Nutrición y genética: la dieta paleolítica

Nutrición y genética: la dieta paleolítica
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 01 septiembre, 2020

Recientemente, han surgido una serie de dietas y formas de entender la alimentación que prometen resultados milagrosos a los que las practiquen. Desde perder peso sin tener que contar calorías ni pasar hambre, hasta aumentar la esperanza de vida y la salud. Una de las que más famosas se ha hecho es la dieta paleolítica.

Pero, ¿en qué consiste realmente esta forma de alimentarnos? ¿Tiene algún efecto beneficioso, o no se trata más que de un engaño para vender libros y hacer dinero? En el artículo de hoy descubrirás todo lo que tienes que saber sobre este estilo de alimentación que está tan de moda.

Dieta paleolítica: ¿en qué consiste?

La idea detrás de la dieta paleolítica (o “dieta paleo”, como se la conoce en los círculos deportivos) es que nuestra genética juega un papel fundamental en el efecto que tienen los alimentos sobre nuestro organismo. Así, según los defensores de esta corriente de la nutrición, los humanos no estaríamos adaptados a los nuevos alimentos surgidos tras la implantación de la agricultura.

Por el contrario, y debido a que la evolución provoca cambios tan lentos en nuestro cuerpo, las nuevas comidas que nuestros antepasados comenzaron a consumir a partir del Neolítico tendrían un efecto perjudicial sobre nuestro organismo, según los defensores de la dieta paleolítica.

Ensalada

Debido a ello, proponen que volvamos a comer nada más que lo que tomaban nuestros antepasados de la época de las cavernas. Esto incluiría, principalmente, todo tipo de carnes y pescados, verduras, frutas y semillas, así como algunos tubérculos y raíces.

Aunque a primera vista la lista de alimentos aceptados por la dieta paleolítica genera mucha aceptación entre la gente (al fin y al cabo, se trata de volver a alimentarnos con comida sana), la polémica sobre esta corriente alimenticia gira en torno a la visión tan negativa que tiene de los cereales. Especialmente, del trigo y todos sus derivados.

¿Por qué se ven los cereales como malos?

Para los amantes de la dieta paleo, los cereales son uno de los peores enemigos de la salud. Desde que se popularizó con el trabajo de Robb Wolf, uno de los primeros proponentes de esta forma de alimentarse, los seguidores de la nutrición evolutiva defienden que la agricultura fue uno de los peores errores de la humanidad en términos de nuestro bienestar.

La principal razón que mencionan los defensores de la dieta paleo para demonizar a los cereales es que no solo no tienen una gran densidad nutricional (es decir, que no nos aportan nutrientes necesarios para la vida), sino que están llenos de antinutrientes. Estas sustancias interfieren con la absorción de todo tipo de vitaminas y minerales, haciendo que enfermemos.

Por eso, y a pesar de que en nuestra cultura siempre hemos visto el pan y los cereales como algo bueno, todos aquellos que siguen la dieta paleolítica los han eliminado totalmente de sus vidas. Pero, ¿funciona realmente esta manera de alimentarse?

Evidencia científica sobre la dieta paleolítica

Uno de los mayores problemas de la nutrición es que se trata de una ciencia que aún está en desarrollo. Por eso, y debido a la dificultad de realizar estudios clínicos para comprobar los efectos de las distintas dietas, no existe un consenso oficial sobre lo que es sano y lo que no.

Sin embargo, las últimas evidencias sobre la nutrición evolutiva señalan que esta forma de alimentarnos podría tener efectos muy beneficiosos sobre nuestra salud física y mental. Por eso, los expertos recomiendan hacer un experimento: probar a comer según la dieta paleo durante un mes. En función de los resultados, podremos decidir si queremos seguirla de forma permanente o no.

Salmón fresco

Entonces, ¿qué puedo comer según esta dieta?

La premisa de la dieta paleolítica es muy sencilla: come tan solo aquello que tus antepasados podían conseguir de la naturaleza. Quitando a los ya mencionados cereales, esto implica que puedes comer prácticamente cualquier cosa que tenga un origen animal o vegetal.

La otra precaución que hay que tener es no consumir alimentos procesados. Al fin y al cabo, en el entorno en el que evolucionamos como especie, no era posible encontrar bolsas de patatas fritas ni refrescos azucarados. Estos, al ser de muy reciente aparición, hacen más daño a nuestro organismo incluso que los cereales.

Aunque muchas dietas modernas no tienen ninguna evidencia científica detrás, la dieta paleo parece ser una excepción. No obstante, antes de hacer un cambio radical, lo adecuado es consultar a un especialista para saber si es viable llevarla a cabo en cada caso. 


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.