Estar con personas, y no por encima de ellas, nos hace mejores

Estar con personas, y no por encima de ellas, nos hace mejores
Fátima Servián Franco

Escrito y verificado por la psicóloga Fátima Servián Franco.

Última actualización: 26 noviembre, 2023

¿Qué define la grandeza? ¿El poder, el dinero o la persona? Vivimos tiempos confusos, las sociedades consumistas se reducen a dinero y a lo que este conlleva, poder. En los círculos más íntimos y de trato cercano, aún se siguen valorando el altruismo y la humildad como valores básicos que forman a las grandes personas. Hoy más que nunca cobra fuerza la frase del Barón de Montesquieu “Para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no por encima de ella”.

El problema viene cuando desde pequeños se nos inculca el estar por encima del otro, interiorizando estereotipos que nos hacen sentir que somos mejores que los demás e incentivando la competitividad. Los grupos que formamos con nuestra familia, con nuestros amigos y con nuestros compañeros de trabajo están plagados de sesgos y prejuicios.

Si un grupo es muy conservador, se vanagloriará con sus valores y su respeto a las normas, desprestigiando al cambio o la transformación de las cosas. Si un grupo es muy innovador, se jactará de ir acompasado a los nuevos tiempos y a la evolución, sin tener en cuenta las raíces y los procesos que se repiten dando fruto en el pasado. Para ser realmente grandes, tenemos que ver a los individuos como personas con matices, no como grupos estereotipados e inferiores.

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“El hombre de talento es naturalmente inclinado a la crítica, porque ve más cosas que los otros hombres y las ve mejor”
-Barón de Montesquieu-

Somos más felices cuando compartimos

¿Qué es lo primero que hacemos cuando recibimos una buena noticia? Compartirla. Pensad cuando conseguisteis algún logro, como por ejemplo acabar la universidad, encontrar un trabajo, convivir con un compañero en la vida. Todas esas noticias que nos dan un vuelco al corazón son más satisfactorias si la compartimos.

Cuando compartimos, las personas nos volvemos más complacidas con nuestra vida y más conectadas con los demás, manteniendo nuestro cuerpo y cerebro saludables por más tiempo. Así lo ha demostrado el estudio Desarrollo Adulto, la investigación más prolongada sobre la felicidad, la cual empezó hace 76 años y continúa en la actualidad en la Universidad de Harvard.

Los participantes del estudio respondieron a lo largo de décadas cuestionarios sobre su familia, su trabajo, su vida en la comunidad. También desde la investigación tenían acceso a sus registros m é dicos, por lo que evaluaban su salud no solo desde la percepción de los participantes en el estudio, sino utilizando datos tangibles, como los recogidos en los historiales médicos.

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De este estudio se extrae que las relaciones nos dan energía cuando invertimos en ellas, cuando les dedicamos tiempo, volviéndose más vivas y menos agotadoras. Cuando cooperamos y no competimos para quedar por encima de los demás. Por otro lado, aunque la tendencia social sea aislarnos, quedarnos en casa para ver la televisión o estar en redes sociales, en general, somos más felices cuando compartimos nuestro tiempo.

“Los hombres son ricos sólo en medida de lo que dan. El que da un gran servicio recibe una gran recompensa”
-Elbert Hubbard-

Humildad: la virtud moral que nos impide sentirnos por encima de alguien

Para compartir, para dar, para relacionarnos de manera igualitaria y sana con los demás es bueno trabajar la humildad. La humildad es ese valor que nos abre la llave de nuestra paz interior para acercarnos al bienestar personal. Es sorprendente y preocupante la falta de humildad de las nuevas generaciones. Esto es debido, en parte, a que la humildad es un valor infravalorado, adormecido, relegado al lado de los valores inútiles en las sociedades competitivas.

Lo que desconoce nuestra sociedad, y los hombres que la manejan movidos por valores totalmente opuestos, es que la humildad nos hace grandes. La humildad nos permite controlar excesos conductuales, dejando un espacio para que las virtudes de los demás se manifiesten y las podamos apreciar. Esta es la mejor vacuna para evitar que alguna vez nos sintamos por encima de alguien.

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A los soberbios, narcisistas, prepotentes y sabios por naturaleza, que se creen grandes porque interpretan que su forma de vivir es la que vale, podrán alcanzar el poder material, pero su máscara les dificultará la posibilidad de seguir creciendo. Los vacíos que genera no saber reconocer nuestras limitaciones, con el objetivo de seguir desarrollándonos, no son llenados con objetos materiales. Aunque a veces percibamos espejismos que contradicen esta idea.

“Lo importante para mantenernos felices y saludables a lo largo de la vida es la calidad de nuestras relaciones”
-Robert Waldinger-


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