La generación copo de nieve

La generación copo de nieve
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por María Hoyos

Última actualización: 06 abril, 2022

La generación copo de nieve o generación millenial es aquella de los que han alcanzado la edad adulta en la década de 2010. Es un término que se aplica por la supuesta “volatilidad” o “volubilidad” que caracteriza a los que pertenecen a ella. Según los medios de comunicación, esta generación se diferencia de todas las demás en su inestabilidad emocional, su susceptibilidad y su escasa resiliencia.

La denominación de la palabra surge como una confluencia de factores: la palabra ‘copo de nieve’ (del inglés snowflake) se elige por su originalidad, ya que los copos de nieve son únicos en su forma. La generación copo de nieve es, según algunas fuentes, una generación que proviene de una infancia en la que ha primado la sobreprotección.

¿Cuándo surge la generación copo de nieve?

Durante la década de 2010, existe toda una generación (incluso más de una) que ha alcanzado la mayoría de edad, y eso “los clasifica como millenials . Han crecido en paralelo al rápido desarrollo de las nuevas tecnologías y son prácticamente nativos digitales. El término debe su acuñación a Chuck Palahniuk, autor de El club de la lucha, donde se explica que “nadie es especial, nadie es un copo de nieve”.

Mujer con móvil y helado intentando conectar con los demás

Chuck Palahniuk define a la generación copo de nieve como un nuevo victorianismo, caracterizado por la facilidad de ofensa de aquellos que pertenecen a él. Habla, por ejemplo, de que cada generación se ofende por determinados hechos, pero sorprende la facilidad con la que se ofenden los alumnos de sus amigos docentes en la universidad, un espacio abonado generalmente al debate y la opinión crítica.

¿Qué tienen de especial los millenials?

En general, las personas que pertenecen a la generación copo de nieve tienen un sentido exagerado de su condición única. Se les tacha de caprichosos, susceptibles y de contar con un sentido exagerado de lo que es políticamente correcto (de alguna manera la sociedad parece echar de menos en esta generación el espíritu revolucionario que parece haber sido siempre bandera de juventud). También se les tacha de generación conflictiva, ya que, según determinadas opiniones, no toleran fácilmente la crítica, especialmente si atacan de forma inteligente su forma de pensar.

Pero la mitad de la fuerza de trabajo en 2020 también parece contar con otras ventajas o virtudes frente a otras generaciones. Como ya se ha visto, son nativos digitales, lo que significa que conocen o aprenden mucho más rápido cualquier aspecto tecnológico de nuestro tiempo. Gracias a su “escasa paciencia”, los millenials suelen encontrar maneras creativas de resolver problemas, lo cual hace que se adapten más rápido a los cambios. Esta facilidad para adaptarse es un requisito cada vez más demandado en los puestos de trabajo.

La generación copo de nieve cuenta también con problemas únicos que en muchas ocasiones son despreciados por el resto de generaciones. La ansiedad ante nuevos retos, jamás antes vistos en la sociedad o en el mundo del trabajo (en relación con las redes sociales o la comunicación instantánea, por ejemplo), es a menudo ridiculizada.

El verdadero problema

¿Son los millenials realmente tan característicos o es que viven en una sociedad que no está preparada para ellos? Hasta hace medio siglo no se concebía el ordenador o la tecnología avanzada como una parte más del ecosistema doméstico/cotidiano, por ya no hablar del teléfono o de las tablets. Para la generación copo de nieve estos inventos, de una manera u otra, siempre han formado parte de su interacción con el mundo. Así, para el resto de generaciones es complicado entender lo que significa esto y cómo este proceso de maduración acompañado de la tecnología puede afectar a la configuración mental.

Amigos haciéndose un selfie

Es  comprensible, por ejemplo, que alguien acostumbrado a la rapidez de la comunicación actual pueda no encontrarle el sentido a una carta. No podemos desaprender los procesos naturales, pero sí podemos aprender a tolerar otras formas de ver el mundo. A fin de cuentas, se tacha a esta generación de intolerante cuando muchos medios señalan solo los aspectos negativos que parecen definirla.


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