El síndrome talámico: síntomas y tratamientos

El síndrome talámico es un cuadro clínico que suele cursar con secuelas permanentes de dolor crónico y otras alteraciones sensoriales.
El síndrome talámico: síntomas y tratamientos
Mariel Mendoza

Revisado y aprobado por la médica Mariel Mendoza.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 20 abril, 2023

De entre todos las estructuras del cerebro, el tálamo es una de más conocidas, debido al número de funciones que tiene y a la importancia de cada una de ellas. Además, el tálamo es un punto de entrecruzamiento de vías neuronales.

Una lesión en esta estructura puede desembocar en un síndrome talámico, un cuadro clínico de baja frecuencia de ocurrencia y que aparece principalmente en personas de edad avanzada. A continuación, explicamos de qué se trata y las consecuencias que conlleva.

Síntomas del síndrome talámico

El síndrome talámico o síndrome de Déjerine-Roussy fue descrito por primera vez en 1903. Se caracteriza, como cuentan los estudios, por presentar diferentes signos y síntomas como sensaciones de hormigueo y adormecimiento de partes del cuerpo, pérdida de sensación táctil o hipersensibilidad a estímulos ambientales, parálisis total o parcial y movimientos involuntarios.

El dolor de alta intensidad y prolongado en el tiempo se ha descrito habitualmente como un componente sintomático más de este síndrome.

Cerebro iluminado de color azul

Así, los síntomas y signos más comúnmente apreciables del síndrome talámico son los siguientes:

  • Dolor intenso y persistente en las extremidades.
  • Estímulos como el estrés emocional, el tacto superficial o temperaturas frías o cálidas pueden disparar la sensación dolorosa exacerbada.
  • La reacción al dolor suele ser exagerada, incluso ante estímulos que en sí mismos generan escasa sensación de daño físico.
  • Debilidad o parálisis en los miembros afectos.
  • Movimientos involuntarios anormales.
  • Pérdida del sentido de la posición, caracterizada sobre todo por dificultad en la localización de la posición concreta de un miembro.

Una de las causas más comunes que generan este síndrome es la irrupción del flujo sanguíneo que proporciona los nutrientes necesarios para mantener vivas sus células. Esta carencia de irrigación puede producirse por bloqueo o ruptura de algún vaso que nutra al tálamo o bien porque otro proceso expansivo diferente haya cortado el flujo, por presión, de alguno de los vasos encargados de aportarle sangre.

No obstante, existen lesiones del tálamo de otra naturaleza, como las de origen metabólico o neoplásico, que también causa el síndrome talámico.

Por otro lado, algunos factores pueden predisponer a sufrir un infarto cerebral y a aumentar las probabilidades de sufrir este síndrome, como los siguientes:

  • Arritmias cardíacas.
  • Hipertensión arterial.
  • Niveles de colesterol ‘malo’ elevados.
  • Estilo de vida sedentario.
  • Predisposición genética.

En la mayor parte de las ocasiones, se llega al diagnóstico del síndrome talámico mediante un proceso de diagnóstico de exclusión. A aquellas personas que han sufrido un evento cerebrovascular aquejadas de dolor o sensaciones anormales, se les somete a un exhaustivo proceso de eliminación de posibles orígenes del dolor.

Es de esta manera que, si finalmente no se halla otra explicación para la presencia del dolor, se puede diagnosticar más certeramente un síndrome talámico. Ahora bien, este diagnóstico tiene que ir apoyado por estudios de neuroimagen.

Persona con manos en la cabeza por demencia frontotemporal

Tratamiento

La primera línea de tratamiento, una vez asegurada la supervivencia de la persona, es de tipo sintomático. Está encaminada al abordaje de los síntomas secundarios de esta patología. Esos síntomas, en su mayoría, se relacionan con alteraciones sensoriales y motoras.

En lo relativo al abordaje farmacoterápico, los medicamentos que con más frecuencia se emplean, como indica la literatura, son los siguientes:

Actualmente se está investigando el empleo de la implantación de electrodos para estimular las regiones afectadas. Las técnicas de estimulación de la médula espinal se hallan también bajo estudio.

En cuanto a medidas preventivas, no existen por ahora técnicas verdaderamente efectivas para evitar la aparición del síndrome talámico. Sin embargo, sí pueden ser adoptadas algunas medidas para el manejo de factores predisponentes a este síndrome, que en general guardan relación con el estilo de vida y el estado general de salud.

En la mayoría de los casos, el principal factor determinante del pronóstico de esta enfermedad lo constituye la gravedad de la lesión. Por lo general, se trata de un problema neurológico que, aunque puede paliarse, no remite completamente, de manera que lo habitual es la necesidad de adherirse a un tratamiento farmacológico de carácter analgésico de por vida.

El síndrome talámico puede aparecer con igual probabilidad en el sexo masculino y en el femenino.

En términos generales, algunas de las complicaciones más serias del síndrome talámico guardan relación con la calidad de vida. El dolor crónico suele quedar como síntoma residual junto a la hipersensibilidad al tacto y otros estímulos externos, lo que reduce de manera significativa el confort vital de la persona afectada.


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