Escuelas de padres: ¿qué son y cuáles son sus beneficios?

¿Qué son las escuelas de padres y cómo funcionan? ¿Qué objetivos persiguen y qué beneficios conllevan? Averígualo a través de nuestro artículo.
Escuelas de padres: ¿qué son y cuáles son sus beneficios?
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 07 noviembre, 2022

Las escuelas de padres pretenden ser un lugar de encuentro entre padres, madres y educadores y tienen la finalidad de promover el intercambio de experiencias, así como la reflexión en torno a la educación de los hijos. Son, a su vez, un medio para depurar hábitos incorrectos (autoeducación), desmontar mitos y favorecer pautas educativas favorables al desarrollo del niño o adolescente, velando por su comprensión, respeto y empoderamiento.

Debemos tener en cuenta que no se trata de un consultorio psicológico o familiar, como tampoco de actividades desvinculadas de la comunidad educativa. Es decir, se trata de un punto de unión, de anclaje, entre la escuela y la familia. ¿Qué más sabemos sobre las escuelas de padres? ¿Qué beneficios reportan a padres, madres, hijos y profesores?

“La educación es el alma de la sociedad. Sin ella estaría perdida”.

-Anónimo-

Padres reunidos

Escuelas de padres: ¿qué son?

Las escuelas de padres son programas de formación dirigidos a padres y madres; consisten en actividades voluntarias mediante las cuales se pretende ofrecer modelos y prácticas educativas que ayuden a mejorar el cuidado y la educación de los hijos y las hijas, desde el contexto familiar. Es decir, tienen el objetivo de asesorar a los padres en su labor.

Así pues, encontramos diferentes modalidades dentro de las escuelas de padres: formaciones, charlas, talleres grupales, conferencias, coloquios… Todos estos ejercicios o prácticas buscan fomentar la participación de los padres y el profesorado, así como ofrecer conocimientos aplicados, exponer las dudas compartidas y favorecer la interacción entre todos los agentes implicados en la formación de los hijos/as.

Origen y evolución

Así, en España este tipo de formaciones recibe el nombre de escuelas de padres. La idea, en realidad, surgió en Estados Unidos y Francia a principios del siglo XX, como respuesta a un clima social de preocupación por la infancia y la educación en general. Desde que se inició este movimiento, hasta nuestros días, han ido apareciendo nuevas formas de programas de formación, así como nuevas concepciones de Escuelas de padres y madres.

¿En qué se centran?

Para empezar, destacar que las escuelas de padres ofrecen sesiones de trabajo encaminadas a dos objetivos. Por un lado, se centran en la educación de los hijos y las hijas (función que comparten con la escuela). Al mismo tiempo, consideran a la propia familia como espacio básico de convivencia, definido por las personas que la componen, por cómo se relacionan y por el contexto en el que se sitúan.

De esta forma, a través de las escuelas de padres se trabaja en dos grandes facetas o ámbitos: la propia educación hacia el niño y la propia familia. ¿Qué objetivos encontramos en cada uno de estos ámbitos?

Ámbito educativo

En primer lugar, encontramos que los objetivos dentro de este ámbito son:

  • Proporcionar, a los padres y madres, estrategias, destrezas u otros recursos que les ayuden a participar y mejorar aspectos que condicionan el desarrollo de sus hijos e hijas (crecimiento, maduración, socialización…).
  • Crear un espacio donde se promueva el diálogo, la comprensión, la reflexión y el conocimiento de lo que supone ser padre/madre y educador/a a la vez.
  • Definir qué papel tiene la familia, la escuela y el marco social, siendo estos aspectos complementarios de la realidad de los hijos que son, a la vez, alumnos.

Ámbito familiar

En segundo lugar, dentro del ámbito familiar se persiguen, a su vez, otros objetivos:

  • Definir la importancia de la familia en el desarrollo de sus miembros.
  • Promover el diálogo y la comunicación como elementos esenciales para modular la convivencia familiar de manera saludable.
  • Definir qué espacio familiar será el más adecuado como lugar de encuentro y solidaridad.
  • Construir familias democráticas que educen a sus hijos en la libertad y la responsabilidad.
  • Ayudar a padres y madres a adaptarse a los cambios sociales.

¿Cuáles son sus beneficios?

Las escuelas de padres cuentan con diferentes beneficios, tanto para padres y madres como para el profesorado (u otro tipo de agentes educativos). ¿Cuáles son algunos de los más destacados? Vamos a conocerlos:

  • El aprendizaje de los padres repercutirá en el conocimiento del entorno en el que se desarrollan sus hijos (entorno físico, emocional, social, pedagógico…). Este conocimiento traslada seguridad y confianza a los hijos.
  • Al conocer más el entorno de los hijos (y cómo educarlos), se producen mejoras en las relaciones filio-parentales, y se estimula la autoestima positiva en los hijos.
  • Las escuelas de padres pueden ser, a su vez, campañas preventivas para problemas frecuentes en la etapa escolar (por ejemplo: bullying o consumo de drogas).
  • Los padres se empoderan, en tanto que aprenden a tratar mejor a sus hijos y a estimular su aprendizaje.
  • Se fomenta la relación activa entre colegio y familia.
  • La adquisición de conocimientos y herramientas para educar mejor, en los padres, disminuye la incomodidad de la incertidumbre y mejora la propia confianza y autoestima.
Reunión de padres

A modo de síntesis

Como hemos ido viendo, las escuelas para padres requieren la implicación activa de toda la comunidad educativa, no únicamente de padres y madres. Por otro lado, requieren, también, de una programación y una evaluación, así como de un compromiso de las personas que quieran asistir.

Además, las sesiones (o actividades) propias de las escuelas de padres se desarrollarán en grupos de trabajo pequeños. Éstas, idealmente, estarán dirigidas por un educador, monitor, psicólogo…

Se trata de actividades que habilitan espacios de debate y reflexión en torno a aspectos que puedan afectar a la crianza y educación de los hijos. Finalmente, apuestan por unificar criterios educativos y por favorecer una comunicación mucho más fluida entre escuela y familia.

“La educación no es un problema, la educación es una oportunidad”.

-Anónimo-


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  • Ávila, A. (coord) (1994). El diagnóstico y la evaluación psicológica en España: Revisión y perspectivas. Clínica y Salud, año V, Vol. 5, 83-116.
  • Sobrado, L. (1990). Intervención psicopedagógica e intervención educativa. Barcelona: P.P.U.

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