El Síndrome del Arca de Noé

El Síndrome del Arca de Noé
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Raquel Aldana

Última actualización: 31 octubre, 2023

El síndrome del arca de Noé es una patología de tipo obsesivo-compulsiva por la cual, quienes la padecen, no pueden resistir el impulso irrefrenable de acumular animales en su casa. Pueden ser animales de diferentes especies (aunque normalmente son perros y/o gatos), de una misma especie, abandonados, comprados, etc.

En cualquier caso, y dando cabida a innumerables opciones, parece que el criterio fundamental de diagnóstico es acumular más animales de los que la persona puede atender correctamente. Es algo similar al síndrome de diógenes, pero en este caso no es basura y elementos inservibles lo que se acumula, sino animales.

Los motivos del síndrome del Arca de Noé

El nombre del síndrome del Arca de Noé ha sido acuñado por el Instituto Nacional de los Estados Unidos y se considera un problema social en auge. Su origen no está bien establecido, aunque es cierto que en un gran número de casos las personas que lo padecen comienzan a sufrir impulsos de acumulación tras una pérdida importante (muerte de un familiar, o rupturas, etc.).

El motivo para esta conducta siempre tiene que ver con la necesidad de proteger a los animales, sin tener conciencia de las consecuencias negativas que puede tener. Debido a una pérdida o una ruptura, la persona trata de llenar ese vacío en el que proyecta su necesidad más profunda: la de ser cuidada.

No obstante, al no ser consciente de esto, lo que hace es albergar en el hogar una serie de animales ante los que no puede hacer frente. La casa se convierte, entonces, en un verdadero caos. Darles de comer, educarlos, que no arañen ni coman determinados elementos, que hagan sus necesidades donde las tienen que hacer… Todo esto se considera un imposible.

Las personas con el síndrome del Arca de Noé se empecinan en darle cariño y cobijo a todo animal posible. Sin embargo, no se dan cuenta, de que tienen que atender a su propio dolor y darse cariño a sí mismas para poder sanar la herida que está provocando este tipo de actitud.

Se estima que un 4% de la población padece problemas de este tipo. Las imágenes de personas acumulativas (basura, objetos, animales, etc.) nos evocan sentimientos de soledad, aislamiento y necesidad.  Sólo nos hace falta pensar en la estampa de persona rodeada de gatos.

Un trastorno frecuente en adultos y ancianos

Efectivamente, este trastorno se encuentra con mayor frecuencia en adultos y ancianos que se sienten solos o abandonados y con falta de afecto. Los animales, precisamente, suplen esta necesidad de afecto y vinculación ya que otorgan compañía y cariño.

Adultos a los que su pareja les ha abandonado o ancianos que se enfrentan a esa realidad del nido vacío. Los hijos se van de casa y lo que antes era un hogar lleno de voces, gritos y movimiento, ahora está repleto de silencio. Esto es algo que muchas personas no logran soportar.

Lo que sí parece cierto es que en un 25% de estos casos hay una descompensación psíquica de tipo obsesivo-compulsivo que, de alguna manera, conforma un deterioro social y/o personal significativo.

Aunque este síndrome aún no está reconocido como enfermedad mental por los sistemas de clasificación diagnóstica y no de ha estudiado con la profundidad que requiere, la alta comorbilidad con trastornos del estado de ánimo indica que se debe hacer una correcta y exhaustiva evaluación para diferenciar ambas enfermedades.

Además, una vez diagnosticado y delimitado el problema, se recomienda un tratamiento adecuado, tanto a nivel de terapia psicológica individual como farmacológica, para garantizar un pronóstico positivo. Este problema puede solventarse, siempre y cuando la persona colabore y realice un trabajo para ser consciente de lo que le está sucediendo. A continuación, nos gustaría compartir contigo una charla que puede aclarar mucho mejor en qué consiste el síndrome del Arca de Noé.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.