El pensamiento divergente en los niños: una capacidad descuidada

El pensamiento divergente en los niños tiene un increíble potencial entre los 4 y 6 años. Sin embargo, a los 10 años desciende en un 60%.
El pensamiento divergente en los niños: una capacidad descuidada
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 17 enero, 2024

El pensamiento divergente en los niños es un don excepcional, además de natural (nadie les ha dicho todavía lo que es lo normal y, por lo tanto, lo que no lo es). Su mente abierta está llena de posibilidades, de razonamiento inusuales, originales y siempre idiosincráticos. Ahora bien, en ocasiones ese potencial creativo tiende a apagarse a medida que crecen debido a un sistema educativo que tiende a estandarizar el modo de pensar de sus alumnos, unificando perspectivas.

Si hay algo que la mayoría sabemos es que atreverse a razonar de manera diferente puede ser peligroso. Galileo, por ejemplo, lo comprobó en su propia piel cuando sus ideas le supusieron terminar sus últimos años confinado en su casa de Florencia. Las mentes abiertas son quienes desafían al mundo, no hay duda, pero son también quienes lo ayudan a avanzar.

Queda claro que los tiempos han cambiado, que los finales que vivieron otros científicos como Giordano Bruno ya no se suceden. Sin embargo, sí se dan otro tipo de situaciones. Tal y como nos señala Sir Ken Robinson, reconocido experto en educación, las escuelas actuales están “matando” la creatividad de los niños.

Según él, nuestros centros educativos basan sus modelos curriculares en sistemas decimonónicos de una época en la que la industrialización de la sociedad hizo que se valoraran unas capacidades por encima de otras. Promover la innovación, la creatividad o el pensamiento crítico era (y es a menudo) algo inusual cuando lo que tenemos es una jerarquía de asignaturas y unas competencias muy rígidas que asumir.

Se nos olvida que los niños llegan al mundo “equipados” con extraordinarios talentos. Pasamos por alto el potencial de su pensamiento divergente, ese músculo psíquico extraordinario que en ocasiones debilitamos al educarlos, de manera exclusiva, en el pensamiento convergente.

“No es lo que miras lo que importa, es lo que ves”.
-Henry David Thoreau-

Niño con diente de león simbolizando el pensamiento divergente en los niños

El pensamiento divergente en los niños

Henry David Thoreau fue sin duda uno de los filósofos más revolucionarios. Sus inusuales ideas sobre la libertad y la responsabilidad hicieron de él una de esas figuras llevadas siempre por un pensamiento claramente divergente. Volver a sus textos de vez en cuando es sin duda un modo de de hallar inspiración en múltiples sentidos.

Nos enseñó que la vida es un lienzo para la imaginación. Nos hizo ver también que hay personas que nacen con una música diferente en su interior y que a estas hay que dejarles paso, porque la libertad lleva a la autorrealización. Con los niños sucede casi lo mismo. Sin embargo, no siempre somos capaces de intuir esa mágica melodía y ese increíble potencial que se esconde en el interior de cada pequeño.

Así, por ejemplo, expertos en el tema, como el doctor Len Brzozowski, nos señalan algo interesante que descubrió al realizar un estudio junto a los psicólogos George Land y Beth Jarman. Los datos de este trabajo fueron publicados en el libro Break Point and Beyond: Mastering the Future Today.

  • El pensamiento divergente en los niños de 5 años suele presentar puntuaciones similares a los de una adulto con altas capacidades intelectuales. Así, cuando a estos pequeños se les pregunta cuántos usos le pueden dar a una taza, un lápiz o un zapato, pueden dar hasta 100 respuestas (válidas). Un adulto suele dar de media 10-12.
  • Ahora bien, si pasamos una prueba de pensamiento divergente a un niño de 10 años, nos daremos cuenta que ese potencial se ha reducido, por término medio, en un 60%.
niña jugando simbolizando el pensamiento divergente en los niños

Los niños en edad preescolar son auténticos genios

El pensamiento divergente en los niños de 4 a 6 años presenta unas puntuaciones asombrosas. Es necesario referirnos en este punto lo que nos señala el profesor de neurología de la Escuela Médica de Harvard, Álvaro Pascual-Leone. A lo largo de estas edades se suceden en el cerebro lo que se conoce como podas sinápticas.

Son esos periodos sensibles del sistema nervioso donde tiene lugar una poda neuronal programada modificable solo por las experiencias. Si no hay estímulos adecuados, esa poda celular limitará gran parte del potencial de aprendizaje en el niño con el tiempo.

No se trata tampoco de tener “muchas conexiones neuronales” porque entonces el cerebro tiene un exceso de “ruido” (algo que sucede en el trastorno del espectro autista). La clave está en optimizar esa poda con el aprendizaje y la estimulación más adecuada, la más óptima. Sobre todo en ese periodo comprendido entre los 4 y 6 años, en el que los niños cuentan con todo su potencial intacto.

¿Cómo podemos proteger y potenciar su pensamiento divergente?

El pensamiento divergente en los niños tiene unas necesidades particulares de aprendizaje que deben atenderse para que este no se pierda. Son las siguientes:

  • Necesitan un aprendizaje de inmersión. Los niños deben experimentar, sentir, tocar, emocionarse… Deben hacerlo en grupo con sus iguales pero también en soledad, para fomentar el trabajo autónomo ( y su propio espacio de creatividad).
  • Asimismo, necesitan trabajar aprendizajes en los que no exista (en la medida de lo posible) una única respuesta válida. El pensamiento divergente es hábil generando múltiples opciones a un mismo desafío. Que sus ideas sean sancionadas a menudo y etiquetadas como “incorrectas” o “equivocadas” generará desmotivación.
  • Para potenciar el pensamiento divergente en los niños, es necesario también que se sientan validados emocionalmente. Sentir que son aceptados, respetados, valorados y amados les ayudará a sentirse libres para explorar, para descubrir nuevos intereses, para evocar respuestas, ideas y razonamiento sabiendo que no van a ser criticados.
Pez saltando de una pecera a otra simbolizando el pensamiento divergente en los niños

Por último, cabe señalar que fomentar y proteger el pensamiento divergente no implica, ni mucho menos, eliminar por completo el pensamiento convergente. En realidad, se trata de armonizar ambas dimensiones. A veces, hay problemas que sí necesitan de una solución única y los niños también deben entender ese tipo de situaciones.

Por tanto, seamos capaces de cuidar y optimizar estas realidades. Recordemos esa conocida frase de Albert Einstein: “Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar a un árbol, entonces vivirá toda su vida creyendo que es un estúpido”.


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