La disincronía en niños con altas capacidades
Los niños con altas capacidades se encuentran en una posición muy particular respecto al grueso de la sociedad, y de sus propios coetáneos; pero también enfrentan múltiples retos y dificultades. Muchos de ellos derivan de la disincronía o la falta de concordancia entre su edad cronológica y su desarrollo a nivel intelectual, emocional y social. Conocer en qué consiste esta falta de sincronía y cómo afecta a su día a día es la mejor forma de ayudarlos a paliar sus efectos.
Se define a los niños con altas capacidades como aquellos que muestran un elevado rendimiento en las áreas intelectual, creativa y artística. Son niños que destacan sobre la media en diferentes aptitudes, habilidades o áreas académicas específicas. Sin embargo, esta aparente ventaja lleva asociados riesgos, como el estrés psicosocial, el aislamiento o el incumplimiento de logros; y, en muchos casos, esto se debe a un mal abordaje de la disincronía.
El síndrome de la disincronía en niños con altas capacidades
El síndrome de la disincronía fue descrito por el psicólogo francés Jean-Charles Terrassier. Para comprender en qué consiste hemos de considerar el desarrollo de estos niños como algo heterogéneo; en otras palabras, podría decirse que en ellos conviven diferentes edades: la cronológica, la intelectual, la afectiva, la social, la motora…
Estos menores no se desarrollan al mismo ritmo en todas estas áreas, lo que genera un desequilibrio. Por muy maduro que parezca tu hijo, debido a sus intereses o a las preguntas que realiza, no se puede asumir que posea esa misma madurez en otros ámbitos. Y si esto no se tiene en mente, pueden surgir dificultades.
Adentrándonos más en este fenómeno de la falta de sincronicidad, cabe mencionar que existen dos tipos principales de disincronía. La interna, referente a los diferentes aspectos del desarrollo personal del niño y la social, referida a sus relaciones con el mundo. Veamos en qué consisten:
Disincronía interna
Hace referencia a los diferentes grados de desarrollo o rendimiento que se presentan en varios ámbitos internos:
Intelectual-psicomotora
Los niños con altas capacidades presentan un desarrollo a nivel cognitivo más avanzado del que cabría esperar para su edad. Pero, además, también suelen ser muy hábiles y precoces a nivel motor (por ejemplo, pueden levantar la cabeza, gatear o andar antes de lo esperado). De esta forma, existe una disincronía entre la edad cronológica y la presencia de estas capacidades.
Sin embargo, también puede aparecer un desequilibrio entre las áreas intelectual y motriz. Puede observarse, por ejemplo, en niños que leen con gran soltura, pero no son capaces de escribir con la misma facilidad. Y es que su evolución motora es más lenta en comparación con la agilidad mental.
Razonamiento-lenguaje
Los niños con altas capacidades poseen muy buen razonamiento abstracto desde edades tempranas, y pueden comprender conceptos con rapidez y facilidad. Sin embargo, el lenguaje no siempre se desarrolla al mismo ritmo y esto hace que no sean capaces de expresar y verbalizar con la misma soltura que comprenden y razonan.
Esto puede dificultarles el compartir ideas o emociones propias con otros e incluso afectar al rendimiento escolar. Y es que, por el hecho de entender fácilmente, pueden no prestar la suficiente atención o no tratar de memorizar la lección; de tal forma, al tratar de repetirlo o explicarlo por sí mismos, no lo logran.
Ciertamente, pueden tener un léxico muy amplio y un manejo del lenguaje superior a lo esperado por edad. Sin embargo, si existe una disincronía entre lenguaje y razonamiento, pueden darse las dificultades descritas.
Área afectiva
Este es uno de los aspectos más relevantes y menos atendidos. Y es que con frecuencia caemos en el error de asumir que, como el niño tiene altas capacidades, también es emocionalmente maduro; así, llegamos a tratarlo como un adulto en miniatura.
Lo cierto es que la edad emocional suele ser más próxima a la edad cronológica que a la intelectual; por esto, los niños pueden tener dificultades para comprender su rico mundo interior y sus emociones, y así sufrir angustia y baja autoestima.
Disincronía social
La disincronía social se produce en la relación del niño con el entorno. Así, abarca varios aspectos:
En la escuela
En el ámbito escolar pueden darse dificultades debido al desequilibrio entre lo que el centro educativo ofrece y lo que el menor necesita. Con frecuencia, los niños con altas capacidades se encuentran desmotivados en clase al tener que seguir un nivel que está por debajo de sus posibilidades. Esto puede llevar a una falta de interés y de esfuerzo y a la no adquisición de hábitos y estrategias de estudio, por lo que incluso puede derivar en fracaso escolar pese a la gran capacidad intelectual.
En la familia
Algo similar ocurre en la familia. No todos los progenitores pueden o están preparados para responder a las preguntas y demandas de sus hijos con altas capacidades. Quizás no puedan aportar los conocimientos, las herramientas o las destrezas que el niño reclama, y esto puede generar gran frustración y angustia en ambas partes.
Con los amigos
Por último, pese a que estos niños suelen ser sociables, es común que encuentren ciertas dificultades a la hora de relacionarse. Con frecuencia, no comparten intereses ni perspectivas con los niños de su misma edad (debido a esa disincronía entre edad cronológica e intelectual). Además, aunque los compartan, pueden disfrutar analizándolos a una profundidad que no pueden asumir sus pares.
Esto les lleva a buscar relacionarse con niños más mayores, que se enfrentan a problemas y dilemas que no son los de un niño de esa edad. También es común que terminen sufriendo aislamiento o que asuman sistemáticamente un rol de responsabilidad y liderazgo con sus pares.
Comprender el fenómeno para reducir las dificultades diarias
La disincronía en niños con altas capacidades es un fenómeno que conviene conocer y comprender a fin de poder aportar soluciones, ajustes o ayudas. Las altas capacidades no hacen a un niño adulto, con todo lo que significa esto a nivel madurativo.
Al contrario, sigue siendo un niño y, como tal, necesita guía (referencias) y protección. Inculcar hábitos de estudio y ofrecer programas de enriquecimiento en el hogar y en la escuela son algunos pasos. Pero, además, hemos de trabajar mucho la regulación emocional y permitir que vivan la infancia que les corresponde.
Si tu hijo tiene altas capacidades, contar con la orientación de un profesional especializado será fundamental para saber cómo acompañar su crecimiento y evitar que sufra las consecuencias de su propia naturaleza.
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- García-Rona, A., & Sierra-Vázquezb, J. (2011). Niños con altas capacidades intelectuales. Signos de alarma, perfil neuropsicológico y sus dificultades académicas. Anales de pediatría continuada, 9(1), 69-72.
- Terrassier, J. C. (1994). El síndrome de la disincronía. En Y. Benito (Coord.), Intervención e investigación psicoeducativas en alumnos superdotados. Salamanca: Amarú.