En una pareja, ¿qué diferencias existen entre hombres y mujeres?

En una pareja, ¿qué diferencias existen entre hombres y mujeres?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 16 enero, 2018

Los roles de género son cada vez menos marcados, al menos en la sociedad occidental. Ya no estamos en aquellas épocas en las existía una frontera bien definida que separaba por completo a hombres y mujeres. En términos políticos esto representa, sin duda, un enorme avance, al igual que en términos sociológicos. Pero en el mundo de las emociones es un tema que sigue generando alguna confusión.

Hombres y mujeres tenemos una anatomía completamente diferente. Esa diferencia biológica marca también un contraste indiscutible en el lugar que tenemos en el mundo. Por más que hoy se ha establecido que cada uno de los sexos tiene rasgos y componentes del otro sexo, la diferencia anatómica parece empezar a condicionar de alguna manera el destino de cada género.

“No son los dos sexos superiores o inferiores el uno al otro. Son, simplemente, distintos”

-Gregorio Marañón-

El discurso de la igualdad de géneros ha sido un gran aporte para el avance social. Su principal virtud ha sido la de otorgarle a la mujer mayor autonomía en todos los terrenos.

Los movimientos feministas han logrado, poco a poco, el reconocimiento pleno de los derechos ciudadanos para la mujer, así como de los derechos laborales y, más recientemente, de los derechos reproductivos. Al mismo tiempo, ha suscitado una cierta crisis de identidad en ambos sexos.

Identidad de hombres y mujeres

Tijeras en forma de hombre y mujer

Tanto los hombres como las mujeres en la actualidad deben definir a lo largo de la vida cómo ejercerán su rol de género. Antes eran la cultura y la sociedad quienes decidían por nosotros: había una casilla para cada quien y solo se trataba de ocuparla del mejor modo posible, o rebelarse y desarrollar nuevos mecanismos de adaptación o desadaptación.

Ahora todos lo tenemos mucho más complicado. Cada cual debe ir diseñando una forma de ser mujer o de ser hombre, según sus propios rasgos de carácter y las circunstancias en las que viva. Existe, de todos modos, una gran presión que induce a que todos nos masculinicemos un poco, ya no en la faceta de fuerza bruta, sino principalmente en términos laborales y de valores.

La sociedad occidental privilegia valores típicamente masculinos como la audacia, la competitividad, el cálculo y la agresividad en las iniciativas, por mencionar solo algunos de ellos. Pero, se demeritan valores típicamente femeninos como la sensibilidad, el instinto de protección y la receptividad, entre otros.

Hoy en día triunfan con mayor facilidad los hombres y las mujeres que desarrollen habilidades típicamente masculinas.

En el mundo de la pareja, en cambio, las cosas son a otro precio. En este terreno sí se experimenta la polaridad de géneros. Primero, recordemos las diferencias anatómicas, que forman parte de la atracción sexual. Segundo, en la forma de amar, es decir, de otorgar significado al vínculo que se establece entre hombres y mujeres.

El amor y la polaridad entre hombres y mujeres

Dicen los conocedores del tema que la sexualidad se puede ejercer de forma masculina o femenina, sin importar si estamos hablando de hombres o de mujeres.

monedero en forma de pareja simbolizando la unión de hombres y mujeres

La sexualidad masculina tradicionalmente ha sido más inmediatista y centrada en el placer genital. Ha sido así por dos razones anatómicas básicas: una, el órgano sexual masculino es externo y, por lo tanto, el placer sexual está más focalizado; dos, la mujer es la receptora, la gestadora desde el punto de vista físico.

El erotismo femenino es, por decirlo así, más “deslocalizado”. No solamente experimenta el placer sexual con sus genitales, sino con todo su cuerpo. Su sexualidad es más compleja: involucra múltiples zonas erógenas y, por lo general, está fuertemente asociada a estímulos emocionales.

Los hombres, en cambio, solo experimentan el placer sexual pleno con la penetración y la eyaculación. Mientras que ellos se despojan y salen de sí en un orgasmo, las mujeres acogen lo nuevo dentro de ellas, después de la eyaculación. Para ellos, algo termina. Para ellas, algo comienza simbólicamente, aunque no haya lugar a la gestación.

Diferencias emocionales

Hombres y mujeres representados en un candado

Estas particularidades anatómicas también tienen un correlato en el mundo emocional. Instintivamente, y debido a la capacidad de alojar una nueva vida, las mujeres son más selectivas tanto en la elección de pareja, como en los momentos de intimidad. Los hombres no lo serán tanto.

De igual modo, en las mujeres aparece un apego o un vínculo que se mantiene tras el acto sexual. Al fin y al cabo, su cuerpo y su mundo interior ha tenido la presencia de otro ser dentro de sí. Los hombres, en cambio, anatómica y emocionalmente, “terminan” fuera de sí.

A estas determinaciones básicas hay que sumar otras particularidades emocionales que, no siempre pero sí regularmente, suelen definir a cada género. Ellas, en definitiva, le otorgan al amor un sentido más difuso, pero también más florido y creativo. Ellos, casi siempre son más dados a enfatizar en las consecuencias prácticas de los afectos.

Esa complementación es precisamente lo que separa, pero también lo que une. Lo que genera atracción y rechazo al mismo tiempo. Porque solamente de esa polaridad entre hombres y mujeres nace un mundo completo.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.