El principio de correspondencia de El Kybalion

El principio de correspondencia es el segundo de los siete principios herméticos de El Kybalion. Analicémoslo en detalle.
El principio de correspondencia de El Kybalion
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 23 noviembre, 2022

Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba, dice el principio de correspondencia de El Kybalion. Este principio es, probablemente, el más popular de los siete principios herméticos de El Kybalion. Hablamos de un documento publicado en el año 1908 que afirma ser la esencia de las enseñanzas de Hermes Trismegistus quien, según la leyenda, fue guía de Abraham. Al parecer, dichas enseñanzas datan del antiguo Egipto.

Cada capítulo de El Kybalion está dedicado a cada uno de sus siete principios o axiomas que se consideran leyes universales. Esta escuela de pensamiento se remonta a miles de años atrás. No obstante, los principios que describe se pueden aplicar bastante bien a un escenario moderno. Solo hay que leerlo con una mente abierta, con la disposición necesaria para comprender la esencia central de sus axiomas.

El principio de correspondencia es el segundo de los siete principios herméticos de El Kybalion. Este principio expresa la idea de que siempre hay una correspondencia entre las leyes de los fenómenos de los diversos “planos” del ser y la vida.

El principio de correspondencia de El Kybalion afirma que siempre hay una correspondencia entre los plano del ser y la vida.

Los planos de correspondencia

Para la filosofía hermética el universo puede ser dividido en tres clases de fenómenos, conocidos como los tres grandes planos, a saber:

  • El gran plano físico: fenómenos del universo que incluye todo aquello relacionado con las fuerzas de la física y con la materia.
  • El gran plano mental: donde se reúnen las formas y las percepciones de cada persona.
  • El gran plano espiritual: inaccesible para el ser humano, que contiene formas superiores a las nuestras.

Estas divisiones son más o menos artificiales y arbitrarias. Pues, las tres categorías no son sino grados ascendentes de la gran escala de la vida, cuyo punto más bajo es materia indiferenciada, y el punto más elevado el del espíritu.

Por su parte, se asume que los diferentes planos se solapan uno al otro. De manera que no puede hacerse ninguna división clara y cortante entre los fenómenos superiores del físico y los inferiores del mental, o entre los superiores del mental y los inferiores del espiritual.

Algunos autores añaden a esta lista la dimensión de la vibración a raíz del tercer principio hermético: “todo está en movimiento, todo vibra, nada está en reposo”.

Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba

Ahora bien, con esta máxima se establece que hay una armonía entre el plano físico, el plano mental y el plano espiritual. Es decir, significa que todo, todos los planos de existencia, están conectados y en correspondencia. El macrocosmos se encuentra en el microcosmos y viceversa: los sistemas solares, las sociedades y la vida en la Tierra reflejan lo mismo.

Perfiles de personas mirándose de frente

Lo que el principio de correspondencia de El Kybalion significa en un entorno cotidiano es que, hagamos lo que hagamos en el nivel micro, lo haremos en el nivel macro. Incluso los hábitos más pequeños influyen en el gran esquema de nuestro comportamiento. Al hacer cualquier cosa, también haremos todo. Si descuidas un área de tu vida, lo más probable es que el resto terminen sufriendo este descuido. Hablamos de un efecto mariposa a nivel vital.

“Es cierto sin mentir, cierto y más verdadero. Lo que está abajo es como lo que está arriba y lo que está arriba es como lo que está abajo”.

-Isaac Newton-



Tu mundo exterior es un reflejo de tu mundo interior

Podemos llevar aún más lejos el principio de correspondencia de El Kybalion. Siguiendo la idea expuesta anteriormente, podemos afirmar que el mundo exterior tiende a reflejar nuestro mundo interior.

Así, los pensamientos e imágenes que tenemos en nuestra conciencia comienzan a manifestarse, en muchos casos de manera inconsciente, en nuestras circunstancias externas. La mente toma todo tal como es, le cuesta distinguir entre la ilusión, la fe y la sustancia real. Magnetiza la interpretación con el hecho y comienza a recrear exactamente aquello en lo que más nos enfocamos.

El mundo exterior refleja tu paisaje interno. Considera todo lo que está pasando y es bueno para ti. Toma en cuenta la belleza que ves a tu alrededor. Considera la alegría, el amor, la luz y la vida que te rodea. Todo esto sería un reflejo de lo que hay dentro de ti. Lo mismo ocurre con lo que consideras que es malo. Por eso, a menos que aprendas a enfrentar tus propias sombras, continuarás viéndolas en los demás, porque el mundo exterior es solo un reflejo del mundo que está dentro de ti.

“El asiento del alma es donde el mundo interno y el mundo exterior se encuentran”.

-Joseph Campbell-

Hombre mirando al cielo

El mundo interior es la causa, el mundo exterior es el efecto. Para cambiar el efecto tienes que cambiar la causa. Si hay caos y estragos en tu mundo exterior, eso significa que hay caos y estragos en tu mundo interior. Si hay muy poco amor en tu mundo exterior, es probable que tampoco cuentes con demasiado en tu mundo interior.

La forma de controlar tu mundo interior no es tratar de controlar el mundo exterior. Eso no funciona. La forma de obtener resultados duraderos para controlar el mundo exterior es comenzar a controlar tu mundo interior. Piensa que tu mundo interior es ese lugar donde tienes un poder casi absoluto. Sin embargo, fuera ese poder, aunque no deja de ser influyente, no es igual de dominante.

Este proceso nos permite dejar de buscar fuera de nosotros razones únicas para explicar lo que nos sucede y, en su lugar, acudir a las respuestas. No siempre es fácil aceptar y actuar sobre nuestros problemas para sanar, así, las partes heridas en nuestro interior.

¿Cómo poner en práctica este principio?

Para poner en práctica este principio podemos cuestionarnos sobre nuestro mundo interior y respondernos de la forma más sincera posible. Para ello, es válido preguntarnos: ¿qué hay en nuestro interior?  Si hay envidia, ira, malestar, orgullo, falta de perdón, prepotencia, etc.

Según este principio, al poner en calma tu interior, el exterior empezará a aliviarse como por arte de magia. Como es adentro es afuera, como es afuera es adentro. Si estás mal por dentro, sentirás tu vida de forma negativa. Asimismo, si en tu interior hay sentimientos de pobreza, esta se manifestará en tu entorno; si dentro de ti hay violencia, pues esta también se manifestará en tu mundo externo… y así con cada área de tu vida.

Por eso, no dudes nunca en buscar tu paz interior, sea bajo el paradigma que sea. Aunque multitud de autores han puesto esta idea en diferentes teorías y metáforas, todo ello proviene de una experiencia básica: nuestro mundo interior influye en nuestro comportamiento, modificando nuestro entorno en direcciones concretas. Asegúrate de escoger la correcta.


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  • Trimegisto, H. (2020). El kybalion. Editorial Verbum.
  • LAS HERAS, A. QUE ES EL HERMETISMO Y QUIEN FUE HERMES TRIMEGISTO.

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