Las distintas fases del choque cultural
En un mundo cada vez más globalizado, las migraciones y traslados entre países son cada vez más comunes. Las casuísticas que pueden llevar a un individuo a abandonar su lugar de origen son diversas; si bien todos somos conscientes del reto que supone esta decisión, no siempre conocemos las fases del choque cultural que suceden durante los primeros años.
La necesidad de ajuste a una nueva cultura, un nuevo idioma y un estilo de vida diferente producen un verdadero impacto emocional. Es lo que se denomina choque cultural, una experiencia en la que están presentes emociones como el miedo, la tristeza, la euforia, la confusión y la incertidumbre.
Sin embargo, no se trata de algo estático y continuo. El migrante atravesará distintas etapas, con sus características propias, hasta lograr adaptarse al nuevo entorno; un proceso que puede durar años. Veámoslo en profundidad.
Las fases del choque cultural
Diversos autores han estudiado el impacto de una nueva cultura en la persona que se traslada de país. A este respecto, destaca la teoría de “la curva U” de Lysgaard (1955), que afirma que existen tres etapas en el proceso de ajuste cultural. En un primer momento, la persona siente euforia o felicidad, posteriormente enfrenta la disonancia cognitiva y el desequilibrio para, finalmente, estabilizarse.
Sin embargo, posteriormente fue la teoría de Gullahorn y Gullahorn (1963) la que ha ganado una mayor repercusión. Según la misma, las fases del choque cultural son cinco y se disponen en forma de W. Así estos altos y bajos cognitivos y emocionales conducen al migrante a una adaptación a su nuevo lugar de residencia.
La curva W y las cinco fases del choque cultural
1. Luna de miel
En esta etapa inicial destacan la emoción, la felicidad y la euforia. El país huésped resulta fascinante, estimulante y novedoso. Las diferencias con respecto a nuestra propia cultura tienden a percibirse como positivas y nos sentimos motivados a aprender y cooperar. Además, aún sentimos cercana toda nuestra identidad y relaciones anteriores.
2. Choque cultural
En este momento la novedad se termina y la nueva realidad resulta irritante, fría y extraña. Los valores y el modo de vida del nuevo destino no se comprenden ni se comparten y surge la idea de que todo era mejor en el lugar de origen.
Los sentimientos de hostilidad, ansiedad, frustración y tristeza se hacen presentes y pueden experimentarse síntomas somáticos. La red social de apoyo con la que antes contábamos (familia y amigos) parecen ahora realmente lejanos e inaccesibles.
3. Ajuste inicial
Durante la etapa de ajuste vuelven a resurgir las emociones positivas y agradables. La nueva cultura, y sus costumbres, ya nos resultan familiares y comprensibles. Hemos alcanzado un nivel de confort adecuado y la soledad ya no se acusa tanto. La visión es ahora más objetiva y práctica, y nos sentimos dispuestos a disfrutar de nuestra nueva rutina.
4. Aislamiento mental
Esta fase suele ocurrir tras una visita o viaje al país de origen. Se comprueba que las cosas en nuestro hogar han cambiado y ya no nos sentimos ni de aquí ni de allí; el sentimiento de pertenencia se ve afectado, mientras quedamos atrapados entre dos mundos a los que no pertenecemos totalmente. El sentimiento de añoranza por un pasado que ya no existe es evidente.
Además, en el país huésped ya hemos establecido una rutina, ya no hay novedades ni estimulación; y es entonces cuando podemos pararnos a pensar lo mucho que extrañamos nuestra antigua vida y entorno. El sentimiento de aislamiento y soledad predomina.
5. Adaptación
Por fin la cultura, costumbres y valores del nuevo país nos resultan totalmente familiares y propios. Logramos adaptarnos a vivir y trabajar en este lugar sin sentirnos extraños o frustrados. Estamos cómodos y nos sentimos como en casa.
Supera las fases del choque cultural
Para atravesar las diferentes fases de este proceso de ajuste cultural pueden ser necesarios varios años. Además, es importante recalcar que no se trata de un proceso lineal. Las fases pueden alternarse y repetirse en diversas ocasiones, hasta que finalmente se llegue a la adaptación.
Saber de la existencia de las mismas puede ayudar al migrante a comprender las emociones que está experimentando, a normalizarlas. De esta manera se reduce la sensación de incertidumbre, sabiendo qué puede esperar a continuación y, con suerte, finalizar el proceso de forma exitosa.
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- Black, J. S., & Mendenhall, M. (1991). The U-curve adjustment hypothesis revisited: A review and theoretical framework. Journal of international business studies, 22(2), 225-247.
- Gullahorn, J. T., & Gullahorn, J. E. (1963). An extension of the U-curve hypothesis. Journal of Social Issues, 19(3), 33–47