El delito imprudente

El delito imprudente surge de la falta de diligencia de una persona.
El delito imprudente
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 22 abril, 2019

Imprudencia, culpa y negligencia son conceptos sinónimos que aparecen en el Código Penal. Con ellos se hace referencia a la ausencia de cuidado en los actos, poniendo en peligro a otras personas e incluso a uno mismo.

Generalmente, se tiende a no utilizar los términos culpa o culposo porque se pueden confundir con la idea de culpabilidad, y la imprudencia no equivale a la culpabilidad. La culpabilidad es un requisito del delito y la imprudencia es una forma de culpabilidad que da lugar a un “tipo de delito” distinto.

Si no hay dolo ni imprudencia, estamos ante un caso fortuito. Esto quiere decir que si no hay ni dolo ni imprudencia, no hay delito. En conclusión, en estos casos la pena quedaría excluida por imperativo constitutivo del derecho penal.

Señal de stop

El tipo del delito imprudente

El delito imprudente surge de la falta de diligencia de una persona. Es decir, cuando voluntariamente alguien pone en peligro un determinado bien y el acto conlleva consecuencias.

Solemos identificar la delincuencia con la delincuencia dolosa -aquella en la que el delincuente busca de forma directa cometer un crimen– presentando una interesante tendencia a entender que la imprudencia no es un “verdadero delito”, porque los actos se comenten “sin querer”.

Sin embargo, los delitos imprudentes representan aproximadamente la mitad de la delincuencia en general. Con lo que se quiere mostrar que se trata de verdaderos delitos. En la imprudencia se actúa con descuido, pero quienes actúan son delincuentes.

Del mismo modo, es importante tener en cuenta que el crimen imprudente se puede cometer tanto por acción como por omisión. La diferencia entre acción y omisión está en el modo en el que el sujeto ha actuado, aunque en ambas situaciones las consecuencias para el delincuente son las mismas.

Un ejemplo de imprudencia por acción podría ser la del médico que tiene que operar, pero no toma las medidas de seguridad oportunas, provocando una infección en el paciente. Por otro lado, un ejemplo de imprudencia por omisión puede ser el de un vigilante de una discoteca. Este, durante un incendio, no abre la puerta de emergencia porque está distraído mirando su móvil, provocando graves consecuencias.

Características y clases de imprudencia

En primer lugar, la característica fundamental es que la imprudencia es siempre subsidiaria respecto al dolo. Esto significa que la persona, en la imprudencia, nunca busca que se vaya a producir un resultado, aunque sí que quiere realizar la acción.

La segunda característica más importante de la imprudencia es que siempre merece una pena inferior a la correspondiente al delito doloso. No se puede entender que estén en la misma categoría un delito doloso y uno imprudente.

Potro lado, el Código Penal distingue entre la imprudencia grave y la menos grave. Antes de la reforma de 2015, existía la imprudencia leve aplicable a las faltas, ahora este concepto ha desaparecido. Los textos doctrinales dicen que una imprudencia es grave cuando se infringe la diligencia o cuidado que es exigible hasta a la persona menos cuidadosa. Por lo tanto, se trata de actos muy irresponsables.

En cambio, es menos grave cuando consiste en una infracción de la diligencia exigible a la persona media. Se entiende como un descuido de alguien que no ha atendido las exigencias previstas en la norma.

Policía investigando el lugar del crimen

¿Cómo se pena el delito imprudente?

El sistema de incriminación del delito ha variado en el Código Penal tras la última reforma. En el Código Penal antiguo se seguía un sistema denominado numerus apertus. Es decir, cualquier delito cometido dolosamente admitía que se pudiera cometer imprudentemente mediante cláusulas generales como la tenencia temeraria.

Pronto surgieron algunas limitaciones al delito imprudente por obra de la doctrina y jurisprudencia. En conclusión, se vio que algunos delitos no admitían la comisión imprudente. Por ejemplo, es el caso de los delitos patrimoniales. Por ello, se cambió a un sistema de numerus clausus, que implica que hay una previsión legal clara y determinada.

De este modo, y según el artículo 12 Código Penal, las acciones u omisiones imprudentes solo se castigarán cuando expresamente lo disponga la Ley. La principal ventaja de este sistema es el incremento de seguridad general. Además, con el numerus clausus se cumple con el principio de intervención mínima.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.