El efecto Dobby, ¿te sientes culpable por todo?

¿Te sientes culpable por todo? ¿Te autocastigas? Quizás sufras lo que hoy conoceremos como "efecto Dobby".
El efecto Dobby, ¿te sientes culpable por todo?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 22 abril, 2020

Si conocemos el mundo de Harry Potter, el nombre de Dobby nos sonará. Dobby es un elfo doméstico que suele autolesionarse cuando no cumple las expectativas de sus amos (o cree que no las está cumpliendo). Esto, aunque intenta ser una escena cómica, horroriza a quienes están a su alrededor. Porque, ¿quién querría hacerse daño a sí mismo? Sin embargo, esta es una realidad que también viven muchas personas. Por eso, de alguna manera se ha popularizado como el efecto Dobby.

El efecto Dobby está muy relacionado con la forma en la que se trata a sí mismo el entrañable elfo. Sentirnos culpables por haber hecho algo que va en contra de nuestros valores o que tildamos de “malo” es, hasta cierto punto, normal. El problema viene cuando nos castigamos constantemente porque nos sentimos culpables por todo. Aquí hay un problema mucho mayor. Nos estamos haciendo responsables en exceso.

Mujer preocupada por la relación entre enfermedad y culpa

El exceso de culpa

En la sociedad en la que vivimos existen diferentes razones por las que podemos sentir culpa sin tener motivos reales para ello. En muchas ocasiones, la culpabilidad suele surgir debido a que no cumplimos las expectativas de los demás o lo que la sociedad espera de nosotros. Vamos a ver algunos ejemplos que nos permitirán entender esto mejor:

  • Ser mala madre: muchas mujeres sufren lo que se conoce como depresión postparto. Esto hace que se sientan culpables ya que, en teoría, ser madre debería corresponderse con una “felicidad absoluta”. Así, en los casos en los que esta expectativa no se colma, que son muchos, puede aparecer la culpabilidad.
  • Merecer los golpes de la pareja: las personas maltratadas suelen justificar el daño físico de sus parejas debido acciones o actitudes que ellas han tenido. De esta manera, no son capaces de dejarlas porque ellas son quienes tienen la culpa tal y como señala Autoinculpación en mujeres que sufren maltrato por parte de sus parejas. Factores implicados.

Existen muchos más escenarios en los que una persona puede identificarse con el efecto Dobby. La mujer que está pasando por la depresión postparto la alimenta sintiéndose culpable. La persona que es maltratada hace lo mismo al justificar el daño que está recibiendo. De hecho, es una manera de autoflagelación indirecta. No es ella misma quien se hace daño, permite que otra persona se lo haga por ella.

“Tengo un gran complejo de culpabilidad a la hora de promover mi obra, tanto es así que cada vez que he estado a punto de abrir una muestra, me daba algún tipo de ataque. De modo que en un momento decidí no intentarlo más”.

-Louise Bourgeois-

Hombre agachado por el miedo a sus delirios

La responsabilidad en el efecto Dobby

La culpa no tiene por qué ser nociva. Sin embargo, pasa a serlo cuando se convierte en el motor de un castigo sin ningún tipo de finalidad más allá que la de experimentar sufrimiento. Una culpa que se convierte en perversa cuando termina con nuestra asertividad, permitiendo que otros nos hagan daño. A Dobby le pasaba exactamente eso.

A veces, esta responsabilidad que cargamos sobre las espaldas nace en nuestra infancia. Quizás nuestros padres volcaban sobre nosotros todas sus frustraciones. Tal vez, nos decían una y otra vez que no merecíamos esto o aquello. Todo esto se ha ido quedando en nuestra mente y, a medida que crecemos, aprendemos a anticiparnos a ese “tú tienes la culpa” o “lo has hecho mal”. Ya nos encargamos nosotros mismos de fustigarnos.

A pesar de todo esto, se puede salir de este efecto Dobby. La mejor manera es haciendo un trabajo que nos permita mejorar nuestra autoestima. Una vez consigamos mejorar ese concepto que tenemos de nosotros mismos, podemos empezar a ser más flexibles con nuestros errores. Pero, sobre todo, dejaremos de ampliar nuestra responsabilidad más allá de donde llega.

Si sientes que estás atrapado en una especie de cueva y la culpa es el eco, si te has sentido identificado con el efecto Dobby, no lo dudes y ponte en manos de un profesional.

Tu diálogo interno mejorará y la forma en la que te tratas también, protegiéndote así contra fenómenos tan peligrosos como la dependencia emocional de personas que están dispuestas a satisfacer sus intereses con nuestro lado más vulnerable.


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