Después de todo VIVE
Después de todo, vive. No importa lo que hayas dejado atrás; poner la mirada en el retrovisor de tu pasado solo debe servirte para calibrar mejor tus pasos presentes. Asume y deja a un lado los fracasos experimentados, los vacíos sentidos, las personas que fueron errores y se convirtieron en heridas. Mereces una nueva oportunidad.
Decía el poeta Paul Éluard que vida solo hay una y como tal, y esta, es perfecta por sí misma. Sin embargo, como bien sabemos, no es nada fácil sacarle partido, darle el color que sintoniza con nosotros o más aún, permitirnos empezar de nuevo cuando esta nos falla, cuando el destino nos trata mal.
A pesar de todo hay un hecho innegable que debemos entender. En nosotros hay unos recursos excepcionales para reponernos, para crear la realidad que de verdad deseamos. Tenemos el poder de ser resilientes, de afilar nuevas visiones y nutrir fortalezas internas. Así, tal y como nos señalaba el psicoterapeuta cognitivo Albert Ellis, es una lástima desperdiciar nuestro potencial humano. Solo tenemos una vida y hay que vivirla.
“Disfrute de la vida. Esto no es un ensayo”
-Friedrich Nietzsche-
Después de todo, vive, a pesar de todo lo sucedido, vive
Muchos de nosotros pasamos la mayor parte del tiempo con la mirada puesta en nuestro equipaje emocional. Nuestro pasado es como esa ancla que nos impide avanzar. Una infancia infeliz, el peso de un trauma, una relación de pareja dañina o incluso esos años pasados en un entorno laboral desgastante, nos oxida psicológicamente. Lo sucedido en ese ayer lejano o reciente, esculpe de algún modo nuestro ser presente para invalidarnos.
¿Cómo empezar a vivir después de transitar por el sendero del sufrimiento? La respuesta es simple: poco a poco. Las sanaciones no se dan de un día para otro, requieren de un compromiso firme, de paciencia, amor propio y un ejercicio de transformación gradual.
Esta es tu vida ¿qué es lo que quieres?
Si los bebés pensaran tanto como lo hacen los adultos, no aprenderían a caminar. ¿Qué significa esto? Las personas caemos a menudo en ciclos de pensamiento obsesivos, en la espesura de esos bosques donde solo habita la preocupación, el miedo, la ansiedad, la angustia… La luz no entra en estos escenarios psicológicos, no avanzamos ni crecemos.
A veces, vale la pena detener los pensamientos y recordar lo que merecemos, indagar en nuestros universos emocionales con calma, amor propio y curiosidad. Recuerda, después de todo, vive, pero pregúntate a ti mismo primero qué tipo de vida deseas.
Tus sueños son faros en la tormenta
¿Tienes claros tus propósitos? Un objetivo en el horizonte es como un faro en la tormenta: nos da luz y claridad cuando las cosas van mal. Nos recuerda donde está nuestro norte y esa orilla segura. Tengámoslo en cuenta, los procesos de curación son complejos y delicados, pero algo que nos ayudará a sobrellevar esas etapas, es situar metas a corto y largo plazo.
En ocasiones, basta con algo tan simple como dar un paseo al final del día, tomar un café con alguien que nos cae bien. Asimismo, y más allá de estos objetivos sencillos que sirven para ganar en bienestar, es recomendable situar otros a medio plazo: hacer un viaje, apuntarme en un curso, etc. Por su parte, las metas a largo plazo responderán siempre a nuestras necesidades personales: cambiar de trabajo, ser más seguro de mí mismo, empezar nueva vida en otra ciudad, etc.
Mejora la relación contigo mismo: eres lo mejor que tienes en la vida
Después de todo, vive. Vive con todas tus fuerzas, tus ganas y sobre todo, con grandes dosis de amor propio. En los momentos difíciles, es cierto que todo apoyo alivia y nos reconforta. Es cierto también que toda palabra acertada, hombro en el que dejarnos caer y mirada que nos acepta y nos da aliento, sirve para calmar el miedo y el desasosiego.
Sin embargo, lo más importante de todo es cuidar la relación que tienes contigo mismo. Al fin y al cabo, eres tu mejor amigo, eres tu mejor valía y la persona más importante de tu realidad. Si tú no te amas como mereces el mundo no te aceptará como necesitas. Dejemos por tanto reticencias e inseguridades, querernos a nosotros mismos no es un acto de egoísmo, es un paso con gran valentía.
Mentalidad de crecimiento en el día a día
La mentalidad de crecimiento es la opuesta a la mentalidad de estancamiento. Esta última se da cuando nos quedamos atrapados en nuestros errores, cuando nos volvemos temerosos y vivimos con rencor y desconfianzas. Nada florece en estos jardines psicológicos y lo único que lograremos con ello es incrementar nuestro malestar.
Hagamos uso por tanto de un enfoque más luminoso, ahí donde nuestros pensamientos generen nuevas ideas, donde no temer a los cambios, a los desafíos, a conocer gente nueva y mirar al mañana con optimismo y esperanza.
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- Salvatore R. Maddi and Deborah M. Khoshaba. (2015). Resilience: The Secret to Success. In Resilience at Work: How to Succeed No Matter What Life Throws at You. Retrieved from http://www.amanet.org/training/articles/resilience-the-secret-to-success.aspx