El deseo mimético: cuando quieres cosas que en realidad no necesitas
Envidiar lo que tienen otros, desear lo que vemos a diario, obsesionarnos con aquello que nos muestra la publicidad… El deseo mimético define un tipo de deseo social que ha intensificado de manera exponencial nuestra sociedad consumista. Muchos lo definen casi como un “virus”, una epidemia que determinadas figuras de poder esparcen para que nos contagiemos de esa forma de anhelo persistente.
Nos referimos por ejemplo a las grandes empresas de publicidad e incluso a los influencers. Las redes sociales son una alquimia absoluta del deseo mimético al provocar que queramos tener eso que nos enseñan, eso que lleva el famoso o aquello otro que se ha hecho viral. Fue el filósofo René Girard quien acuñó este término en los años 70, y ahora toma mayor relevancia que nunca.
La teoría mimética además no solo vertebra el mundo de la publicidad y los mass media. También articula el deseo sexual, los negocios e infinitos aspectos de la vida cotidiana. Esta es un tipo de emoción que aparece ya en la infancia, cuando empezamos a envidiar lo que tienen nuestros hermanos, los compañeros del cole…
Las redes sociales alimentan nuestro deseo mimético: queremos lo que vemos a diario, pero que en realidad no nos hace falta. Esto provoca que todos acabemos imitándonos los unos a los otros convirtiéndonos en una sociedad homogénea… Y hasta infeliz.
Estamos ante un rasgo inherente al ser humano. Lo analizamos.
¿Qué es el deseo mimético?
Hace unos años se pusieron de moda los spinners. Eran juguetes sensoriales que uno hacía rotar con el movimiento de los dedos; los había de mil y un colores y todos acabamos teniendo uno. No sabíamos muy bien para qué servían. Se decía que para aliviar el estrés o incluso para mejorar la atención de los niños. Sea como sea, nos bastó con verlo en internet y en manos de los demás para comprarlo.
Este es solo un pequeñísimo ejemplo de este constructo sociopsicológico tan determinante. Porque el deseo mimético articula las modas, explica nuestras motivaciones más básicas, define la rivalidad comercial y erige hasta nuestros trastornos psicológicos. Querer lo que tienen los demás nos conduce al sufrimiento inútil y hasta trágico.
Un ejemplo, René Girard es una de las figuras que más nos han enseñado sobre la conducta de imitación en el comportamiento humano y sus consecuencias. Uno de sus libros es La anorexia y el deseo mimético (2009). En este trabajo nos explica el por qué de la tiranía al cuerpo y a la belleza.
La obsesión por la delgadez es un tipo de deseo mimético que atrapa cada vez a más jóvenes abocándolos a esa dura enfermedad.
Nos mimetizamos para sobrevivir (y también para sufrir)
Hace muy poco se publicó otro libro que ha obtenido un gran éxito. En Wanting: The Power of Mimetic Desire in Everyday Life, de Luke Burgis, descubrimos que las personas nos imitamos las unas a las otras y esto favoreció nuestra supervivencia.
Si un grupo de nuestros ancestros desarrollaba una nueva técnica de caza o de cultivo, otros grupos la imitaban. De ese modo, fuimos avanzando como humanidad al aplicar estrategias que eran beneficiosas para todos. Sin embargo, en la actualidad, el deseo mimético nos sume en la rivalidad más que en el provecho.
Queremos tener los productos que nos publicitan. Las empresas rivalizan entre ellas para copiarse esos productos y mostrarlos más atractivos. Envidiamos los cuerpos, las vidas y las posesiones de los demás. Nos mimetizamos en el modo de vestir y hasta iniciamos retos virales sin sentido solo por hacer lo mismo que el resto.
El deseo mimético encierra un poder de sufrimiento innegable del que no somos conscientes. Solo cuando nos demos cuenta de ello nos sentiremos un poco más libres al permitirnos ser nosotros mismos.
Una sociedad en la que las personas se convierten en productos
En las sociedades regidas por el deseo mimético el ser humano se convierte en un producto. No nos damos cuenta de que estamos siendo homogeneizados y de que las redes sociales son ese mecanismo que nos mercantiliza. El filósofo René Girard señala que las nuevas tecnologías, aunque son un gran avance, tienden a convertirnos en seres iguales.
Lo único que acontece en esos escenarios virtuales es la imitación continuada. No importa que cada selfie muestre un rostro único, la conducta que hay detrás siempre es la misma: la exposición pública en busca de reconocimiento ajeno.
Copiamos comportamientos y soñamos con tener lo que tienen otros, descuidando que tal vez lo que ya tenemos nos sobraría y bastaría para ser felices.
El deseo mimético es como la fuerza de Star Wars
Hay quien señala que el deseo mimético es como la fuerza de Star Wars: está presente en todas partes. No la vemos, pero la hacemos nuestra en una obsesión por imitar modelos de conducta de manera constante. Por tanto, es muy fácil caer en el “lado oscuro”, en esa ansia soterrada por tener el mismo cuerpo que nuestra influencer favorita, por poseer el último móvil de gama alta…
También por imitar comportamientos violentos que se ven en redes sociales solo porque lo hacen los demás. Es necesario poner luz, equilibrio y sabiduría a esa fuerza que todo lo hace mover para gestionar mejor aquello que deseamos. Al fin y al cabo, la felicidad está en lograr un equilibrio entre lo que ya se tiene y lo que se desea.
No todo lo que anhelamos lo necesitamos ni nos es beneficioso. Seamos juiciosos, pensemos por nosotros mismos y creemos sociedades más empáticas y humanas y menos miméticas.
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- (1994) What is mimetic desire?, Philosophical Psychology, 7:3, 291-305, DOI: 10.1080/09515089408573125
- Girard, René (2009). La anorexia y el deseo mimético Barcelona: Marbot Ediciones
- Maël Lebreton, Shadia Kawa, Baudouin Forgeot d'Arc, Jean Daunizeau, Mathias Pessiglione (2012) Your Goal Is Mine: Unraveling Mimetic Desires in the Human Brain. Journal of Neuroscience 23 May 2012, 32 (21) 7146-7157; DOI: 10.1523/JNEUROSCI.4821-11.2012