Familia son las personas que dan luz a mi corazón

La familia va más allá que un vínculo genético y el hecho de compartir vivienda. Esas personas valiosas, con las que elegimos compartir nuestro tiempo y experiencias, también pueden considerarse familia. Reflexionamos al respecto en el siguiente artículo.
Familia son las personas que dan luz a mi corazón
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 23 septiembre, 2021

Familia son las personas que ofrecen luz a mi corazón y no días oscuros vestidos de tristeza e indefensión. Porque no es necesaria la sangre para crear un vínculo, la unión auténtica la crea la lealtad y el afecto y no unos mismos apellidos en común.

A finales del 2015 se publicó una interesante encuesta en el “Daily Mirror” en la cual, se reflejaban esas pequeñas cosas que hacían feliz a una familia. Aspectos como “pasar tiempo juntos”, “reírse”, “tener aficiones comunes” y “respetar pensamientos y opiniones” se consideraban como esenciales en lo cotidiano.

Una familia ofrece cobijo, crianza y sustento, pero es la cotidianidad inscrita en el respeto, en el amor sincero, en la complicidad y la reciprocidad lo que crea el vínculo más auténtico, ese que de algún modo, podemos establecer con más personas.

Muchos sabemos que no es necesario un mismo código genético o un certificado para apreciar a alguien como parte de nuestro corazón. Familia son las personas que uno elige, ahí donde incluir tanto a parientes como a amistades, e incluso por qué no decirlo, a nuestras mascotas.

Familia abrazada

La familia: una institución social en ocasiones conflictiva

Como ya nos explicó el antropólogo Lévy-Strauss en su momento, la familia debería ser el modelo ideal que representa al grupo social más básico de una sociedad, ese primer referente que todo niño tendrá en sus primeros años de vida.

Lo más importante de una familia no es que sea perfecta o habite bajo el mismo techo, sino que esté unida y viva bajo ese techo, de manera, que ningún problema pueda vencerla.

Nadie elije a su familia, llegamos al mundo como caídos de una chimenea y es la suerte quien determina si los lazos que establecemos con nuestros padres van a ser saludables, indiferentes o incluso traumáticos. Es el vínculo más cercano del ser humano, pero de forma paradójica se alza en muchos casos como uno de los más complejos y conflictivos.

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Conflictos familiares: aceptar lo que no se puede cambiar y poner distancia

En las situaciones de conflicto familiar o en aquellas familias en las que las relaciones son negativas es importante que tengamos en cuenta ciertos aspectos:

  • Hemos de ver las relaciones de una familia como a todo sistema vivo que con el tiempo puede evolucionar. Ahora bien, en la mayoría de los casos lo que sucede es que se consolidan unos patrones de relación más definidos que no suelen cambiar.
  • Una relación traumática o dolorosa con la familia es una fuente muy alta de sufrimiento. Ello se debe a que uno no puede “cancelar” sin más ese vínculo, esa relación. De ahí, que sea tan difícil avanzar y pasar página.
  • La única solución en estos casos de conflictividad o trauma familiar estaría en aceptar lo que no se puede cambiar. No hay que alimentar más la rabia. Uno no puede conseguir que nuestro familiar cambie esa forma de comunicar tan “agresiva“, tampoco podemos borrar de nuestra mente las posibles humillaciones sufridas.

La única forma de sanar el sufrimiento está en aceptar la realidad, integrar lo vivido y entender que no tenemos ninguna obligación moral o social a la hora de seguir alimentando un vínculo que hace daño. No podemos elegir a nuestra familia, pero sí construir una propia y dar valor a quienes de verdad, nos enriquecen.

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Familia son también las personas que yo elijo

Una relación familiar no deja de ser un pequeño grupo social unido por unos lazos más o menos significativos. Esos mismos procesos los podemos experimentar con amigos u otras figuras de relevancia que alimentan nuestro crecimiento personal, y que por tanto, “pueden ser nuestra familia” sin necesidad de un legado de sangre.

A pesar de que son muchos los estudios que nos indican que el haber vivido hechos traumáticos en el seno familiar puede determinar la calidad de nuestras relaciones sociales posteriores, cada caso es sin duda único y especial. Todos podemos iniciar relaciones más integradoras y saludables que nos permitan sanar las carencias presentes en nuestras vidas.

Vale la pena tener en cuenta estas dimensiones que edifican las relaciones positivas, las mismas que nos ayudarán a construir nuestra auténtica familia o a fortalecer la que ya tenemos.

Bases para construir relaciones positivas

Si queremos construir relaciones positivas es importante que tengamos en cuenta las siguientes variables:

  • El principio de la reciprocidad: el valor de dar y recibir en equilibrio y respeto es algo esencial, es aportar valor a la vida de los demás para obtener a su vez satisfacción personal.
  • Comunicación y sinceridad: todos valoramos esa comunicación honesta que escucha y atiende, que es sincera y que lejos de juzgar o sancionar nos permite crecer y sentirnos parte de los demás.
  • La paciencia: todos en algún momento vamos a fallar y el hecho de contar con alguien que nos muestre empatía, comprensión y mucha paciencia, nos ayudará.
  • La lealtad: es la disposición y el compromiso, es querer dar lo mejor de nosotros mismos para que la relación funcione siendo leales a los demás y también a nuestros propios principios. Ello implica saber gestionar los conflictos y luchar por las personas que amamos, también en momentos de dificultad.
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Familia son las personas que dan luz a mi corazón, las que no me traen tormentas y que respetan mis espacios, aceptan mis defectos y me regalan sonrisas en días de tristeza.

 


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