Emociones negativas y artritis reumatoide, ¿cuál es su relación?

La artritis reumatoide es una de esas enfermedades que poco parecen tener que ver con la mente, pero aquí descubrirás que nada más lejos de la realidad.
Emociones negativas y artritis reumatoide, ¿cuál es su relación?

Última actualización: 02 noviembre, 2022

La artritis reumatoide es una enfermedad que afecta a todas las articulaciones del cuerpo. Cuando se produce, suele causar algunos síntomas muy molestos como dolor persistente, inflamación, pérdida de movilidad y rigidez en las partes afectadas. Sus causas están siendo descubiertas a ritmo de cuentagotas, pero algunas investigaciones han relacionado emociones negativas y artritis reumatoide en su curso y evolución.

La importancia de la psicología en el transcurso de esta enfermedad ya comenzó a plantearse a principios del siglo XX. Sin embargo, no se empezó a estudiar en serio hasta 1950. En este año, se comenzó a clasificar la artritis reumatoide como uno de los trastornos psicosomáticos más importantes. A partir de este momento, la investigación sobre el tema se ha vuelto cada vez más abundante.

En este artículo estudiaremos los datos obtenidos hasta hoy sobre la relación entre emociones negativas y artritis reumatoide. También descubriremos algunas de las características más relevantes de esta enfermedad, además de algunos consejos para poder convivir con ella de mejor manera.

Síntomas de la artritis reumatoide

A continuación estudiaremos algunos de los síntomas y características más comunes de esta enfermedad. Todos ellos se presentan en las principales articulaciones del cuerpo. Las más afectadas normalmente son las muñecas y las que se encuentran en los dedos; pero, sin embargo, esta alteración puede producirse en cualquier parte del cuerpo en que se unan dos o más huesos.

Mano con artritis reumatoide

Así, por ejemplo, es posible encontrar síntomas de artritis reumatoide en las siguientes áreas:

  • Codos.
  • Rodillas.
  • Hombros.
  • Cuello.
  • Mandíbula.
  • Tobillos.
  • Pies.
  • Caderas.

En función de la persona que sufra la enfermedad, los síntomas producidos por la misma pueden variar enormemente. Los más habituales son los siguientes: hinchazón, falta de movilidad, ardor, hipersensibilidad y dolor. Veamos cada uno de ellos.

1. Hinchazón

A menudo, el primer síntoma de la artritis reumatoide es la hinchazón en las articulaciones afectadas. Estas pueden inflamarse y tomar un tamaño mucho mayor de lo normal durante un episodio agudo de la enfermedad. Cuando el trastorno no es severo, la hinchazón puede aparecer en solitario, pero en casos más graves suele ir acompañada de dolor.

2. Falta de movilidad

Por lo general, el aumento de tamaño de las articulaciones hace que sea más complicado moverlas. Cuando este síntoma se hace especialmente severo, la persona puede encontrarse con serias dificultades para llevar a cabo ciertas acciones de su vida normal.

3. Ardor

Los síntomas de la artritis reumatoide suelen ir acompañados de una molesta sensación de ardor en las áreas afectadas. En general, esto no es más que una ligera incomodidad; pero sumada al resto de los síntomas, puede llegar a ser un impedimento para la vida de quienes padecen esta enfermedad.

4. Hipersensibilidad

Además de todas las molestias anteriores, las personas con artritis reumatoide también sufren de un aumento de la sensibilidad en las articulaciones afectadas. Así, todas las sensaciones se verán amplificadas. Esto también influye en el aumento del dolor, el siguiente síntoma que vamos a ver.

5. Dolor agudo

El peor síntoma que las personas afectadas por esta enfermedad suelen describir es un dolor agudo cada vez que se realizan ciertos movimientos o se sufre incluso un ligero golpe en las articulaciones. Esto puede llegar a incapacitarles, hasta el punto de impedirles llevar a cabo una vida normal.

Mujer con dolor en la rodilla

Es pertinente mencionar que aproximadamente el 1% de la población general sufre de artritis reumatoide, siendo las mujeres la población más afectada, con una proporción de 3 a 1 en comparación con los hombres. Por su parte, el curso de la enfermedad es totalmente impredecible, con períodos de calma que se alternan con otros de exacerbación.

Estos períodos de exacerbación o brotes, son episodios de inflamación que afectan a una o más articulaciones durante semanas o meses y que hacen que el dolor se intensifique, aunque este suele estar presente todos los días.



Relación entre emociones negativas y artritis reumatoide

Pero, ¿cuál es la relación entre emociones negativas y artritis reumatoide? Las últimas investigaciones han mostrado que algunos estados emocionales pueden provocar un aumento de los síntomas más problemáticos; y, además, incrementan directamente las probabilidades de sufrir este problema.

De todas las emociones que podemos sentir, las que mayor relación muestran con este problema son la depresión, la ansiedad y la ira. Por el contrario, características como la eficacia o la personalidad resistente correlacionan habitualmente con síntomas menos pronunciados cuando esta enfermedad está presente.

La realidad es que no hay una causa única conocida para esta enfermedad. Sin embargo, la relación entre emociones negativas y artritis reumatoide está especialmente bien documentada. Por eso, muchos médicos consideran que el mejor tratamiento para combatir este problema pasa por trabajar en el plano sentimental de los pacientes.

Así, mejorar la comprensión y la expresión emocional puede ser muy eficaz para reducir, entre otras cosas, el dolor. A pesar de que los síntomas no desaparecen completamente en la mayoría de los casos, muchos pacientes consiguen mejorar enormemente su calidad de vida gracias al entrenamiento de las emociones.

Debido a ello, el correcto afrontamiento de esta enfermedad es clave para superarlo. Por eso, si estás sufriendo sus síntomas o conoces a alguien que los tiene, no dudes en acudir a un profesional de la salud mental. Él podrá ayudarte a combatir los síntomas más agudos del problema.

Tratamientos efectivos para la artritis reumatoide

La eficacia de la terapia cognitivo-conductual ha sido especialmente reconocida en esta enfermedad. De hecho, desde el año 1996 el Instituto Nacional de Salud en EEUU viene identificando esta intervención como el tratamiento más eficaz desde una perspectiva psicológica.

Un estudio, basado en la revisión bibliográfica de los tratamientos para esta afección, recoge que la terapia cognitivo-conductual consigue reducir los niveles de dolor, enlentecimiento en el avance de la enfermedad e incluso hasta se han llegado a encontrar reducciones significativas en los recuentos articulares (variable que indica el nivel de actividad de la enfermedad).

Asimismo, una cuestión interesante que indican los estudios es que la efectividad de la terapia aumenta si esta se lleva a cabo en los primeros años de la enfermedad. En particular, las investigaciones que han efectuado un análisis retrospectivo, señalan mayor efectividad en pacientes de inicio más reciente. Especialmente en los primeros 7 años de la enfermedad.

Las intervenciones que hasta ahora se han realizado se centran, en primer lugar, en sesiones sobre el dolor y el funcionamiento de la enfermedad; después es necesario el entrenamiento en relajación e hipnosis, así como técnicas conductuales para mejorar el nivel de actividad planificando actividades y técnicas cognitivas para el manejo de los pensamientos disfuncionales en la enfermedad.

Como ves, mente y cuerpo son indivisibles. Tendemos a ver la mente como un ente separado de lo físico, cuando en realidad no es más que una manifestación de una parte más del cuerpo: el cerebro. Por ello, siempre que tengas alguna dolencia física, no dudes en examinar también tu mente.


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