La estimulación cerebral mejora la creatividad
El protagonista de las últimas décadas ha sido el cerebro. Académicos de todo el mundo, y desde distintas disciplinas, han invertido mucho tiempo y dinero en investigarlo. Una de las ramas que más interés ha despertado se ha centrado en averiguar cómo podemos sacar el máximo provecho a nuestras capacidades, cómo rehabilitarlas, e incluso, cómo mejorarlas. En este sentido, una de las técnicas más innovadoras es la estimulación cerebral.
Esta técnica permite inducir corrientes eléctricas en el cerebro, modificando o estimulando la actividad de determinadas áreas. Existen varios tipos de estimulación según el grado de invasión y el tipo de estímulo. Entre las principales se encuentran:
- Estimulación cerebral profunda (ECP). Este tipo es invasivo, ya que se implantan pulsos o electrodos directamente en una zona específica del cuerpo o cerebro del paciente. Suele utilizarse para casos graves de Parkinson o temblor hereditario, por ejemplo.
- Estimulación cerebral de superficie: aquí se recogen los tipos de estimulación cerebral no invasivas y que están suponiendo un gran avance para la ciencia.
- Estimulación magnética transcraneal (EMT). Se coloca un dispositivo cerca del cuero cabelludo de la persona, se generan unos campos magnéticos que inducen corrientes eléctricas. Éstas pasan a través del cráneo, estimulando la zona objetivo.
- Estimulación eléctrica transcraneal (EET). Se colocan unos electrodos sobre el cuero cabelludo que aplican corrientes de baja amplitud y que consiguen aumentar o reducir la actividad de las neuronas de una determinada región cerebral. Esta corriente puede aplicarse de forma continua (tDCS) o de forma alterna (tACS).
El poder de la estimulación cerebral
Generalmente, la estimulación cerebral se aplica para compensar o paliar algunos déficits o trastornos relacionados con la actividad cerebral. Es decir, las alteraciones para las que se utiliza suelen implicar patrones anormales de actividad, bien por exceso o disminución. Así, la estimulación cerebral ayuda a regular los patrones de activación de grupos de neuronas de aquellas zonas que están implicadas.
Por ejemplo, la estimulación magnética transcraneal se utiliza frecuentemente para tratar trastornos del estado del ánimo (depresión, trastorno bipolar), estrés postraumático, dolor neuropático e, incluso, tartamudez.
Igualmente, la estimulación eléctrica transcraneal de corriente continua (tDCS) se está aplicando para rehabilitar procesos relacionados con habilidades cognitivas, motoras y sensoriales en personas con demencia o ictus.
Una descubrimiento casi de ciencia ficción de esta última técnica de estimulación cerebral fue realizado por investigadores de la Universidad de Sidney. En ese estudio, plantearon a un grupo de personas un problema que consistía en unir, usando cuatro líneas, un grupo de puntos colocados de tres por tres.
Este ejercicio, que puede parecer sencillo, tiene una gran dificultad para la mayoría de las personas, incluso dando pistas y facilitando algunos pasos. Ese grupo vio como ninguno de los participantes fue capaz de resolverlo.
Sin embargo, tras solo 10 minutos de aplicación de tDCS, casi la mitad de ellos lo resolvieron sin dificultad. Aquellos que no recibieron estimulación cerebral, continuaron sin ser capaces de resolver el problema.
Por tanto, nos preguntamos, ¿es posible que esta técnica vaya más lejos que a rehabilitar algunas alteraciones? ¿Es capaz de potenciar nuestras capacidades?
También mejora la creatividad
Otras técnicas de estimulación eléctrica transcraneal, como la tACS, se han aplicado con el objetivo de investigar oscilaciones neuronales y funciones cerebrales. No obstante, también se han usado para aplicar pequeñas ondas en zonas específicas, relacionadas con funciones motoras, con la memoria de trabajo y áreas perceptivas.
Recientemente, un grupo de investigación de la Universidad de Carolina del Norte ha ido más allá y ha investigado el efecto de la estimulación cerebral en la creatividad. Esta habilidad, consiste en la capacidad de producir ideas innovadoras, así como de asociar conceptos conocidos con los nuevos. Además, ha sido asociada a la inteligencia.
Pues bien, los investigadores norteamericanos realizaron unas pruebas de creatividad a un grupo de sujetos, antes y después de aplicar la estimulación cerebral de corriente alterna (tACS). Así, vieron que, al aumentar la potencia de ondas alfa en la corteza frontal, mediante la estimulación transcraneal, aumentó también la creatividad un 7,4 %.
¿El futuro?
Indudablemente, su uso para mejorar las habilidades cognitivas seguirá investigándose; es probable que llegue un momento en el que podamos mejorar nuestra memoria a través de la estimulación cerebral. Nuestra capacidad para tomar decisiones, o nuestra atención. Pero, ¿será ético? ¿tendría sentido aplicar estimulación cerebral únicamente para ser más creativos?
No obstante, el camino que hay que seguir para optimizar los resultados que produce este tipo de intervención es aún largo. Por otro lado, mientras se avance con el objetivo de mejorar ciertas patologías, el deseo compartido por todos es que la ciencia siga avanzando.
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- Lustenberger, C., Boyle, M. R., Foulser, A. A., Mellin, J. M. & Fröhlich, F. (2015). Role of Frontal Alpha Oscillations in Creativity. Cortex, 67, 74-82.