es la agilidad emocional?

Estamos cada vez más estresados y por supuesto más cansados. Ese desgaste progresivo se empapa en casi cualquier circunstancia. Nos cuesta tomar decisiones, el trabajo se nos hace una montaña y a menudo también nuestras relaciones personales se acaban resintiendo por ese agotamiento psicológico.

Las raíces de ese malestar residen en nuestras emociones. En ese estrés que se impregna en la mente y el cuerpo. En las tristezas acumuladas, los enfados silenciados, las decepciones que llegan y se quedan, las angustias vitales que oxidan el ánimo. Al final, como dicen los niños, “todo se nos hace bola” y cuesta hasta respirar, hasta dormir del tirón por las noches.

La correcta gestión de las emociones es nuestra eterna cuenta pendiente. Así, en una sociedad que cada vez lee más libros de autoayuda, parece que seguimos sin sacarnos un curso básico de supervivencia en esto del correcto manejo de lo que nos pasa, de lo que nos duele y angustia.

La agilidad emocional puede dar respuesta a ese estancamiento emocional para permitirnos florecer en el bienestar mental.

Cuatro claves para entender la agilidad emocional

Susan David introdujo este término con una idea muy clara. El propósito de la agilidad emocional no es lograr que seamos felices, lo que busca es permitir que alcancemos el bienestar. Busca facilitar ese florecimiento interno con el que estar en sintonía con nosotros mismos y mejorar así nuestras relaciones y desempeño profesional.

Un ejemplo, los investigadores Ishangi Mishra y el doctor Neeraj Panwar, de la Universidad de Jain y la Universidad de Cristo realizaron un estudio en el que medir esta dimensión en distintas empresas de la India. Para ello, se administró un test a personas de entre 20 y 56 años.

Algo que pudieron apreciar los investigadores es que es muy necesario que toda persona, todo trabajador, desarrolle la agilidad emocional para manejar un poco mejor las dificultades con las que pueda encontrarse, tanto en su empleo como con la vida.

Así, las dimensiones que definen a la agilidad emocional son las siguientes:

  • Minimizar o ignorar los pensamientos y emociones de valencia negativa no sirve de nada. La agilidad emocional nos enseña a aceptar cada emoción, cada sensación e idea que pasa por nuestra mente para transformarlas y sustituirlas por razonamientos más valiosos y saludables.
  • Ser ágil emocionalmente permite sentirse psicológicamente más seguro. Seguro de uno mismo porque se actúa siendo un aliado, con compasión, bondad y respeto. Solo entonces se deja de ser enemigo. Seguro porque se confía en el propio potencial, en esa sabiduría que se alberga, pero que no siempre se atreve a aplicar. Asimismo, esa autoseguridad revierte en las relaciones, en el trabajo…
  • Otro aspecto que se consigue es dejar de estar atascado. Los nudos emocionales y las preocupaciones dejan de cronificarse.
  • Por último, es importante tener en cuenta que agilidad emocional es sinónimo de adaptabilidad. Adaptación para saber reaccionar ante cualquier circunstancia, persona o situación y fluir ante cada evento de la vida.
Hombre con una bola en la mano representando la agilidad emocional

¿Cómo puedo ser más ágil emocionalmente?

¿A quién no le gustaría desarrollar la agilidad emocional? Como toda competencia, cualquiera de nosotros puede mejorarla un poco más a través de la voluntad, la autodisciplina y el compromiso con uno mismo. Descubramos qué dimensiones nos pueden permitir activarlas.

Cuatro ejercicios para el día a día

El primer paso básico y esencial es la aceptación. Debemos ser capaces de aceptar y validar cada emoción sentida. No podemos dejar de lado u ocultar lo que duele, preocupa o resta el ánimo. El reconocimiento de lo que nos ocurre es el primer paso para la adecuada gestión de las emociones.

  • El segundo paso es dar un paso al frente. ¿Qué significa esto? Una vez hemos aceptado esa tristeza o ese enfado, hay que adelantarse frente a ellos y poner cierta distancia para racionalizar, para ver las cosas de una manera más objetiva. “Entiendo que estás triste, pero lo último que debes hacer es enfadarte con todo el mundo o aislarte. Lo mejor es encarar las cosas, aceptar que determinadas realidades ya no van a poder ser”.
  • Seguidamente, llega el momento de plantearse un para qué. “¿Qué me enseña esto que estoy viviendo?, ¿qué puedo hacer para sentirme mejor?, ¿lo estoy haciendo ya?, ¿cómo puedo actuar para estar en sintonía con mis necesidades y valores?”.

Por último, y no menos importante, llega el momento de continuar, avanzar, sortear esa dificultad estando en sintonía con lo que uno quiere y merece en cada momento.

Tratarnos con compasión cada día, aferrándonos a los propios valores y a nuestros propósitos vitales para florecer es clave de bienestar.


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  • David, Susan (2018) Agilidad emocional: Rompe tus bloqueos, abraza el cambio y triunfa en el trabajo y en la vida. Siro
  • Mishra, Ishangi & Panwar, Dr Neeraj. (2020). Emotional agility on working employees under Indian conditions. The International Journal of Indian Psychology. 8. 1367-1375. 10.25215/0802.156.

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