El líder perverso: rasgos que lo identifican
El líder perverso es una figura que tiene dos rasgos distintivos: es influyente y actúa en contra de lo que es sano o saludable para quienes están bajo su área de influencia. No es necesariamente alguien que tenga una conducta excéntrica o unos rasgos particularmente crueles. Sin embargo, continuamente hace daño.
La palabra perversión no siempre es comprendida. Sin entrar en las profundidades académicas, hace referencia a quien se desvía de la conducta que se puede llamar “normal”, en un sentido destructivo. En particular, en este caso, a aquella persona que va en contra de la construcción de lazos cooperativos y empáticos entre la gente.
El líder perverso suele desplegar acciones para desestructurar al grupo y a cada uno de los individuos que lo componen. Ejerce un control minucioso, más con el objetivo de ensalzarse a sí mismo que de obtener buenos resultados. Así mismo, induce a las transgresiones con frecuencia. Además, tiene otros rasgos como los siguientes.
“A una inteligencia pervertida, cualquier cosa la corrompe”.
-Ovidio-
Persuasivo
El líder perverso suele tener lo que se conoce como abundancia y adherencia. La abundancia hace referencia a habilidades, recursos, conocimientos o algún otro aspecto en el que destaca frente al promedio. Este es un factor que suele atraer a otros y afianza su autoridad sobre ellos.
De otro lado, es adherente. Esto significa que tiene gran capacidad para transmitir a otros su entusiasmo o pasión por algo. Es como si sus emociones fueran contagiosas y no dejaran indiferente a nadie. Atrae como un imán.
Tanático, así es el líder perverso
Cuando se dice que el líder perverso es tanático se hace referencia a que tiende a proponerse metas que son destructivas, pero las hace ver como agradables. El ejemplo típico es el jefe de pandilla o quien encabeza acciones de agresión o intimidación en grupo.
Este tipo de líder tiene la capacidad de potenciar o descubrir los rasgos perversos que pueda haber en ellos. De uno u otro modo, todos podemos comportarnos de manera censurable bajo unas determinadas circunstancias y este tipo de líder forma parte de esas circunstancias que relajan o anulan la supervisión moral de nuestro comportamiento. Él disfruta de hacer daño o destruir e incita a los demás a la transgresión.
Tóxico
Este rasgo es más visible en esos líderes perversos que ostentan algún tipo de poder formal. De una u otra manera instauran unas lógicas que predisponen a las personas entre sí. Fomentan la competencia malsana y promueven el conflicto, aunque lo hagan de forma sutil.
Para este tipo de líderes es peligroso que los débiles se unan. Por lo tanto, y de forma individual, busca destruir la confianza que cada sujeto se tiene. Esto les garantiza mayor control sobre un grupo, al tiempo que profundiza el efecto de poder que ejerce sobre los demás.
Narcisista
La mayoría de este tipo de líderes son muy inteligentes o, cuando menos, muy astutos. También es muy frecuente que sean carismáticos y que los tenga sin cuidado la opinión que otros puedan tener acerca de él o ella. Eso les da un cierto halo de seguridad y firmeza.
Sus habilidades, pero sobre todo su estructura de carácter los lleva a sentirse superiores. Su “público” tiende a reforzar esa idea. Por eso son muy narcisistas, lo que equivale a tener dificultades para ver y sentir más allá de su ego. También pueden derrumbarse fácilmente ante una amenaza a su poder.
Inteligente
Como ya lo anotamos, este tipo de personas suelen tener una notable inteligencia. Se trata, sobre todo, de una inteligencia práctica que utilizan, con frecuencia y paradójicamente, para “entender” a los demás. Captan la conducta de otros de forma mental, es decir, sin sensibilizarse a ellos. Su objetivo es manipularlos.
La inteligencia de estos líderes también se caracteriza por estar desligada de la ética. Este tipo de personas muy rara vez se convierten en criminales violentos, pero las transgresiones a la norma y a la ley sí son muy frecuentes en ellos. Dañan y destruyen, pero sobre todo por la satisfacción que experimentan al desconcertar o minimizar a otros, no al eliminarlos.
Subestimado
Los líderes perversos también suelen ser subestimados en dos sentidos. Primero, no se caracterizan por llevar a cabo acciones particularmente llamativas. Por lo mismo, rara vez son catalogados como “perversos” por los demás. Más bien se les ve como algo atrevidos, audaces o problemáticos, nada más.
Por otro lado, ellos mismos subestiman su capacidad de daño. Para ellos, un crimen menor no es un crimen, sino casi un juego o un desafío. Así que no sienten remordimientos por ello. No creen que su manera de actuar sea negativa o censurable. Para ellos, si hay consecuencias malas, éstas no son tan importantes como para cambiar.
Este tipo de líderes suelen atraer a personas que encajan bien con sus rasgos. Si están al frente de un grupo de trabajo, por ejemplo, será frecuente que avergüencen, humillen, engañen y desplieguen toda suerte de conductas para hacer sentir mal a quienes son críticos con sus posiciones. No se pueden catalogar como peligrosos, pero sí como dañinos.
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- Pillajo García, O. A. (2018). “Relación de la estructura perversa y las instituciones.” Análisis de la perversión en la estructuración de los grupos sociales (Bachelor's thesis, PUCE-Quito).