El engagement en el trabajo
Seguro que sabrías identificar a la persona de tu entorno laboral que demuestra más motivación e implicación en su puesto de trabajo. Sería el mejor ejemplo para explicar las características princiaples del engagement en el trabajo. Un tipo de estado emocional positivo caracterizado por la energía, la implicación y la eficacia en el terreno laboral.
Engagement (del inglés ‘compromiso’) es un término muy utilizado actualmente por los gurús de la administración de personal de las empresas. Pero más allá de su utilidad como estrategia para aumentar la competitividad de las organizaciones, son numerosos los beneficios que proporciona al trabajador. Sigue leyendo para conocerlos.
Cómo detectar personal con engagement en el trabajo
Las personas que tienen engagement en el trabajo son comprometidas y están muy involucradas emocionalmente con la compañía. No significa que no tengan vida social fuera de la oficina, sino que el tiempo que se encuentran dentro de ella lo aprovechan al máximo. Es decir, se centran en fructificar las oportunidades que le permiten crear valor para su empresa.
Este personal se caracteriza por no quejarse de su empresa ni hablar mal de ella con su entorno. Todo lo contrario. Se muestran orgullosos de tener ese vínculo laboral con ella y así se lo hacen saber a su círculo más cercano. Expresan sentimientos positivos hacia su corporación. Y no de manera forzada, sino porque realmente se sienten bien en su puesto y con los compañeros de trabajo.
Además, cuando la empresa tiene iniciativas y nuevos proyectos, se muestran muy interesados en conocer las novedades y quieren formar parte de ellas. Se involucran de tal manera en lo que se les pide que suelen implicarse al máximo. En este sentido, no les importa hacer horas extra no remuneradas si con ello consiguen solucionar problemas relacionados con su empresa.
No es adicción al trabajo
Por todas las características anteriores, se podría deducir (erróneamente) que se trata de personas adictas al trabajo. No se trata ni mucho menos de esto, ya que los adictos se sienten incómodos cuando están fuera de su empleo y en su tiempo libre y además, experimentan tensión nerviosa, ansiedad y desasosiego constantes.
Las personas con engagement en el trabajo tienen un estado emocional completamente diferente al de los adictos. Se muestran muy positivos, motivados, enérgicos y se sienten plenos y felices. Y no solamente en el terreno profesional, sino también en el personal.
Además, en la gran mayoría de los casos gozan de buena salud, bajos niveles de estrés y altos de autoestima. Confían en su esfuerzo, sus recursos y su espíritu de sacrificio para superar los retos que se van interponiendo en su trabajo. Se muestran responsables y autónomos en la resolución de problemas.
Qué aportan a la empresa
Las personas con engagement en el trabajo ejecutan de manera muy eficaz lo que se les requiere. Son muy cumplidores e incluso, en ocasiones, hacen más de lo que se les pide. Con ello contribuyen a optimizar su rendimiento laboral y generan un saludable estado organizacional. Incluso contagian su modo de sentirse y de vivir la experiencia laboral al resto del equipo. Y consiguen, en muchas ocasiones, extender su engagement individual y hacerlo colectivo.
¿Cómo generarlo?
Como acabamos de mencionar son los propios trabajadores los que, en muchas ocasiones, favorecen la expansión del engagement por la empresa. Así, causan en los demás esas ganas de comprometerse con sus tareas, de interiorizar los valores de la compañía y de aprovechar la oportunidad para desarrollar su vocación laboral.
No obstante, es en las fases de selección de los candidatos donde se deben asentar las bases de esta filosofía empresarial. Los futuros empleados han de tener, en la propia entrevista de trabajo, una predisposición a hablar de su incipiente compromiso con el mismo. Es decir, deben sentirse de alguna manera identificados con lo que les ofrece la compañía y aportar razones de esa personalización.
Igualmente, el entrevistador ha de dar a conocer los valores de la compañía para facilitar a los posibles empleados la familiarización con ellos. Como vemos, es un trabajo bidireccional. El candidato ha de estar motivado para pasar a formar parte de la empresa y el reclutador de talentos ha de mostrarle el camino.
Por lo general, hay tres factores que facilitan el engagement en el trabajo: la realización personal, el buen ambiente entre compañeros y un buen salario. La empresa que consiga mantener alta percepción entre sus trabajadores de estos tres aspectos, tendrá mayores posibilidades de mejorar su rendimiento con eficacia.
Para alcanzar este nivel de compromiso entre los empleados se pueden realizar programas de formación continua. Con ellos, perciben que su aprendizaje no está estancado y que las posibilidades de progresar en su puesto son reales. Además, es conveniente que puedan discutir los problemas o retos que les van surgiendo de manera abierta y en confianza. Es decir, un jefe que se preocupa por las dificultades de sus subordinados no solo estará beneficiando a su departamento, sino a toda la compañía.