¿Qué es el síndrome de Stendhal?
Si eres amante del arte y te sobrecoges ante una preciosa obra o se te ponen los pelos de punta al entrar en un prestigioso museo, no te preocupes, es algo normal. No obstante, hay ciertas personas sensibles que, ante estas situaciones, manifiestan los síntomas del síndrome de Stendhal o también conocido como síndrome de Florencia, el estrés del viajero o la enfermedad de los museos.
Este peculiar fenómeno psicosomático se desencadena tras la observación de obras de gran belleza. La historia de su descubrimiento, además de casual, es muy curiosa. Casi tanto como el fenómeno en sí. ¡Te invitamos a conocerla!
Su origen: el arte de Florencia
En 1817 Henri-Marie Beyle, un afamado y prestigioso escritor francés, se encontraba recorriendo Italia, con el objetivo de recoger información para su próximo libro. ¿Adivináis el pseudónimo de este autor? ¡Stendhal!
Durante su visita a Florencia, recorrió cada rincón de la ciudad. Se quedó maravillado por el arte que desprendía cada poro de sus calles: museos, iglesias, cúpulas, paisajes, tejados, esculturas, fachadas, frescos… Beyle quería disfrutar de toda ella.
Cuando estaba visitando la Basílica de la Santa Croce, su perplejidad, éxtasis y entusiasmo desencadenaron una serie de malestares físicos. Sobre todo, sudores fríos y una sensación de profunda angustia. Su corazón se aceleró y empezó a tener vértigo. Tuvo que sentarse y reposar de forma inmediata y una vez calmado, reflexionó.
Como posteriormente narró en su libro Nápoles y Florencia: Un viaje de Milán a Reggio, su propia experiencia proporcionó a la psicología y a la medicina una valiosa información, que arguyó en los siguientes términos:
«Había llegado a ese grado de emoción en el que se tropiezan las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme».
Su crucial y detallada descripción del fenómeno hizo que luego se conociera como síndrome de Stendhal, en honor al descubrimiento de su cuadro sintomatológico.
Síntomas del síndrome de Stendhal
Entre los principales síntomas destacan: taquicardias, sudoración, palpitaciones, sofocos, temblores, tensión emocional y agotamiento. Y en casos más graves, mareos que derivaban en vértigos o incluso, depresión.
Un artículo publicado en Neurología señala que Graziella Magherini, observó en visitantes de Florencia síntomas como alteraciones de los pensamientos y de las emociones, así como ataques de pánico. A este fenómeno lo llamó «síndrome de Stendhal».
Esta psiquiatra italiana identificó tres grandes grupos de síntomas relevantes. En el 66 % de los casos que analizó observó alteraciones en el pensamiento y cambios en la percepción de los sonidos y los colores, sensaciones de persecución, culpa y ansiedad.
En el 29 % de las personas, notó que predominaban problemas emocionales como depresión, sentimientos de inutilidad o insuficiencia. No obstante, también encontró que podrían presentarse sensaciones de grandeza y euforia.
Por último, halló que un 5 % de los sujetos experimentó síntomas somáticos vinculados a la ansiedad, como dolor en el pecho, sudoración, desmayos, palpitaciones y molestias estomacales.
Por su parte, los investigadores del artículo de la revista Neurología, encontraron en su propia investigación que, con respecto a sensaciones agradables, el 83 % de los viajeros encuestados aceptaron haber tenido placer estético. El 62 % sintió emociones intensas, mientras que el 33 % experimentó euforia y el 8 % reportaron sensaciones de omnipotencia.
En cuanto a las reacciones menos agradables, el 10 % percibió leves cambios en su percepción; el 4 % sintió algo de culpa y otro 4 % vulnerabilidad. Además, el 10 % tuvo una leve sensación de insuficiencia y el 6 % experimentó molestias físicas leves.
Algunos entendidos consideran el síndrome de Stendhal como una enfermedad psicosomática, debido a la relación bidireccional que existe entre la mente y el cuerpo. En este caso, el sobrecogimiento emocional causaría los síntomas físicos descritos anteriormente. Otros, lo clasifican como una situación anímica.
Factores de riesgo
Según Guerrero, Rosselló y Ezpeleta los principales desencadenantes del síndrome son los siguientes: cansancio, insuficiente descanso nocturno o el final del viaje.
Una revisión histórica y clínica sobre el síndrome de Stendhal señala que vivir solo, llegar al final de un viaje y una educación religiosa también son factores de riesgo importantes. «Podemos suponer con seguridad que el final de un viaje a una ciudad con un vasto patrimonio cultural produce un profundo sentimiento de tristeza y melancolía en el viajero, que ahora se ve obligado a regresar a su ciudad de origen», indican los autores de la revisión.
En términos generales, las causas de este síndrome están en la experiencia de visitar una ciudad que le permite a la persona contemplar la belleza indescriptible del arte, la inmensidad de su pasado y la perspectiva histórica que la sostiene.
¿Puede sufrirlo cualquiera?
Los síntomas pueden padecerles a cualquier persona. Todos podemos tener agotamiento, mareos y taquicardia. Además, ese instante puede coincidir o no con que nos encontremos admirando una obra de gran belleza.
Por lo general, suele presentarse en turistas y visitantes de ciudades muy sensibilizados con el arte y cuyo motivo principal del viaje es su admiración. Por lo general, comienza en lugares que les embelesan y que, por alguna razón, encierran un significado emotivo muy intenso para ellos.
Cómo hacerle frente
A continuación te dejaremos algunas recomendaciones para que, en caso de viajar a una ciudad repleta de obras de arte, puedas evitar y afrontar el síndrome de Stendhal:
- Prepárate: si crees que podrías responder de manera intensa a las obras de arte que vas a contemplar, alístate mentalmente antes de visitar determinado lugar. Para ello, familiarízate con las obras que verás, aplica algunas técnicas de relajación antes y durante el recorrido y planifica tu tiempo.
- Recupera energías: es importante que tomes descansos que te permitan reparar el gasto energético que has tenido. Siéntate, duerme, despeja tu mente con otras actividades tranquilas, etc.
- Come e hidrátate: aliméntate de manera adecuada, cumpliendo tus requerimientos de carbohidratos, grasas saludables y proteínas. Así mismo, mantente hidratado.
- Limita la exposición: procura no pasar mucho tiempo frente a obras de arte, así reducirás la posibilidad de que empieces a sentir alguno de los síntomas del síndrome de Stendhal.
- Realiza ejercicios de respiración: si te empiezas a sentir abrumado, practica la respiración diafragmática, distráete y pasa tiempo en un lugar tranquilo y despejado de tanto estímulo artístico.
- Comparte tus emociones: habla con otra persona sobre lo que estás experimentan, lo que piensas y lo que te abruma. Conversar te permitirá hacer catarsis y ver las cosas desde otra perspectiva.
- Busca ayuda profesional: si los síntomas son muy intensos, busca atención médica.
Polémica: ¿mito o realidad?
A lo largo de las últimas décadas, el síndrome de Stendhal se ha convertido en un referente de la reacción de los individuos al ser expuestos a obras de arte. En particular, cuando son hermosas o se encuentran expuestas en gran número en un mismo sitio. Pero, como casi todo, no está exento de polémica.
No cabe duda que cuando escuchamos una canción que nos trae preciosos recuerdos, no podemos evitar emocionarnos. Tampoco que nuestros vellos se pongan de punta cuando acudimos a una obra de teatro. Algo nos mueve por dentro. El arte es emoción.
A pesar de estar reconocido por una mayoría de los psicólogos clínicos, otros se plantean interrogantes, lo ponen en duda y lo consideran un simple mito. Estos últimos creen que el síndrome de Stendhal es pura sugestión, es decir, solo está en la mente. Por otro lado, los más escépticos consideran que el inconsciente de los visitantes de la ciudad les juega malas pasadas. Su sugestión les lleva a sentir distintos síntomas.
Durante los últimos años ha aumentado mucho el turismo en Italia, se ha popularizado y democratizado el arte y los casos de este fenómeno se han triplicado en los hospitales de Florencia. De ahí, el nombre de síndrome de Florencia.
¿Motivación económica?
Florencia fue la cuna del Renacimiento y continúa siendo una de las ciudades más bonitas y que mayor historia artística encierra. Por eso, la comunidad científica está preocupada por los posibles intereses económicos que pueda haber detrás de este fenómeno como la intención de atraer más visitantes, aumentar la recaudación o una mayor extensión de la reputación de su belleza.
Y tú, ¿qué piensas? ¿Es solo una manera de acaparar la atención de nuevos turistas o quizás, apreciar obras de arte durante períodos cortos de tiempo puede causar estas alteraciones físicas?
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