Duelo patológico en niños

Conoce qué es y cómo se manifiesta el duelo patológico en niños, por qué se da y cómo es posible tratarlo.
Duelo patológico en niños
Bernardo Peña Herrera

Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña Herrera.

Última actualización: 24 junio, 2020

El proceso de duelo es aquel que implica aceptar y adaptarse a una pérdida (ya sea de un ser querido, objeto o situación). Los niños son especialmente sensibles a los cambios y las pérdidas.

Por ello, el duelo patológico en niños se manifiesta como un verdadero síndrome desadaptativo que puede tener importantes consecuencias para su desarrollo y bienestar. A continuación analizaremos qué es el duelo patológico en niños, qué pronóstico tiene y cuál es su tratamiento más eficaz.

¿Qué es el duelo patológico en niños y qué síntomas tiene?

A lo largo de nuestra vida, todos hemos experimentado la pérdida de un ser querido. Así que sabemos que se trata de una situación dolorosa y bastante compleja. No obstante, en niños, esta reacción dependerá principalmente de desarrollo madurativo. A los 5 ó 6 años los niños empiezan a entender qué es la muerte. Sobre los 9 ó 10 años terminan de entenderla perfectamente.

En definitiva, los niños más mayores comprenden que la muerte es un proceso irreversible. Que la persona fallecida nunca más volverá y que tarde o temprano deberán reajustar su mundo en ausencia de ese familiar.

Por lo tanto, visto lo anterior, en el duelo patológico en niños tendremos algunos de los siguientes síntomas característicos:

  • Tristeza intensa.
  • Llanto persistente.
  • Irascibilidad o agresividad.
  • Pensamientos acerca de la muerte.
  • Negación de la muerte, incapacidad para aceptarla o ira.
  • Intensa melancolía y pena por la persona fallecida.
  • Sentimiento de vacío.
  • Sentimiento de soledad.
  • Preocupación por la persona fallecida.
  • Anhedonia, aturdimiento o shock emocional duradero.
  • Dificultad para comunicarse.
  • Reacciones emocionales intensas ante el recuerdo del fallecido.
  • Trastornos psicosomáticos.
  • Evitación de lugares, personas o cosas relacionadas con el fallecido y con la muerte.
Niña triste mirando hacia abajo

Como resultado, estos síntomas interferirán en el normal funcionamiento del menor, ocasionando una molestia significativa en las áreas académica, social y familiar. Por otra parte, tanto la intensidad como la duración de este tipo de duelo son claramente desproporcionadas.

Tipos de duelo patológico en niños y adultos

Horowitz (2003) ha identificado 4 tipos de duelo patológico en niños y adultos. Son los siguientes:

  • Duelo crónico: En adultos pasa un año (en niños 6 meses) y el dolor por la pérdida aún resulta incapacitante. La persona no termina de amoldarse a su nueva vida.
  • Duelo pospuesto: Tras la pérdida la persona manifiesta solo algunas emociones. Sin embargo, pasado un tiempo, experimenta una fuerte carga emocional.
  • Duelo exagerado: La persona se siente tan desbordada por el dolor que recurre a comportamientos autolesivos claramente perjudiciales. Además, aumenta la probabilidad de comorbilidad con otros trastornos psicológicos.
  • Duelo enmascarado: La persona puede presentar problemas físicos y emocionales que le causen dificultades. Sin embargo, la persona no es consciente de que esos problemas son derivados del duelo.

Duelo normal versus Duelo patológico en niños

Un proceso de duelo normal se entiende como aquella etapa vital en la que una persona:

  • Reacciona ante la pérdida
  • Comprende las implicaciones de esta pérdida
  • Reorienta su vida sin el ser querido
  • Acepta la pérdida
  • El recuerdo del ser querido no provoca reacciones emocionales significativas

Ahora bien, ¿cuánto debe durar todo este proceso? He aquí una importante controversia. De hecho, los científicos y profesionales de la salud mental acordaron establecer, más que un criterio temporal, un criterio de ajuste. De esta manera, se acordó que, en ningún caso, un duelo normal pudiera ser una complicación incapacitante.

Sin embargo, en el duelo patológico en niños tenemos un cuadro complicado que se prolonga durante al menos 6 meses. Además, se caracteriza porque los síntomas son:

  • Más intensos y duraderos en el tiempo.
  • Generan conductas desadaptativas, evitadoras y que, en última instancia, interfieren o limitan la vida del niño.
  • Puede afectar a la emotividad, autoestima e identidad del menor.

Existe una cierta polémica con el duelo patológico en niños

Algunos profesionales y científicos rechazan esta categoría diagnóstica recogida en el DSM-5, argumentando que cada persona procesa, interpreta y manifiesta sus emociones de forma particular. Por lo tanto, para estos psicólogos, médicos y psiquiatras, incluir el duelo patológico como un trastorno psicopatológico no sería más que colgar una etiqueta de enfermo a una persona sensible ante su pérdida.

Sin embargo, la corriente que se ha impuesto a esta idea, reconoce la importancia de categorizar estos particulares síntomas para poder obtener más información sobre el cuadro, el curso y la prevalencia del problema, así como investigar un tratamiento eficaz.

Niño mirando por una ventana

Algunas recomendaciones sobre el duelo patológico en niños

Hoy en día, existen tratamientos psicológicos eficaces para tratar el duelo patológico en niños y en adultos. Por lo tanto, desde este espacio te recomendamos que contactes con un psicólogo para tratar esta condición. No obstante, y sin perjuicio de lo anteriormente dicho, queremos compartir algunas recomendaciones sobre el duelo patológico en niños:

  • Habla con el niño y responde a sus preguntas e inquietudes.
  • Permite que el niño manifieste lo que siente y lo que piensa.
  • Es bueno que los niños tengan la información apropiada sobre la muerte, qué pasará ahora que el fallecido no está, etc.
  • También, es bueno que le preguntemos si tiene alguna duda, algún miedo o inseguridad, y cómo podemos ayudarle.
  • Ser comprensivos y pacientes con el niño.
  • Mostrarle confianza y un apego seguro durante todo el proceso.

El duelo es un proceso complicado, torne o no en patológico. Acompañar a las personas que sufren la pérdida y validar sus emociones son pilares esenciales para que se inicie la asunción y readaptación de la nueva realidad.


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  • Barreto, P., & Soler, M. C. (2007). Muerte y duelo. Madrid: Síntesis.
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