Deshacer el nudo de las emociones

A veces, el peso de vivencias adversas cristaliza en nuestro interior en forma de "nudos" emocionales". Son estados que bloquean nuestro bienestar y potencial humano. ¿Cómo actuar en estos casos?
Deshacer el nudo de las emociones
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 07 junio, 2022

Muchos arrastramos el peso de situaciones inconclusas que se funden en nosotros como el estaño. La vida, entonces, duele, nos enlentece y distorsiona la realidad. Todo lo vemos con más tonos grises, falta el ánimo y hasta la mente tiene dificultades para pensar con claridad y tomar decisiones.

Lo cierto es que, por término medio, nos suele costar bastante manejarnos en este universo psicológico. Poner en palabras lo que sentimos es dar espacio y presencia a lo que nos sucede. Sin embargo, muchas veces, optamos por reprimir o evitar toda emoción sentida y más si tiene una valencia negativa. Las decepciones, los miedos, las tristezas y las angustias quedan relegadas a un “cajón desastre” de las profundidades mentales.

Asimismo, aparece un fenómeno cada vez más frecuente en la actualidad. Cuando la vida duele, preferimos distraernos, escapar de la realidad. Esta estrategia inmadura fortalece los bloqueos o nudos emocionales.

A día de hoy el móvil, las redes sociales y todo lo que nos ofrecen las nuevas tecnologías son esas drogas llenas de estímulos que nos permiten huir, temporalmente, de lo que preocupa.

El equipaje emocional que no se atiende termina dejándonos secuelas, tanto físicas como mentales. Debemos habilitarnos en adecuadas estrategias para entender, regular y canalizar cada sensación, sentimiento y experiencia. Lo analizamos.

“No quiero estar a merced de mis emociones. Quiero usarlas, disfrutarlas y dominarlas”.

-Oscar Wilde-

Mujer triste pensando en cómo deshacer el nudo de las emociones
Podemos deshacer nuestros nudos emocionales, permitiéndonos sentir primero todos esos estados que hay en nuestro interior.

Así puedes deshacer los nudos emocionales

Entendemos los nudos emocionales como el conjunto de sentimientos y sensaciones psicofisiológicas no reguladas que permanecen en nuestro interior. El origen está en una o varias experiencias adversas no afrontadas. Asimismo, si usamos la analogía del nudo es por una razón. Porque lo no gestionado obstaculiza y bloquea el bienestar. Hay algo atascado que nos afecta emocional, cognitiva y conductualmente.

Además, es común arrastrar esta realidad psicológica durante años e incluso décadas. Las secuelas de una ruptura afectiva pueden, por ejemplo, permanecer en nosotros media vida. También cualquier drama de infancia. Las expectativas frustradas, decepciones, errores o las desavenencias con seres queridos, pueden alojarse en un rincón de la mente para destilar un sufrimiento constante, pero silencioso.

Por lo general, estos malestares tienen su origen en el pasado. Se convierten en nudos porque en lugar de abordar dichas emociones, las reprimimos y situamos la mirada en otras cosas. Damos por sentado que el tiempo cura, cauteriza y hasta borra lo que hace daño. Sin embargo, un estudio de la Universidad Nacional Abierta Indira Gandhi, en India, nos deja claro un detalle.

La represión emocional tiene un serio impacto en la salud y es muy común derivar en una depresión. ¿Qué podemos hacer entonces para desatar o liberar esos nudos emocionales?

“No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho”. 

-Aristóteles-

Observa, siente e identifica

Hay algo que debes tener en cuenta. Tú no eres tus emociones. No eres tu tristeza, tu desconsuelo o tu enfado; eres la persona que contiene esos estados emocionales, y que puede regularlos. Por usar un símil: eres la botella que contiene una bebida hecha con muchos ingredientes. Lo más decisivo es comprender qué componentes integran ese “líquido”.

Para ello, es necesario que, por una vez, no huyas de lo que duele y sintonices con lo que tu cuerpo y tu mente te dicen. Da presencia a cada sentimiento y llámalo por su nombre. “Aquí está el odio, la frustración, la ira, la ansiedad, la tristeza, etc.”. Recuerda que las emociones te ofrecen información sobre lo que te sucede y son clave para deshacer los nudos emocionales.

Valida y desahoga: toda emoción sentida es permisible

Ya has abierto la botella de tus emociones y las tienes ante ti. La sensación no es cómoda, es cierto, no resulta sencillo abrir las heridas del ayer y ver de qué están hechas.

Sin embargo, es preciso que aceptes cada emoción y que te permites sentirlas. Están ahí por una razón, no las reprimas, no busques vías de escape para camuflar tu sufrimiento. Acéptalas y no temas desahogarlas, llorarlas, expresarlas…

Todo lo que sientes es permisible, no te juzgues por sentir tanta tristeza, por experimentar rabia, miedo o decepción.

Procesa, acepta e integra esa parte de tu historia

Los nudos emocionales son los lastres de historias mal resueltas del ayer. Son retazos que has preferido olvidar o desplazar de tu mente y que, sin embargo, han seguido ahí, latentes. Alterando tu bienestar. Ha llegado el momento de integrar esas vivencias en tu narrativa vital, pero reinterpretándolas de otro modo. De una forma más saludable, valiente y resiliente.

Háblate con compasión, afecto y amor y dale otro significado a esas experiencias. Te generaron dolor, es cierto, pero tú ya no eres esa persona del ayer, eres alguien capaz de superar el pasado y de avanzar hacia el presente de forma valiente.

Un hombre triste mira sentado en la sala por el balcón de su casa pensando en deshacer el nudo de las emociones
Toda vivencia adversa forma parte de tu historia y, como tal, debes aceptarla e integrarla junto a todas las emociones que se deriven de ella.

Para sanar los nudos emocionales, aplica un pensamiento más saludable

La mente está habitada por sesgos cognitivos que intensifican los nudos emocionales. Decirnos frases como “tengo que ser valiente y debo pasar página”, “debo echar hacia delante olvidando todo lo sucedido”, “tengo que ser fuerte y dejarme de tonterías”, solo incrementa el sufrimiento.

Hacer uso de un pensamiento más saludable significa hablarnos con respeto sin invalidar lo que sentimos. Nadie es débil o defectuoso por aceptar que se siente herido. Tampoco por permitirnos ser vulnerables y sufrir por lo que duele, y desahogar lo que genera rabia o frustración. La auténtica inteligencia está en dar presencia a cada emoción, entender su mensaje, no dejarnos arrastrar por ella y regularla.

Pensemos y razonemos de manera saludable para que todo nudo emocional pierda fuerza. No seas tu peor enemigo, háblate como le hablarías a la persona que más quieres y respetas. Sanar es un viaje de altibajos en el que tú, y solo tú, eres tu mejor aliado.

 


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