El trastorno del espectro autista: un abanico de realidades complejas

La clasificación del autismo ha variado con el tiempo. Anteriormente se identificaban varios tipos, como el de Asperger, el de Rett y otros. Actualmente se entiende como un espectro que recoge una amplia variedad de manifestaciones relacionadas a las áreas principales.
El trastorno del espectro autista: un abanico de realidades complejas
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 16 abril, 2024

El autismo es una realidad que afecta a entre el 3 % y el 7 % de niños en edad escolar, siendo además una condición que permanece de por vida. La comprensión respecto a sus manifestaciones y las necesidades específicas es cada vez mayor y la sociedad se encuentra cada vez más concienciada. No obstante, aún pueden existir ciertas dudas, porque se trata de un diagnóstico muy heterogéneo. Por esto, queremos hablarte de los diferentes tipos de autismo.

Su clasificación ha variado de forma importante con el tiempo. Los manuales diagnósticos de psiquiatría y psicología, que generalmente guían la comprensión e intervención en estos casos, recogen los principales avances en la materia y proponen concepciones diferentes a las pasadas. Esta es solo una de las razones por las que conviene estar actualizados al respecto.

¿Conoces los diferentes tipos de autismo?

En primer lugar, convengamos que el autismo (entendido hoy como un espectro) recoge un conjunto de trastornos con características comunes. Estas afectan principalmente a la comunicación y los patrones restringidos de intereses y comportamientos.

Es decir, tanto el lenguaje como la interacción social, la motricidad y la cognición son áreas susceptibles de verse afectadas. Sin embargo, las manifestaciones pueden ser muy diversas y presentarse en grados bien distintos.

Con base en esto, los manuales diagnósticos (como el DSM-IV) recogían tradicionalmente varios tipos de autismo. En realidad, estos se denominaban Trastornos Generalizados del Desarrollo y se describían una serie de síntomas o características propias de cada uno:

Trastorno autista

También denominado síndrome de Kanner, es lo que comúnmente asociamos con el término de autismo. Sus manifestaciones aparecen ya en la primera infancia, antes de los 3 años, y afectan a las áreas anteriormente mencionadas de forma importante.

Así, los niños tienen escaso o nulo uso de la comunicación verbal y muestran poco interés por la interacción social. Aparecen intereses restringidos y comportamientos repetitivos, además de una alteración en el procesamiento sensorial.

Varios de los tipos de autismo abarcan regresión en el habla y evasión de la interacción social
Los pictogramas son recursos útiles para la comunicación alternativa dentro de los Trastornos del Espectro Autista (TEA), pues ayudan a trabajar la anticipación y establecer rutinas.

Trastorno de Asperger

A diferencia del autismo clásico, en el síndrome de Asperger no hay un retraso del lenguaje significativo y el desarrollo cognitivo en los primeros años es apropiado. Pero hay una importante alteración en la interacción social recíproca; es decir, se observan dificultades en el uso de conductas no verbales (como mirar a los ojos), el uso de la empatía y el entendimiento de ironías, dobles sentidos y, en general, lenguaje indirecto.

En este caso no hay discapacidad intelectual, la memoria es muy buena e incluso puede lograrse una buena adaptación escolar con ayuda. Por lo mismo, suele denominarse «autismo de alto funcionamiento». No obstante, siguen existiendo cierta torpeza motora, rigidez mental y falta de reciprocidad social.

Síndrome de Rett

Este síndrome afecta principal y casi exclusivamente a las mujeres y se caracteriza por una pérdida progresiva de habilidades anteriormente adquiridas. De esta forma, al inicio se observa un desarrollo psicomotor aparentemente normal, pero posteriormente inicia una degeneración escalonada en las habilidades motoras y del habla.

Entre los 6 meses y los 2 años se aprecia esta pérdida o regresión que afecta al lenguaje, la coordinación de movimientos, las habilidades manuales y la interacción social.

Trastorno desintegrativo infantil

En este caso, también se produce un desarrollo normal seguido por una regresión repentina. Esta pérdida puede observarse en ocasiones a partir de los 2 años, aunque puede no hacerse evidente hasta los 10.

La afectación se produce en el uso del lenguaje y la comunicación, las relaciones sociales, el juego y el comportamiento adaptativo; áreas en las que anteriormente el niño mostraba un avance apropiado y en las que, a partir de cierto punto, comienza a haber pérdida o regresión.

Trastorno generalizado del desarrollo no especificado (TGDNE)

Este último epígrafe engloba aquellos casos en que se presentan alteraciones en las mismas áreas mencionadas, pero sin llegar a cumplir o encajar plenamente con los criterios de los anteriores diagnósticos.

El TEA en la actualidad entienden el autismo como una dimensión
Las señales del autismo comienzan a manifestarse en los primeros años de la infancia, pero en la dimensión de los TEA no todos los signos son iguales.

Los diferentes tipos de autismo a día de hoy

Esta clasificación fue utilizada en un pasado como un modo de categorizar la diversidad y heterogeneidad existente. Sin embargo, desde 2013 y con la llegada del DSM-V la concepción cambió. Actualmente, se entiende el autismo como un espectro que recoge una amplia variedad de manifestaciones relacionadas a las áreas principales.

El Trastorno del Espectro Autista hoy en día engloba lo que anteriormente fueron el autismo clásico, el síndrome de Asperger y el TGDNE. El síndrome de Rett ya no se recoge por haberse comprobado que tiene una clara base genética. Y el trastorno desintegrativo infantil tampoco, por presentar problemas de validez científica.

Con esta nueva concepción se busca hacer énfasis en que el autismo más que una categoría es una dimensión, que acoge diversas representaciones y que pueden variar en función de la persona y el momento.

Entonces, se proponen únicamente dos criterios diagnósticos principales (relacionados a la comunicación social y los patrones de comportamiento), pero se añaden diversos especificadores. Estos dan cuenta de detalles individuales importantes; por ejemplo, si existe déficit intelectual, deterioro del lenguaje o alguna afección médica y cuál es el nivel de gravedad de las alteraciones.

Por tanto, al día de hoy, al referirnos a los diferentes tipos de autismo no estamos señalando si se padece uno u otro síndrome, sino más bien enfatizando qué tipo de déficits particulares presenta la persona y, más importante aún, qué tipo de apoyos requiere.


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